Sinopsis
Pocas escritoras de finales del siglo XX y principios del XXI han sido más leídas, han aunado tantos premios, crítica y lectores y han suscitado tal admiración y amor como Almudena Grandes. Lectora voraz, Almudena escribió para que su generación lograra ser tan moderna como lo había sido la de sus abuelas durante la Segunda República. Empeñada en recuperar las huellas de un pasado oculto por la dictadura, investigó, descubrió y ficcionó los márgenes de un país olvidado, haciendo de la memoria el eje central de su obra literaria y convirtiéndose en una rastreadora de personajes y de historias. Pero Almudena no solo tenía el secreto de la literatura, sino que supo acertar con la vida para mantener siempre la alegría intacta. Estas páginas son un viaje por los años y las palabras de una mujer comprometida con su tiempo, pero, sobre todo, con los libros.
Como otras autoras de su generación, Aroa Moreno Durán creció leyendo a Almudena Grandes y tuvo la gran suerte de conocerla. En este libro reivindica su memoria y su obra y, junto con Ana Jarén, le rinde un emocionado homenaje.
¿Por qué me decidí a leerlo?
Me lo regaló por mi cumpleaños una gran amiga que sabía que Almudena Grandes era mi autora favorita, pero que pensó que, como no suelo leer novela gráfica, yo estaría dudando si comprarlo o no. Y dio en el clavo, porque sí que estaba dudando, y seguramente al final no lo hubiera hecho.
¿Mereció la pena?
Me ha gustado mucho esta novela gráfica que, más que una biografía, es un homenaje que le hace Aroa Moreno Durán, y que ha ilustrado bellamente Ana Jarén. Un homenaje a una mujer comprometida con su tiempo, muy libre y, sobre todo, muy alegre. Sabía que no iba a ser yo objetiva con este libro, porque mi admiración por Almudena es tremenda, como escritora, pero también como mujer. Las dos somos de la misma generación, y sigo su obra desde el principio, cuando ganó el premio La sonrisa Vertical con su novela Las edades de Lulú. Me pareció una novela de mucha calidad, en la que se atrevía a contar cosas de las que entonces todavía no se hablaban, y mucho menos una novelista joven. Desde entonces, siempre que sacaba novela yo la compraba y la leía. Así que he leído todas sus novelas que, además, tengo en papel, ahora que ya casi no leo en ese formato. Pero también leía sus editoriales en la prensa, y descubrí que teníamos ideas políticas muy parecidas. Además, admiraba que fuera tan clara, siempre defendiendo sus ideas, a pesar de que podría haber sido más fácil callarse para haber vendido más libros. Pero su compromiso estaba por encima del dinero. Primero era persona y, luego, escritora.
Me gusta cómo la ha descrito Aroa Moreno Durán, de la que he leído los dos libros que ha escrito, La hija del comunista y La bajamar. Y me ha gustado porque le demuestra mucho cariño durante todo el libro, y cuenta que le estaba muy agradecida por la generosidad que tuvo Almudena con su primera novela. Además, se nota el cariño y la admiración que siente por ella y que es muy parecido a lo que yo pienso: que se convirtió en un referente como escritora, pero también como mujer. Explica la autora que esta biografía no hubiera sido posible sin la gran ayuda del marido de Almudena, el poeta Luis García Montero, ni de sus hijos, familiares y amigos, que le contaron cientos de cosas de la niñez, juventud y madurez de la gran escritora. Aunque no solamente da datos biográficos, también habla de su intimidad. Como que le gustaba cocinar para sus amigos, y reunirlos para charlar de todo y para bromear, divertirse, cantar.
Me ha gustado conocer cosas de su vida. Su historia de amor con Luis García Montero; lo mucho que le gustaba cocinar; su pasión por el fútbol; saber que apareció como actriz en una película de Oscar Ladoire; que frecuentaba de joven los mismos sitios que yo frecuentaba por la Malasaña de entonces. Pero, sobre todo, conocer a su familia. A esas abuelas que fueron mucho más modernas que su madre por la dictadura, y cómo la escritora quería que volviera esa modernidad a nuestra sociedad. En esta novela gráfica también está muy presente ese Madrid y ese Rota que tanto amaba.
Ya he comentado que no suelo leer novela gráfica, y por eso se me estaba olvidando comentar algo sobre las ilustraciones. Me han parecido maravillosas, entrañables, como la misma Almudena. Coloridas, además, como ella misma, muy alegres, con esa alegría que también ella llevaba como bandera, y un poco naif. Y hasta con una receta muy rica de chipirones que hacía Almudena.
¿A quién se lo recomiendo?
A quien le gusten las novelas gráficas. Esta tiene unos dibujos preciosos.
A los que os gusten las biografías sencillas, sin demasiados datos. Más bien contando cómo es la persona.
A quien adore a Almudena Grandes, porque es un precioso homenaje el que le han hecho estas dos mujeres.
Ritmo de lectura
Ha sido una lectura lenta, pero porque me he emocionado demasiadas veces y he tenido que dejar de leer. Unas veces por lo que se cuenta, y otras solamente de pensar que no voy a leer nada más de Almudena Grandes.
¿Leeré algo más de esta autora?
De Aroa Moreno Durán he leído ya sus tres libros publicados. Y sí que seguiré leyendo todo lo que publique, porque los tres me han gustado mucho.