Sinopsis
«Háblame de Wind Gap.» Frank Curry, director del Daily Post de Chicago, solía hacer preguntas imprevistas a sus redactores, pero Camille Preaker no acababa de entender qué interés podía tener para su jefe el pueblo donde ella se había criado, el pueblo donde descansaban los restos de su hermana Marian, fallecida en la adolescencia, el pueblo al que nunca se planteó volver y que tuvo que abandonar para que todas sus inquinas soterradas no la consumieran y acabaran con ella. La respuesta se la ofrece el propio Curry: una niña ha desaparecido en Wind Gap, y el director sospecha que está relacionado con la aparición del cadáver de otra pequeña solo unos meses antes. Camille, como oriunda del lugar, parece la más adecuada para husmear los secretos mejor guardados.
Hace años que Camille lucha por enterrar los fantasmas de su pasado, que la persiguen en el silencio de su soledad desgarrándole la piel, y este nuevo trabajo amenaza con sumergirla en pozos de los que aún lucha por salir. Ya no es solo la tragedia de la chica desaparecida, que pronto se convertirá en otro caso de asesinato: Camille tendrá que enfrentarse al postergado reencuentro con su posesiva y enfermiza madre, Adora, y a la presencia de una jovencísima, manipuladora y casi desconocida hermanastra: Amma. Un entorno familiar asfixiante que amenaza con engullirla definitivamente y acabar con las escasas esperanzas que aún albergaba de cicatrizar viejas heridas.
¿Por qué me decidí a leerlo?
Después de haber visto la película Perdida, basada en su tercera novela, y haber leído Lugares oscuros, tenía pensado leer esta novela, que fue la primera que publicó.
¿Mereció la pena?
Por conseguir leer esa novela que tenía pendiente sí, pero es de esos libros que creo que, si no los hubiera leído, tampoco pasaría nada. Me ha parecido que tenía poco suspense, y que ciertas partes eran demasiado truculentas. También me parecía increíble que pudiera pasar todo eso en un pueblo así, que nadie pareciera darse cuenta, o que ocultaran ciertas cosas. O que fueran tan sexistas. Pero luego me acordaba de que la historia transcurre en Estados Unidos. Y entonces no me resultaba tan extraño. Me pareció bastante valiente por describir ciertos temas de los que normalmente no se habla, como las autolesiones, o por atreverse, siendo una primera novela, a poner como víctimas a menores. No es que sea un tema tabú, pero creo que es bastante espinoso. Por otro lado, algunos “mensajes” no me gustaban. A veces parecía que las víctimas se merecían lo que les pasaba por su comportamiento o las malas decisiones que hubieran tomado. Por ejemplo, dos personajes acaban estando de acuerdo en que una niña de 13 años, por haber bebido y emborracharse (por propia decisión), no debería considerarse víctima si luego otras personas se aprovechaban de ella. (Evidentemente, y más siendo menor, su embriaguez no hace menos delictivo lo que le hicieron).
La historia está contada en primera persona por Camille, prácticamente obligada por su jefe a regresar a su pueblo natal. Supuestamente beneficiaría al periódico, por tener la exclusiva de un caso al que nadie presta atención, y a ella, porque tiene conflictos sin resolver con su madre. El problema es que Camille tiene conflictos consigo misma, aunque parece que los tiene más o menos controlados. Hasta que llega al pueblo y vuelve a encontrarse con su madre. Poco a poco va contando cómo es esa relación, qué le pasó a su hermana Marian, cómo le fue en el instituto, cómo actúa para que la gente no descubra su mayor secreto… Esa parte personal tiene mucha importancia, y la investigación entonces casi no avanzaba. Después de leer Lugares oscuros, me esperaba que esta historia fuera dura, y lo ha sido, a veces hasta me ha resultado bastante desagradable. Lo que no me esperaba es que avanzara tan lentamente, y que me resultara tan fácil adivinar qué había pasado. La mayoría de los giros me los imaginaba, y los pocos que no esperaba no me impresionaron demasiado.
El tema de los límites, de lo que puede o no hacerse en determinadas situaciones, sí que me gustó. Aunque más por mis propias reflexiones, que por lo que sale en la historia. Porque casi ningún personaje se plantea por qué pasa eso, ni tienen un dilema, ni piensan en posibles soluciones. Por ejemplo, en el periodismo. Camille, aunque no parece una periodista demasiado experta ni motivada, varias veces toma atajos para conseguir información. Y algunos no parecen muy éticos. Así que, ¿dónde se pondría el límite entre el derecho a la información y el derecho a la intimidad? Aunque ciertos personajes, como la protagonista, la hermana pequeña y la madre, me parecían exagerados (o, mejor dicho, para todo lo que les pasa, ¿cómo es que nadie se daba cuenta?), sí que me parecieron muy normales (y comprensibles) las reacciones de los familiares de las niñas asesinadas. Desde negarse a hablar con la prensa a querer colaborar o desahogarse con alguien que muestra interés. O creer que, aunque solo fuera por la atención generada, se aceleraría la investigación, y por fin detendrían a quien quiera que asesinó a sus queridas niñas.
¿A quién se lo recomiendo?
A quien desee leer una novela de suspense muy centrada en las relaciones tóxicas, sobre todo entre madres e hijas.
Ritmo de lectura
Para ser una novela de suspense, demasiado lento. En otro tipo de novela lo consideraría un ritmo medio, con algunos momentos algo más rápido.
¿Leerías algo más de la autora?
Solo ha publicado tres novelas, y he leído dos y visto la adaptación de la tercera (que no tenía intención de leer), por lo que no podría leer nada más de ella. Si más adelante publica otra novela, quizá la lea si me despierta mucho interés.