Las arenas cantarinas de Josephine Tey

Las arenas cantarinas - Josephine TeyThe Singing Sands - Josephine Tey

Sinopsis

De baja por fatiga mental, nuestro elegante inspector Alan Grant, de Scotland Yard, viaja rumbo a Escocia para disfrutar de unas fugaces vacaciones en la granja de su prima Laura. Sus planes no van más allá de pescar en compañía de su primo pequeño Pat, experto en cebos monstruosos, tomarse la obligada «copita de antes de cenar» con Laura y su marido Tommy o esquivar con disimulo a las variopintas candidatas solteras que su prima acostumbra a hacer desfilar ante él. Sin embargo, en el tren nocturno que lo conduce a su retiro, un hombre aparece muerto en un vagón. Tentado por las enigmáticas líneas de un poema garabateadas por el difunto en un periódico, Grant no duda en zambullirse en este inesperado caso, cuyo rastro lo conducirá hasta las remotas Hébridas Exteriores y más allá de los confines de la gris Britania. No hay médico ni nervios que puedan frenar el instinto policial de este afable y certero inspector…

Las arenas cantarinas es el quinto y último caso de Alan Grant, un misterio en el tren lleno de ingenio y humor británico, obra póstuma de una de las damas más singulares y entretenidas de la Edad de Oro de la ficción detectivesca.

¿Por qué me decidí a leerlo?

Desde que leí La señorita Pym dispone, que me gustó mucho, quise leer más obras de esta autora. Me faltaban por leer otras novelas que se publicaron antes, pero el título de esta me llamó mucho la atención. Y me servía para el reto «Todos los clásicos grandes y pequeños», de Las inquilinas de Netherfield. Para el nivel 5 tenía que leer un «clásico que forme parte de una serie o su personaje principal protagonice varios libros», y este libro pertenece a la serie protagonizada por el detective Alan Grant.

¿Mereció la pena?

Sí, por ahora es de los que más me han gustado de esta autora. Sigue por detrás de La señorita Pym dispone, pero lo he disfrutado más que La hija del tiempoEl caso de Betty Kane. Me ha interesado el caso, y no me ha importado que tuviera un desarrollo relativamente lento. El comienzo se puede encontrar con relativa frecuencia en las novelas de misterio. Se produce una muerte que parece fortuita, pero alguien, en este caso un detective de la policía, cree que puede ser un asesinato. No creo que destripe nada si comento que Alan Grant acierta al pensar que esa muerte, en un tren, no fue un accidente. Lo más original es que en un principio no piensa ni en investigar, pero un poema, en el que aparecen «las arenas cantarinas», le despierta la curiosidad y poco a poco se va implicando… El caso no era realmente complicado, pero creo que la parte más importante es cómo se desarrolla esta investigación extraoficial. Y lo que influye no estar en buenas condiciones mentales para resolverlo.

La mayor parte de la novela transcurre en Escocia. Cuenta bastantes cosas curiosas de esa zona, pero sin idealizar a la gente, ni sus costumbres. Más bien parece un poco lo contrario. Incluso a los paisajes la narradora, que parece que sabe muy bien lo que piensa Alan, les pone alguna pega de vez en cuando. Los personajes no son muchos, porque en la zona en la que está descansando no hay mucha gente. Y la investigación no es la típica en la que hay varios sospechosos que conocemos desde el principio. Lo que no me esperaba es que fuera la última novela con Alan Grant como protagonista, y me enteré al leer entera la sinopsis. Aunque siendo póstuma es más comprensible. En esta novela el detective me ha parecido más humano y cercano que en otras. No es que estuviera de acuerdo en todo con él, pero no me disgustaba lo que pensaba. Y creo que es un buen ejemplo de una persona que se da cuenta de que tiene que parar, y reconsiderar su vida y sus metas.

Un tema que me llamó la atención es el amor. Alan se reencuentra con un amor de juventud, Laura, con la que sigue teniendo buena relación (y también con su marido y su hijo). Y lo que piensa Alan sobre las parejas es una de las cosas en las que no estaba de acuerdo. Él cree que, si tiene mucha confianza con una persona, como él con Laura, a la que no le importa contarle que tiene ataques de pánico, eso quiere decir que ya no sigue enamorado y ha pasado página. Y a mí me parece que precisamente es lo contrario, que tener esa confianza sí que denota cariño. Otra cosa es que él disfrute de ese sentimiento en el que lo que más importa es la novedad, el coqueteo, dar buena impresión y que no se noten los defectos, y crea que eso es el amor. Con esa forma de pensar, y cómo se comporta al conocer a una mujer con la que le quieren juntar y que le gusta, no me extraña que a Alan le cueste encontrar pareja definitiva.

¿A quién se lo recomiendo?

A quien quiera leer una novela con un poco de misterio, otro poco de reflexión sobre la vida, conocer algunas partes de Escocia…

Ritmo de lectura

Un ritmo medio, porque no es una novela trepidante. Creo que se contagia el sentir del protagonista, que estaba pasando por un mal momento, y se recupera poco a poco.

¿Leerías algo más de la autora?

Seguramente leeré las novelas que me faltan, como Un chelín para velas, aunque ya no pueda seguir el orden de las novelas, que es lo que suelo intentar. Lo que no sé es cuándo.

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