Podría parecer que ninguno lo es, pero Jacinto Benavente compartió que:
El único egoísmo aceptable es el de procurar que todos estén bien para estar uno mejor.
En realidad, egoísmo debería significar simplemente «práctica del yo» (porque ego equivale al yo, e ismo significa práctica, doctrina o actividad). Normalmente se considera un defecto ser egoísta, es decir, pensar primero en uno mismo y (casi) nada en los otros. Pero como veremos por las frases de los siguientes escritores y escritoras, no siempre es tan malo. O, mejor dicho, nos lo podemos tomar con humor.
El egoísmo ya se conocía en la antigüedad, y así Sófocles, que nació en el 495 a. C. pensaba que estábamos condenados al egoísmo:
Siempre se repite la misma historia: cada individuo no piensa más que en sí mismo.
Unos siglos después, Cicerón también pensó sobre este tema:
El egoísta se ama a sí mismo sin rivales.
Sobre si es positivo o no, está claro que Concepción Arenal creía que cuanto más egoísmo, peor:
Los grandes egoístas son el plantel de los grandes malvados.
Y para George Sand está claro que tampoco era algo muy bueno:
No hay verdadera felicidad en el egoísmo.
Para José Saramago era algo inevitable:
Aún está por nacer el primer ser humano desprovisto de esa segunda piel que llamamos egoísmo.
Lo mejor es reconocerlo y aceptarlo si lo somos, como Jane Austen (o alguno de sus personajes):
He sido un ser egoísta toda mi vida, no en teoría, pero sí en la práctica.
En el amor el egoísmo parece que es algo relativo. O que una cosa son los sentimientos de las personas egoístas, porque según F. Scott Fitzgerald:
Las personas egoístas son incapaces de enamorarse.
Y otra cosa el sentimiento, para Alejandro Dumas:
El amor es la más egoísta de todas las pasiones.
Es muy bueno tomárselo con humor, como Jean Cocteau:
Un egoísta es aquel que se empeña en hablarte de sí mismo cuando tú te estas muriendo de ganas de hablarle de ti.
O como Ambrose Bierce:
Un egoísta es una persona que piensa más en sí misma que en mí.
Y para el final, algunas reflexiones sobre el egoísmo de Oscar Wilde :
El egoísmo no consiste en vivir como uno desea, sino en pedir a los demás que vivan como uno desea vivir. La falta de egoísmo es la no interferencia en la vida de los demás.
No es egoísta pensar por uno mismo. El hombre que no piensa por sí mismo no piensa.