Sinopsis
La obra de John Dickson Carr es variada y cuantiosa. Su fecundidad abarca tanto los temas como las situaciones y los ambientes. Así lo pone de manifiesto en Las gafas negras y en El crimen de las figuras de cera. En la Mansión de la muerte la originalidad estriba en el personaje central: una antigua mansión inglesa trasplantada a Nueva Orleans, escenario de crímenes misteriosos, en donde se oculta un fantástico tesoro.
¿Por qué me decidí a leerlo?
Lo compré porque me encantan las historias de misterio clásicas, conocía algunas novelas de este autor, y me encontré con una buena oferta en la Feria de Otoño del Libro Viejo y Antiguo de Madrid. Elegí este libro en concreto por la sinopsis, que la casa fuera un personaje central me atraía mucho. Y luego ya solo faltaba encontrar el hueco para leerlo. (Otros que me compré fueron Enigma para divorciadas, de Patrick Quentin, y Lugares oscuros, de Alex Fraser).
¿Mereció la pena?
Me llevé una decepción, porque me esperaba mucho más. La casa es importante en la trama, pero tampoco tanto, y yo estaba deseando que diera mucho más juego. Además, a veces parecía que el autor se distraía y casi se le olvidaba que en su historia había un tesoro oculto (o eso se rumoreaba) o muertes en extrañas circunstancias. Se centraba más en las relaciones del protagonista y otros personajes, que poco tenían que ver en el misterio. Y no es que no fueran interesantes esas tramas secundarias, como la historia de amor, pero cuando leo una historia de misterio o suspense espero que el autor o autora se centre en eso. El resto me importa poco cuando yo estoy dándole vueltas a la trama de robos, asesinatos y demás delitos. Y lo que quiero es que avance y saber lo típico: qué, quién, por qué, cómo… Otra pequeña pega es que, aunque hay muertes anteriores un poco extrañas, en la novela tarda en aparecer un cadáver. Y eso a mí no me suele gustar mucho. Pero es una manía personal, prefiero que aparezca el cadáver enseguida y que así no haya peligro de que me encariñe o sienta pena por la persona muerta.
El protagonista, Jeff Caldwell, tarda en llegar a la casa, y eso me desconcertaba. Aunque realmente no era tan extraño, porque él no tiene tanta relación con la casa. Así que primero navegamos por el Mississippi, hacia Nueva Orleans, y esa travesía sirve para conocerle. La historia está contada en tercera persona, pero casi podría contarla él, porque sabemos sus dudas, sus aciertos, lo que piensa de cada personaje… La presentación del resto de personajes me gustó, poco a poco, en el barco, el Bayou Queen. Aunque tampoco son muchos personajes, viene bien presentarlos de uno en uno y así tener claro quién es quién. De esta forma conocemos a Serena y a Dave Hobart, los dos hermanos herederos de la casa; a Penny Lynn, una vecina de la casa; a Malcolm Towsend, un estudioso de casas antiguas; a Kate Keith, que parece que quiere conquistar a casi cualquier hombre que se le cruce… Y ya en Nueva Orleans, Ira Rutledge, un abogado que parece saber mucho, o el tío Gilbert, que es tío de Jeff y que, al ser fiscal, tiene mucho que ver en la solución de todo lo que pasa…
El libro se publicó en 1971, aunque la trama está situada en 1927, época en la que había bares clandestinos porque estaba prohibido el alcohol. Me gustó la ambientación, en el barco y en la ciudad. Lo que me molestaba era la mentalidad tan antigua para unas cosas, como el machismo, y la apertura de mente para otras, como la normalidad de ir a esos bares. Al final del libro el autor hace varias aclaraciones sobre la época y quién le asesoró. Y también comenta algunos parecidos, por ejemplo, con el barco, el capitán del barco, e incluso la casa. El traductor fue Andrés Osvaldo Ottaro, y algunas de sus expresiones me resultaban extrañas, pero se entendía bien. Y se agradecían sus aclaraciones, como los juegos de palabras entre Delys (así se llama la mansión, Mansión Delys) y deadly (que significa mortal). Creo que el título hubiera quedado mejor como Mansión mortal, pero tampoco es que necesitara un título con más gancho para atraerme y decidirme a leerlo.
¿A quién se lo recomiendo?
A quien quiera leer una historia centrada en los secretos de una casa y la familia propietaria, aunque esa casa no sea tan mortal como podría indicar el título.
Ritmo de lectura
Al principio un ritmo relativamente rápido, luego más lento, y, cuando ya me pareció que la trama volvía a ser interesante, otra vez rápido.
¿Leerías algo más del autor?
Probablemente sí, una experiencia algo irregular no me va a desanimar.