Normalmente en estas entradas de Ágora todo empieza con una palabra que me interesa, y después busco frases sobre qué significa o significó para algunos autores o autoras. Pero en este caso, buscando frases con la palabra mar (también me valía océano), me llamó la atención el elevado uso de la palabra agua para hacer comparaciones, mediante símiles o metáforas, y también explicando lo necesaria que es para la vida.
La frase del título es de Rabindranath Tagore, y creo que es una buena forma de empezar esta entrada de Ágora, llena de frases de escritores y escritoras sobre la sorpresa y el asombro, o sobre lo que nos sorprende y asombra. Porque, aunque no son exactamente lo mismo, sí que tienen mucha relación. Según la RAE, sorprender, en sus dos primeras acepciones, significa «pillar desprevenido» o «conmover, suspender o maravillar con algo imprevisto, raro o incomprensible», mientras que la primera acepción de asombrar es «causar gran admiración o extrañeza en alguien».
No sé si la expresión de sorpresa (ojos abiertos, cejas alzadas, boca abierta, y, a veces, descenso de la mandíbula) es universal en todas las culturas, pero en la foto de Mpumelelo Macu, tomada en Memolodi, Pretoria, Sudáfrica, creo que se refleja bastante bien que están sorprendidos. O atónitos. O por lo menos poniendo cara de sorpresa o de asombro… Fuente: Unsplash.
La frase del título pertenece a la dedicatoria de El principito, de Antoine de Saint-Exupéry (se lo dedica a su gran amigo León Werth y explica por qué lo hace). La frase completa es así:
Todas las personas mayores fueron al principio niños. (Aunque pocas de ellas lo recuerdan.)
Así que terminó corrigiéndose a sí mismo y dedicando el libro «A LÉON WERTH, cuando era niño».
Y esta entrada de Ágora se la dedico a los niños y niñas, a la infancia, a la niñez… precisamente en el Día Mundial del Niño y de la Niña que se celebra el 20 de noviembre.
Algo imprescindible para la mayoría durante la infancia: botas de agua para el barro, los charcos… Fuente: Ben Wicks, en Unsplash.