Sinopsis
Concha Espina nació en Santander en 1877 y murió en Madrid en 1955. Comenzó a escribir desde muy joven y publicó sus primeras poesías en El Atlántico, diario de su ciudad natal. Marchó a Sudamérica, donde colaboró en diversos periódicos, especialmente en El Correo Español, de Buenos Aires. De vuelta a España se dio a conocer como escritora, destacando sobre todo sus novelas, de cuidado estilo, cuyos personajes reflejan los tipos de su tierra natal. Colección Austral, que ya ha publicado La rosa de los vientos, Altar mayor y La esfinge maragata, presenta en este volumen La niña de Luzmela, novela publicada en 1909. Concha Espina nos narra en ella la historia emotiva de una huérfana, Carmencita, la cual, a la muerte de su padre, sufrirá una serie de vicisitudes al tener que vivir en el seno de una familia hostil, oscurecida por sentimientos y acciones impulsivas.
¿Por qué me decidí a leerlo?
En la biblioteca me encontré con este libro y decidí llevármelo prestado. Era el único que tenían de esta autora, a la que había pensado leer en algún momento. Y todo por un malentendido juvenil. Hace años para mí Concha Espina solamente era una parada del metro de Madrid, o incluso una de las formas de llamar al Real Madrid (el equipo de Concha Espina). Ni siquiera se me ocurrió pensar en quién podía haber sido, y me llevé una sorpresa al enterarme de que era una escritora. Pero tampoco me extrañó no saber nada de ella hasta hace no mucho, porque en los años en que estudié Literatura casi no me hablaron de autoras.
Además, esta novela me sirve para el reto «Todos los clásicos grandes y pequeños», de Las inquilinas de Netherfield. En el nivel 1 tenía que leer «un clásico con nombre propio y específico de un lugar en el título». La autora se inspiró en un municipio real de Cantabria, Mazcuerras, para inventarse este pueblo ficticio de Luzmela. Pero a partir de 1958 Mazcuerras se llama cooficialmente Luzmela, en honor a la obra y a su autora.
¿Mereció la pena?
No me ha apasionado, pero la valoro mucho más después de saber que esta fue su primera novela. Mis mayores problemas con la novela fueron dos. El primero, que no me pareció una historia demasiado original. Por ejemplo, en algunos momentos parece la historia de la Cenicienta. Me daba una cierta sensación de “esto ya lo he leído”, pero igual en su época sí que fue bastante original. Y el otro, que no me quedaba claro si la intención de la autora era denunciar algo o se limitaba a simplemente a contar una historia. También tuve un pequeño problema con los saltos temporales, que podría ser porque no estaba yo lo suficientemente atenta o porque la narradora en tercera persona no marcaba claramente esos cambios en la edad de la protagonista. Así, las transiciones de varios años me parecía que no quedaban demasiado claras, y me extrañaba por cómo la trataban. Para mí todavía era muy pequeña y ya estaban pensando en su matrimonio. Luego resultaba que es que era mayor de lo que yo pensaba y ya era una jovencita casadera. El final tuvo una cosa que no me convenció demasiado. Era lo que me imaginaba que iba a pasar, pero me lo esperaba algo distinto, no sé si llamarlo más romántico.
Varias veces a lo largo de la novela llamaban a la protagonista Carmencita, supongo que por lo joven que es, pero a mí me entraba todavía más lástima por ella. Porque eso es lo que me despertaba todo el rato, mucha lástima. Por su historia anterior, por quedarse huérfana, por el lugar en el que le toca vivir, por cómo la tratan, por su decepción amorosa… Don Manuel, el hidalgo de Luzmela, es su padrino, aunque realmente es su padre, y me gustó como personaje por su compleja personalidad. Otro personaje importante es Salvador. Don Manuel también era su padrino, y Salvador siempre ha creído que él es su padre. Aunque no le deja como tutor de Carmen, sí que quiere que esté pendiente de ella. Y eso intenta, aunque todos, incluida Carmen, se lo ponen bastante difícil. Es muy buena persona, trabaja como médico en Villazón, un pueblo cercano, y parece que le va muy bien el nombre que le pusieron. Pero tiene cierta tendencia a desistir enseguida y a ponerse algo dramático. Mi personaje favorito era Rita, y me pareció una pena que fuera tan secundaria. Es una anciana servidora de Don Manuel, que ha visto crecer a Carmen, y me parecía muy sensata.
Doña Rebeca es la hermana de don Manuel y vive en Rucanto. Los dos hermanos casi no se trataban, así que igual no era buena idea que Carmen viviera con ella y sus hijos si se quedaba sin padre/padrino. Pero entonces no empezaría todo el drama y sufrimiento de Carmencita. Fernando es el hijo mayor y su madre le adora. Al ser marino mercante pasa mucho tiempo fuera de casa. Es el único que puede parecer buena persona en esa familia, pero tampoco merece la pena fiarse demasiado de él. Andrés es el siguiente hermano, y el que peor me caía (y eso que estaba reñido el puesto a peor persona). Siente celos de Fernando, trata mal a su madre y a sus hermanos, cree que el mundo le debe algo y que las mujeres están para usarlas… Narcisa es la única hija. Es bastante retorcida, siendo de las que no hacen casi nada de frente, pero por detrás… El más pequeño es Julio, que es enfermizo, le encanta espiar y enterarse de todo, y lo peor es que disfruta viendo sufrir a la gente. Y casi todos tratan fatal a Carmen, a pesar de que acogerla les viene bien económicamente.
La religión es bastante importante en esta historia. Desde el principio es un consuelo para Carmen, por una figura del niño Jesús que encuentra. Pero no sé si Concha Espina quería mostrar que incluso algo teóricamente bueno, como consolarse en los malos momentos leyendo pasajes de un libro religioso, pueda transformarse en algo malo. Y es que después de que un cura le aconseje a Carmen aguantar, ella casi se lo toma como que tiene que convertirse en mártir. Este cura probablemente también se lo habría dicho a una esposa para que soporte el maltrato de su marido. Lo de aguantar eso en un matrimonio me parecería mal consejo siempre, pero es que, además, Carmen no tiene ningún vínculo con esa familia como para que escapar de esa casa pueda considerarse pecado o que vaya en contra de la religión católica. Me hubiera esperado otra cosa de la caridad cristiana… Algo que me extrañó fue lo bien que parecían aceptar a los hijos ilegítimos, no sé si por no ir en contra de los poderosos o porque realmente lo tomaban como algo normal. O igual simplemente se limitaban a “mirar hacia otro lado”, que a veces es positivo, como no marginar a nadie por sus orígenes, o negativo, como en los casos de maltrato.
¿A quién se lo recomiendo?
A quien quiera leer una historia costumbrista, con una protagonista muy buena y unos malos bastante retorcidos.
Ritmo de lectura
Bastante rápido porque es una novela corta, y pasan tantas cosas que me tenía en vilo.
¿Leerías algo más de la autora?
No descarto leer alguna más de sus novelas, como La esfinge maragata.