La frase del título pertenece a la dedicatoria de El principito, de Antoine de Saint-Exupéry (se lo dedica a su gran amigo León Werth y explica por qué lo hace). La frase completa es así:
Todas las personas mayores fueron al principio niños. (Aunque pocas de ellas lo recuerdan.)
Así que terminó corrigiéndose a sí mismo y dedicando el libro «A LÉON WERTH, cuando era niño».
Y esta entrada de Ágora se la dedico a los niños y niñas, a la infancia, a la niñez… precisamente en el Día Mundial del Niño y de la Niña que se celebra el 20 de noviembre.

¿Qué es la infancia? Para Ana María Matute:
La infancia no es una etapa de la vida: es un mundo completo, autónomo, poético y también cruel, pero sin babosidades.
G. K. Chesterton parece que tenía bastante idealizado lo que nos despertaba esa época:
Lo maravilloso de la infancia es que cualquier cosa es en ella una maravilla.
Hasta que ya no lo es tanto, porque se acerca la madurez, o el futuro según Graham Greene:
Siempre hay un momento en la infancia cuando la puerta se abre y deja entrar al futuro.
Para muchos autores la educación de los niños y niñas es un tema importante. Como para Josefina Aldecoa:
Educad a los niños. Educadlos en la tolerancia, en la solidaridad. Transmitidles lo más importante que tenemos: la herencia cultural.
Aunque para Jean-Jacques Rousseau, que escribió Emilio o De la educación, hay que adaptarse a cómo ven ellos el mundo (y no como los adultos):
La infancia tiene sus propias maneras de ver, pensar y sentir; nada hay más insensato que pretender sustituirlas por las nuestras.
Su educación también depende de cómo queramos que sean cuando se hagan mayores. El filósofo y psicólogo suizo Jean Piaget pensaba así:
La educación, para la mayoría, significa intentar que el niño se parezca al adulto típico de su sociedad. Pero para mí, significa hacer creadores, tienes que hacer inventores, innovadores, y no conformistas.
Aunque para Juana de Ibarbourou, poetisa uruguaya, lo de ser creativos a esa edad es más bien innato:
La niñez es la etapa en que todos los hombres son creadores.
Normalmente a lo que aspiramos es a que sean (más o menos) buenos. Y para Oscar Wilde eso se conseguiría así:
El medio mejor para hacer buenos a los niños es hacerlos felices.
Pero que sean siempre buenos y adorables es un poco difícil, según Ralph Waldo Emerson:
Jamás ha habido un niño tan adorable que la madre no quiera poner a dormir.
Por último, una frase de Aldous Huxley, sobre por qué es bueno no perder del todo algunas buenas características de la niñez al crecer:
El secreto de la genialidad es el de conservar el espíritu del niño hasta la vejez, lo cual quiere decir nunca perder el entusiasmo.