Sinopsis
La comisaria María Ruiz ha sido desterrada a una de las provincias españolas más tristes para una investigadora criminal. En Soria el último suceso pendiente ocurrió en 1954, cuando una mujer que presuntamente asesinó a su marido desapareció para siempre. De estar viva, tendría 101 años.
Desde que la destinaron a Soria, sacándola de la fiebre de Madrid, la comisaria Ruiz viaja todos los fines de semana a Ávila, donde acompaña en su trance entre la vida y la muerte a su compañero Tomás, que está en coma. Su viejo amigo, el comisario Carlos, finalmente ha conseguido convencerla para que se airee y vaya a visitarlo a Santander. Pero lo que tenían que ser un par de días de tranquilidad se convierte en el mejor incentivo para la comisaria Ruiz. El nuevo caso que Carlos tiene entre manos arranca con un coche abandonado en la zona del puerto. En el maletero, una chica muerta, y en el asiento del copiloto, un ejemplar del periódico The Times con fecha del 15 de octubre de 1998 y una noticia recortada.
A estas pistas tendrá que enfrentarse una comisaria a quien el caso no le pertenece, pero que ella sí que necesita para no perder la cabeza y volver a sentirse realmente en activo y cercana a la realidad que mejor la define.
¿Por qué me decidí a leerlo?
Me llamó la atención el título, por la referencia a las lágrimas, y me convenció la sinopsis. Me intrigó cómo podría encargarse una comisaria de un caso sin tener jurisdicción, y, sobre todo, lo de la noticia recortada en un número antiguo de The Times.
¿Mereció la pena?
Algunas cosas me han gustado mucho, y otras no tanto, pero en general sí que me parece que ha merecido la pena. Me gustaron mucho los personajes, sobre todo la comisaria María Ruiz. Me pareció bastante realista. Una mujer fuerte, inteligente y decidida, a veces un poco cabezota y que se arriesga demasiado, leal a los suyos, bastante comprensiva… Y que, ante tantos problemas como tiene, solo puede hacer dos cosas, o rendirse o tirar hacia delante como sea. Evidentemente hace lo segundo, porque si no lo hiciera, no habría historia. También me gustó Claire Jones, pero me dio mucha pena todo lo que le pasa. También tiene algunos secundarios que me gustaron, como el comisario Carlos, amigo de María, una gran persona. Pero, sobre todo, destacan los personajes que me resultaron muy desagradables, como el padre de Claire, Marco Junior y su padre, la extraña dueña del bar Camelia… Uno de los personajes, un periodista al que llaman Luna por su apellido, debería haberme caído bien, porque es amigo de María y Carlos, y les ayuda, pero no me terminaba de convencer por ciertos comportamientos.
La historia está dividida en capítulos bastante cortos y un epílogo, todos narrados en tercera persona. En lo que se podría llamar presente, relata cómo María llega a su nuevo destino, Soria, y conoce al delegado del Gobierno. Este hombre me pareció bastante pesado, todo el tiempo tratando de llamar la atención de la nueva comisaria. María se aburre porque no tiene casi nada que hacer. Y lo que necesita es trabajar en algo como sea. Así que, al visitar a Carlos en Santander y encontrarse con un cadáver en extrañas circunstancias, está encantada. Al ir investigando salen a la luz varias historias pasadas, incluso de la época posterior a la Guerra civil. Y también corrupción policial, a varios niveles. Además, se cuentan bastantes temas personales de María. En algún momento pensé que cómo se podían sufrir tantas desgracias, y cómo conseguiría aguantarlo María. Sus amigos la ayudan mucho, aunque a mí me parecía que todo ese entorno era demasiado machista. Ella es consciente de eso, pero lo acepta sin más, excepto en determinados momentos. Me extrañó que no tuviera casi ninguna amiga, y más todavía cuando ella misma lo piensa, pero de otra mujer.
La narradora también cuenta qué le pasa a Claire Jones en algún momento del pasado. Se encuentra muy sola, y está algo obsesionada con el hombre al que ama, Marco Junior, que ha perdido el interés por ella. Y que no parece merecer la pena. De repente, surge la posibilidad de que Claire pueda conocer algo del pasado de su familia, y eso le produce un conflicto. Porque tiene curiosidad, pero también teme lo que pueda descubrir. De Marco también sabemos algunas cosas, aunque parece que está narrado en distinto momento al que viven ellas dos. Y reconozco que, si estas partes en las que sale él no estuvieran en la novela, tampoco me hubiera importado mucho. Por un lado, me gustó esta forma de presentar la historia, con tres líneas temporales y tres puntos de vista. Pero, por otro lado, había ciertas revelaciones que se producían en las líneas temporales, que me parecía que disminuían el suspense. Porque eso hacía que yo, como lectora, supiera cosas que afectaban a las otras dos y me «adelantara» a lo que iba a suceder. Así que lo que yo creía que iba a ser una historia con mucho suspense, y con un misterio tipo puzle, resultó no serlo tanto.
¿A quién se lo recomiendo?
A quien quiera leer una novela negra sobre historias del pasado que siguen teniendo repercusiones en el presente, corrupción, desapariciones, traiciones… Probablemente sería mejor empezar por la primera novela de esta serie, Verano en rojo, después la segunda, Margen de error, y entonces ya tocaría leer esta. En mi caso, no sabía que existían dos novelas anteriores.
Ritmo de lectura
Medio tirando a rápido. No me tenía excesivamente enganchada, y algunos momentos me resultaron duros y tristes, que suele hacer que pare de leer. Pero el estilo sencillo y cercano de la autora hacía que fuera muy fácil leerlo.
¿Leerías algo más de la autora?
Por contar tanto de la vida personal de la protagonista en esta novela, no me apetece leer las dos anteriores, porque creo que ya sé demasiado de lo que pasa en ellas. He visto que hay una cuarta entrega de esta serie, El sueño de la razón, y su última novela publicada es El pozo, que trata sobre periodismo y sus dilemas. Esas dos sí que es probable que las lea.