(He puesto la portada también en francés, además de en ruso, porque en la edición castellana ponen los dos como título original, y para la traducción de Marta Rebón, aunque sea del ruso, parece ser que usaron esa edición francesa de 1988).
Sinopsis
El 2 de setiembre de 1939, el día después de la invasión de Polonia por el ejército alemán, dos amantes se separan en París. Olga, una exiliada rusa, se despide de Einar, que regresa a Suecia, con la esperanza de que pronto volverán a reunirse. Einar le dice que espera que ella vaya a Estocolmo, que podrían ir juntos a Brasil, o viajar a Rusia… Ni se imaginan la magnitud de la guerra que está a punto de estallar ni las dificultades a las que deberán enfrentarse. ¿Sobrevivirá ese amor?
¿Por qué me decidí a leerlo?
En la Feria del Libro de 2022 vi estos libritos llamados «Pequeños Placeres» y decidí llevarme ese (y alguno más) por ser de una autora rusa. Creo que hasta ahora solamente había leído escritores rusos y ninguna escritora. Y decidí leerlo ahora porque me servía para el reto «Todos los clásicos grandes y pequeños», de Las inquilinas de Netherfield, como «clásico de 200 páginas o menos», en el nivel 2. En concreto tiene 82 páginas.
¿Mereció la pena?
Me ha sorprendido la historia, y eso que no tenía demasiadas ideas preconcebidas. Lo que más me gustó es que la narración tiene un estilo poético, y me gustaba cómo enlazaba las escenas del relato. Una cosa curiosa es que dice que los rusos siempre tienen un poema para cada ocasión de la vida. Eso no sé, pero sí que creo que en prácticamente todas las obras rusas que he leído, que tampoco son muchas, suelen mencionar a otros autores rusos. Tampoco puedo decir que disfrutara este relato porque cuenta situaciones duras y tristes, que me han conmovido. Y eso que la narradora en primera persona, Olga, me transmitía una cierta frialdad. Además, no es una persona que pregunte demasiado a los demás qué sienten, ni le hacen demasiadas confidencias. Aunque igual es porque ella tampoco hace demasiadas, ni siquiera en su relato me parecía que descargara todo lo que siente.
Me estuve preguntando hasta qué punto se basaría en personas reales, y al terminar el libro y empezar la reseña me fijé en la solapa. Allí indica que para sus obras se inspiró en las vidas de gente que conoció en París, del círculo de exiliados rusos. Como Anna Ajmátova, Vladímir Nabokov, Borís Pasternak o Marina Tsvetáieva. Supongo que también conoció a personas de otras nacionalidades, porque esta historia empieza en París, con una rusa exiliada y un sueco que se aman, pero que se van a separar sin saber si podrán volver a verse.
El relato está dividido en cuatro capítulos, y creo que podrían formar dos partes. La primera parte sería durante la guerra y también un poco antes, con los capítulos 1 y 2. Y la otra ya en período de paz, con el 3 y el 4. La que más me gustó fue la primera, aunque sea, evidentemente, la más dura. Con París ocupada por los nazis y una gran incertidumbre sobre qué va a pasar. En la segunda parte también me daba la sensación de que cualquier cosa podría ocurrir, y no me convencía ningún final que pudiera imaginarme, aunque no me disgustó el desenlace.
Una cosa que sí que me preguntaba era por qué todos los personajes, después de la guerra sobre todo, no se alejaban de la situación en la que están o que se les presenta. Que es lo que creo que hubiera hecho yo. Por la sinopsis parece que la historia va a ser romántica, esperando para saber si al final triunfará o no el amor, a pesar de todo lo que les pasa a Olga y Einar: una guerra, varios años, la distancia…. Pero creo que es una historia que no pone en buen lugar al amor, tanto por quienes olvidan fácilmente, o no pueden pasar página, o se acomodan y se dejan llevar, o quienes manipulan las relaciones. (Lo cuento en plural, aunque es más bien uno de cada, pero no quiero destripar el final).
Mi personaje favorito fue Dimitri Gueórguievich, un escritor famoso, tío político de Olga. Ella trabaja para él y le acompaña en los duros momentos de la ocupación. Y él me daba un poco de pena y algo de ternura, porque no es capaz de entender qué está pasando en el mundo que conocía, ni consigue adaptarse. Eso en el momento en que están ellos dos solos en su piso en París, porque antes no creo que me hubiera resultado demasiado simpático. Según cuenta Olga, en el pasado quería que todo el mundo a su alrededor fuera productivo, incluida su familia política, y eso hizo que la infancia de Olga fuera bastante dura. Olga me daba pena, pero luego tenía algunas reacciones que hacían que se atenuara un poco mi lástima. Porque me sentía como si me resultara más duro a mí que a ella. Einar me parecía que tenía poca personalidad. Aparecen algunos personajes más, como Emma, que cada vez que hacía o decía algo me desconcertaba, o Mario, que también me sorprendió.
¿A quién se lo recomiendo?
A quien quiera leer una historia muy corta sobre los estragos de una guerra específica, la Segunda Guerra Mundial, pero que probablemente puede ocurrir en cualquiera de ellas.
Ritmo de lectura
Cada “parte” la leí rápido, pero hice una larga pausa entre las dos.
¿Leerías algo más de la autora?
No lo descarto, pero por el momento no creo que lo haga.