François VI, duque de La Rochefoucauld, nació el 15 de septiembre de 1613 en París. Fue educado como noble, con ejercicios militares, conocimiento del mundo, etiqueta, caza… Le casaron a los 15 años y un año después entró en el ejército. Luchó en Italia y Flandes contra los españoles, y después se unió al servicio de Ana de Austria, participando en las intrigas contra el cardenal Richelieu. Por ello pasó unos días en prisión y fue desterrado dos años. Tras la muerte de Richelieu, con el cardenal Mazarino en el poder, se unió a los nobles rebeldes, pero tampoco salió victorioso. Tras la muerte de Mazarino, en 1661, regresó a la corte, y empezó a frecuentar los salones de Madame de La Fayette, Madame de Sevigné o Madeleine de Scudéry. Las intrigas las relató en sus Memorias, publicadas sin su permiso en 1662. En 1665 publicó su propia edición. Se hizo famoso por las «máximas», una especie de aforismos filosóficos, con las que expresaba brevemente sus opiniones morales. Las primeras aparecieron en Máximas: reflexiones o sentencias y máximas morales. Antes de morir en 1680 aprobó la publicación de otras cuatro ediciones.
Más información:
https://es.wikipedia.org/wiki/François_de_La_Rochefoucauld
Frases:
Las pasiones son los únicos oradores que siempre convencen. Ellas son como un arte de la naturaleza, donde las reglas son infalibles, y la persona más simple, poseída por la pasión, convence mejor que la más elocuente que no la sienta. (Reflexiones y máximas morales)