Sinopsis
¿Por qué me decidí a leerlo?
Porque me había leído antes otro libro de Josephine Tey, La señorita Pym dispone, que me gustó mucho, y quería leer más libros de ella. Pensé que este sería el primero de su serie del detective Alan Grant, pero no, es el tercero (y podía haberme leído el segundo, Un chelín para velas, que es el último que ha publicado la editorial Hoja de Lata, pero pensé que iría después de este). Así que mi deseo de empezar las series por el primero y seguir el orden no se ha cumplido (y llevo ya unos cuantos…).
¿Mereció la pena?
Sí, pero me esperaba otra cosa. Me ha parecido más una novela costumbrista, con personajes bastante peculiares, que una novela de misterio, que era lo que yo creía que iba a leer. Por la sinopsis me parecía un caso fascinante. Pero en el fondo es más una historia sobre qué versión es la verdadera: la de Betty Kane, supuestamente retenida contra su voluntad, o la de las Sharpe, supuestas secuestradoras. Y las consecuencias que tiene no saber a quién creer. La historia me pareció muy curiosa, y también amena y a ratos bastante divertida, pero sin más sospechosos yo no la metería en la categoría de policiaca o de misterio. Me gustó que el caso fuera original, un extraño secuestro, y no una muerte como casi siempre. El final me decepcionó un poco, demasiado final feliz, y también me pareció que perdía un poco la gracia porque los personajes se volvían más “normales”.
Aunque forma parte de la serie protagonizada por Alan Grant, este detective aparece muy poco (porque tampoco tiene mucho que hacer en la trama). El protagonista indiscutible es Robert Blair, aunque su historia no la cuenta él en primera persona, sino un narrador desconocido que solo sabe lo que le va pasando a Robert. Es un hombre de mediana edad (unos cuarenta años, pero como es así como se describe a Marian Sharpe, la hija de la señora Sharpe, que es de su edad, pues él también se merece esa descripción), que cree que su vida es muy tranquila y parece que quiere algo más de emoción. A mí me parecía que con familiares, vecinos y compañeros de trabajo tan peculiares no necesitaba más para distraerse, pero a él no. Así que enseguida acepta la oportunidad de un cambio defendiendo a las Sharpe, unas vecinas muy extrañas, aunque él no es un abogado penalista.
En cuanto al resto de personajes, casi todos son bastante especiales. Robert vive con su peculiar tía, a la que no parece que se le dé muy bien prestar atención, y que tiene una cocinera que de vez en cuando sufre crisis religiosas, lo que acaba afectando a su cocina. Sus compañeros de bufete varían entre el preocupado por la imagen de la firma, el que está ahí por ser “hijo de” y que es bastante alocado, o la que parece que solo vive para perpetuar las costumbres (o casi rituales) del bufete. Sus defendidas casi no se relacionan con nadie, y viven en una casa que despierta mucha curiosidad al resto del pueblo. El inspector Hallam, de la policía local, cree que por los rasgos se puede saber quién es un criminal… Si los personajes me parecieron peculiares, también sus costumbres, como tener los coches en garajes lejos de la casa, y compartidos con caballos, o que se puede saber si alguien ha caído en desgracia en función de la cafetería a la que vaya.
Aparece mucho el «linchamiento» a las mujeres por sus comportamientos, y eso reconozco que me molestó bastante. Critican y miran mal a las Sharpe porque existe la posibilidad de que sean unas secuestradoras, o simplemente por vivir de forma tan aislada e independiente. Los que no se fían de Betty Kane enseguida piensan lo peor de ella y también de su madre, por no ser una madre abnegada. E igual pasa con una de las chicas de la limpieza… Que no es que algunos de sus comportamientos (o todos) no sean criticables, y alguna también es directamente una mala persona, pero me parecía injusto ese trato, y más cuando a veces parecía puro ensañamiento. En el caso de los hombres no parece que pasara tanto, por lo menos en esta novela.
¿A quién se lo recomiendo?
A quien le gusten las historias peculiares, con un poco de humor y otro poco de misterio.
Ritmo de lectura
Un ritmo medio, tirando a rápido, porque, aunque se lee muy bien, no me tenía muy enganchada.
¿Leerías algo más de la autora?
Sí, seguramente que sí, porque me gusta su forma de narrar, aunque las historias resulten ser más sencillas de lo que me esperaba.