Esta vez, más que de un descubrimiento, se trata de un redescubrimiento. Y no solo eso. Es que he pasado de un extremo a otro en mi valoración de Dorothy L. Sayers. De no gustarme la primera novela que leí de ella y olvidarla totalmente (tanto a la novela como a la autora), a querer leer todo lo que pueda de su serie de misterio protagonizada por lord Peter, tras «conocerla» de verdad.
Cómo descubrí… a Wilkie Collins
Descubrí a este autor, que me encanta, gracias a otro escritor que me gusta mucho: Charles Dickens. Y tras conocerlo no he parado de leer novelas suyas. Después de la última novela que he leído, Sin nombre, creo que ha pasado a ser mi escritor (masculino) favorito. Porque nadie se puede comparar en mis afectos literarios a mi querida Jane Austen, aunque este se queda cerca (y también unos cuantos más, pero ese es otro tema).
Cómo descubrí… a William Shakespeare
Yo tendría unos quince años cuando descubrí a William Shakespeare. Y en este caso fue un descubrimiento en dos fases, pero más o menos simultáneas: en clase de Literatura y en el cine. Y años después volví a «descubrirlo»…