Sinopsis
En un tranquilo complejo privado para jubilados, cuatro improbables amigos se reúnen una vez a la semana para revisar antiguos asesinatos sin resolver. Ellos son Ron el Rojo, mítico activista de los años sesenta y setenta que no ha perdido sus ganas de gresca; la dulce Joyce, una enfermera viuda no tan ingenua como aparenta; Ibrahim, un veterano psiquiatra con una increíble capacidad de análisis, y la tremenda y enigmática Elizabeth, quien, a sus ochenta y un años, lidera el grupo de investigadores aficionados.
Cuando un promotor inmobiliario de la zona es hallado muerto, este peculiar Club del Crimen de los Jueves se encuentra con su primer caso real. Ha llegado el momento de que estos octogenarios saquen sus ases de la manga y demuestren de lo que son capaces.
¿Por qué me decidí a leerlo?
Era un libro que había visto en muchas partes, pero no me decidía a leerlo porque la cubierta me hizo tener una idea preconcebida. Entre la imagen de dos hombres y la frase «no subestimes el talento de unos abuelos» pensaba que sería una historia similar a las de la Trilogía del BarLume, de Marco Malvaldi, con unos ancianos ayudando a resolver crímenes. Reconozco que lo que no me apetecía era leer una historia solo con hombres, y que casi por casualidad dan con la solución. Después vi que ya se había convertido en saga, y me entró más curiosidad. Cuando me la encontré en la biblioteca como destacada por fin miré la sinopsis. Me la llevé a casa al darme cuenta de que los «abuelos» eran dos hombres y dos mujeres.
¿Mereció la pena?
Me ha gustado por los personajes y el humor, pero la trama o tramas de misterio no tanto. Entiendo que haya sido éxito de ventas, porque es agradable de leer, entretenido, a ratos divertido… Pero la estrategia de marketing no la entiendo. Por ejemplo, la frase que destaca en la cubierta: «No subestimes el talento de un grupo de abuelos». Para empezar, parece que quien eligió la frase no se ha leído la novela. Porque en esta historia ningún protagonista tiene nietos ni nietas, ni sale nada relacionado con la infancia. Lo de la imagen de cubierta puede que solamente a mí me haga pensar en ancianos que solo observan, pero es que el lugar donde se desarrolla la historia es una residencia con montones de actividades, y casi parece que lo último que haría alguien allí es sentarse a pasar el rato. Y lo de subestimar el talento, más bien sería creer que han perdido sus talentos por la edad. Esta novela está muy bien para demostrar que la gente anciana sigue siendo igual de válida y útil que cuando eran jóvenes, igual que en Tres abuelas y un plan de sabotaje, de Minna Lindgren (que tiene todavía menos misterio y tampoco su forma de atraer lectores me parece la mejor estrategia).
Mi favorita es Joyce. Es muy conciliadora y animosa, y le encanta ayudar a los demás. Aunque esto último a veces me molestaba un poco, porque creo que se olvida de sí misma. Al principio menciona que es como si fuera invisible, que nadie le presta atención. Pero teniendo en cuenta que habla bastante no me resultaba creíble que pasara tan desapercibida. Creo que eso es algo más característico de la gente tímida. Ella es la única que escribe en primera persona sobre lo que pasa en el Club, el resto de los capítulos están narrados en tercera persona. También me gustó mucho Elizabeth, la creadora del Club, prácticamente la jefa, y casi se podría decir que su alma. Me parecía un poco exagerado lo de su pasado misterioso, pero es que cada vez que salía a relucir el tema me hacía mucha gracia.
Ibrahim me pareció que tenía menos protagonismo. O por lo menos me dio la impresión de que no se le conoce bien en la novela, y también que estaba un poco desaprovechado como psicólogo. Si alguien pudiera ser el invisible del grupo, creo que sería él. Ron fue el que menos me gustó. Me pareció que aportaba poco a la investigación, y que su activismo más bien era para conseguir discutir por cualquier cosa, y no por convicción. En la historia aparecen bastantes personajes secundarios, como el hijo de Ron, un famoso boxeador que conoce al asesinado; la hija de Joyce, que no está muy unida a su madre, y eso casi resultaba extraño por cómo es Joyce; el marido de Elizabeth, que empieza a perder la memoria; el marido de la otra fundadora del Club, que cuida de su mujer en coma; un extraño cura que no quiere que desaparezca el cementerio; varios residentes que también se oponen; y unos cuantos, no solo residentes, con comportamientos extraños…
Y mientras los cuatro del Club tratan de resolver quién mató al odioso constructor, por supuesto también hay una investigación policial. Que me pareció un desastre, lo que hacía que los miembros del Club se lucieran más. Es verdad que lo que averiguaban en su investigación paralela no siempre lo compartían con la policía, o lo hacían tarde, pero es que no parecía que la policía tuviera interés o recursos suficientes para resolverlo. Donna es una joven policía a la que deciden ayudar para impulsar su carrera, pero parece que aporta más como mensajera que como investigadora. Su jefe, Chris, al principio parecía un estirado, porque no quería injerencias externas, y menos de los residentes. Luego se comprueba que es un buenazo, bastante fácil de manipular, y entonces ya sí que no parece un profesional.
¿A quién se lo recomiendo?
A quien disfrute de historias de misterio sencillas, con un poco de humor, y en las que lo más importante es cómo se relacionan los personajes.
Ritmo de lectura
Lento para ser una historia de misterio, porque este tipo de historias, en las que destacan las relaciones personales, no me enganchan tanto como las que de verdad tienen un misterio absorbente. También influyó que pensaba que podía ocurrir algo que me fastidiaría la historia y no me apetecía tanto llegar al final.
¿Leerías algo más del autor?
Creo que sí. Seguiré con esta saga, que ya cuenta con tres novelas, sobre todo por volver a saber de Joyce, Elizabeth, Ibrahim y Ron.