El título es parte de unas frases de Oscar Wilde:
Hablan mucho de la belleza de la certidumbre como si ignorasen la belleza sutil de la duda. Creer es muy monótono; la duda es apasionante.
Me encanta Oscar Wilde, pero para mí la duda no es apasionante. Aunque puedo concederle una belleza sutil…

Ya sea por mi característica indecisión personal o porque quiero llegar a la verdad (por ejemplo, cuando leo un libro), lo que yo opino de la duda está más cerca de la opinión de Arthur Conan Doyle:
Toda la verdad es mejor que la duda indefinida.
Y también, en parte, de lo que opinaba Molière:
Las dudas son más crueles que la peor de las verdades.
Aunque también entiendo que sin la duda, poco se podría avanzar, como escribió Ambrose Bierce:
La duda es la madre del descubrimiento.
Y que si existe la duda es porque pensamos o usamos la inteligencia, como se deduce de la frase de Jorge Luis Borges:
La duda es uno de los nombres de la inteligencia.
Si tengo que elegir entre dudar o cometer un error, estoy de acuerdo con Alessandro Manzoni:
Es menos malo agitarse en la duda que descansar en el error.
Y André Gide tenía claro de quién era mejor fiarse:
Cree a aquellos que buscan la verdad, duda de los que la han encontrado.
Es verdad que tampoco hay que dejarse llevar por las dudas sobre nosotros mismos, como pensaba Henrik Ibsen:
Si dudas de ti mismo, estás vencido de antemano.
Pero siempre siguiendo el consejo de Bertrand Russell:
En todas las actividades es saludable, de vez en cuando, poner un signo de interrogación sobre aquellas cosas que por mucho tiempo se han dado como seguras.