El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, es un buen momento para recordar un ejemplo de lo que cuesta llegar a la igualdad entre mujeres y hombres. La Biblioteca Nacional de España (BNE), fundada en 1711 y abierta al público en 1712, no especificó que las mujeres no podían acceder a ella. Eso se hizo en 1761: solo podían ir en días de fiesta y con permiso del Bibliotecario Mayor. Al parecer podían distraer a los hombres…

Y así siguió hasta que María Antonia Gutiérrez Bueno y Ahoiz quiso tener acceso, para continuar con su obra «Diccionario histórico y biográfico de mujeres célebres» (que había publicado con pseudónimo masculino). No se sabe a cuánta gente escribiría, pero el director de la Biblioteca, José María Patino, respondió que podían habilitar una pequeña sala exclusiva para ella. Y podrían entrar 5 o 6 mujeres más, pero que si se animaban otras sería mucho gasto. Cuando la reina regente María Cristina se enteró, contestó que habilitara esa sala y que «en el caso afortunado de que el número de mujeres fuera superior a la capacidad de la sala, el aumento del gasto sería necesario».
Así en 1838 por fin tuvieron acceso las mujeres. Para la primera bibliotecaria, Ángela García Rives, hubo que esperar a 1914. Entre otras cosas porque hasta 1910 las mujeres no podían opositar en España…