Sinopsis
La detective Cat Kinsella cree haber esquivado un problema doméstico peliagudo cuando Joseph Madden, el dueño de la cafetería a la que suele ir, le pide consejo sobre Rachel, su esposa. Según Joseph, Rachel lo está́ amenazando, pero no puede (o no quiere) decirle a Cat el porqué de estas amenazas. Cat, achacando estos problemas a los de un matrimonio que se va al garete, se olvida pronto del asunto… hasta que, unos meses después, Joseph es arrestado y acusado de asesinato. Pero no es a su mujer a quien, presuntamente, ha matado. La policía ha hallado el cadáver de Naomi Lockhart, una joven ayudante personal, tras una fiesta a la que acudió́ el matrimonio, y parece que Joseph y Naomi podrían haber sido amantes. No obstante, ¿son las cosas tan evidentes como parecen?
¿Por qué me decidí a leerlo?
Después de leer su primera novela, Dulces mentiras, tenía claro que quería seguir leyendo más libros escritos por ella. Lo curioso es que este libro casi me lo salté, porque el que vi en eBiblio fue el tercero, Prohibido llorar. E incluso lo empecé, pero me parecía que faltaba algo… Busqué cuál era el segundo libro, y al ver que no lo tenían en eBiblio (Madrid), hice una solicitud de compra (o desiderata). Y me hicieron caso.
¿Mereció la pena?
Sí, me ha gustado, más que la primera novela de esta serie. Y en gran parte se debe a la evolución de la protagonista, Cat Kinsella. Continúa narrando ella en primera persona, con bastante ironía y sarcasmo, pero ya no parece tan perdida ni insegura. Está bastante integrada en el equipo, y sobre todo se lleva muy bien con su compañero veterano, Parnell, que es casi como un padre. También se lleva relativamente bien con Kate Steele, la jefa de la unidad, un personaje que me ha gustado mucho. Pero eso no quiere decir que todo le vaya bien a Cat. Sigue teniendo un conflicto familiar, que causa problemas en su pareja, y que también puede darle problemas en el trabajo. Pero sus problemas personales y familiares no son tan importantes en esta novela. Y esa es otra de las razones por las que me ha gustado más. Porque a mí lo que más me interesa es que se centren en los casos, y no tanto en los problemas de los investigadores. En los agradecimientos la autora comenta que es una novela negra, pero no tengo tan claro que lo sea. Para mí es más bien policiaca, por lo mucho que se centra en el trabajo policial, con interrogatorios a sospechosos y vecinos, contrastar coartadas, e incluso dejarse llevar por la intuición. Aunque también muestra partes de lo peor de la sociedad.
Como en la novela anterior, me han convencido los personajes. Igual pueden parecer demasiado complejos los personajes investigados, pero ante lo que les toca vivir tampoco me parece extraño que se comporten de forma algo peculiar. Y, además, creo que refleja bastante bien las diferentes formas que tienen las personas de responder ante la presión. O cuando algo puede afectar a quien les importa. Con los giros que va dando la narración, lo que parece un caso normal para la policía, en el que el mayor problema es encontrar pruebas suficientes para demostrar la culpabilidad del sospechoso principal, poco a poco va convirtiéndose en un caso poco sólido. Y parece que mucha gente tiene algo que ocultar. La traducción es de Cristina Martín Sanz, y, como en otras reseñas, lo que me ha llamado la atención es la diferencia entre el título original, Stone Cold Heart, y el traducido, Corazón despiadado. El original sería más bien «frío corazón de piedra», que me imagino a quién podría referirse. Pero despiadado me parece un adjetivo que no encaja con (casi) ningún personaje.
Me ha gustado mucho cómo la jefa y Cat piensan en la víctima, a la que ya no pueden resarcir, pero sí quieren dar respuestas a la familia. Y más a estos padres y a la hermana, que probablemente se sentirán culpables por pensar que trasladarse desde Australia a Londres era la solución al problema que tenía la víctima: un novio acosador. Salen temas como el maltrato psicológico y económico; el narcisismo; la diferencia entre proteger, luchar o excederse en la protección de un hijo o una hija; mucha y variada culpabilidad; el arrepentimiento (o la total falta de él); rencores que se alimentan con el tiempo; la falta de confianza en la pareja… Sobre el final, solo puedo decir que me ha parecido buena solución. Y que ya tenía decidido leer la siguiente novela, sin necesitar ese último detalle que deja en el aire una trama personal de Cat. Reconozco que siento curiosidad, pero como me parece que le puede traer muchas complicaciones a este personaje que me cae tan bien, tampoco es que tenga excesiva prisa por leer el siguiente libro.
¿A quién se lo recomiendo?
Creo que es imprescindible haber leído antes Dulces mentiras, porque aparecen muchas referencias a lo que pasó en él. Así que solo la recomiendo después de haberse leído ese primero y querer saber más sobre Cat, su trabajo, su familia… mientras se resuelve un caso que parecía sencillo, pero no lo es tanto.
Ritmo de lectura
Rápido. Otras novelas de suspense me han enganchado más, aunque también disfruto con este tipo de novelas, con un ritmo no tan trepidante, pero con una historia que me gusta.
¿Leerías algo más de la autora?
Sí, ya tengo pensado leer el siguiente, Prohibido llorar, y los que publique después.