Sinopsis
Lucy Muir es una joven viuda a la que todo el mundo considera «muy poca cosa» a pesar de que ella se tiene por una mujer muy decidida. Agobiada por las deudas tras la muerte de su marido, decide mudarse a Gull Cottage, una casita ubicada en un pintoresco pueblo costero inglés llamado Whitecliff. Según los rumores que corren por la zona, la casa está embrujada, y el espíritu del atractivo y arisco capitán Daniel Gregg, antiguo dueño de la casa, vaga por el lugar importunando a todos los que osan alterar su descanso. Inmune a las advertencias, Lucy se plantea descubrir por sí misma si esas historias son ciertas. La relación estrambótica y a la vez sumamente tierna que establece con el capitán Gregg se convertirá en un refugio para ella y en un amor que desafiará todas las leyes de la lógica.
Publicada en 1945, y germen de la célebre película de Joseph L. Mankiewicz, El fantasma y la señora Muir es una comedia romántica, deliciosa y refrescante sobre la capacidad del amor para romper cualquier frontera no solo en la vida, sino también más allá de esta.
¿Por qué me decidí a leerlo?
La veía recomendada por todas partes en redes sociales, con comentarios de que era una delicia y una maravilla. No me atraía mucho por el tema de los fantasmas, pero no porque pensara que iba a ser una historia de miedo, más bien porque me imaginaba una historia de amor imposible y me daba algo de pereza leerla… Finalmente pesaron más las opiniones favorables que mis dudas y leí la novela.
¿Mereció la pena?
Sí, muchísimo, me alegro de haberla leído. Me gustó todo, excepto que se me hiciera tan corta. La historia está contada en tercera persona, pero la podría haber contado la señora Muir en primera persona, porque es la protagonista indiscutible de la historia. Por supuesto el fantasma del capitán Gregg también es fundamental, pero es de ella de la que lo sabemos prácticamente todo. Me encantó la relación que tienen el capitán Gregg y la señora Muir. Me pareció maravillosa por su gran complicidad, aunque no es desde el principio, y tiene sus altibajos. Tanto él como ella me parecieron excelentes personajes, y me gustaba mucho cómo se relacionaban. Y cuando en una determinada época él deja de visitarla creo que lo pasé yo peor que la propia Lucy Muir (y me hubiera gustado decirle a él que se dejara de tonterías…).
También me gustó mucho su relación por el humor que desprenden al interaccionar, en los acuerdos y negociaciones que tienen que establecer para poder convivir, y también por cómo narra la autora los malentendidos, pequeños enfados… Pero reconozco que el libro me ganó del todo con la evolución de Lucy. Durante toda su vida, hasta llegar a la casa encantada, tuvo que soportar que le dijeran lo que tenía que hacer. Y tuvo que aguantar que nadie hiciera caso de lo que opinaba, hasta que, tras quedarse viuda del pánfilo del señor Muir, por fin toma las riendas de su vida. Aunque siguen sin ponérselo fácil, porque si no es la cuñada la que se mete en su vida, es el hijo, o Martha, la cocinera, o el editor, o la prometida de su hijo. Pero también el fantasma o su hija, que, aunque parecen mucho más dispuestos a tenerla en cuenta, de vez en cuando creen saber lo que le conviene a Lucy mejor que ella…
De Daniel Gregg sabemos poco de cómo fue en vida, siendo capitán o en su juventud, pero mucho de cómo es como fantasma. Es bastante cabezota y al principio le cuesta aceptar la presencia de la señora Muir en su casa, hasta que se va dando cuenta de que todo son ventajas. Él es muy impulsivo y ella tiene que frenarlo. Pero también es capaz de sacar lo mejor de ella, y hasta consigue que gane dinero. Él es un hombre de mundo y consigue escandalizarla unas cuantas veces. Aunque la autora no nos deja muy claro qué es exactamente tan “inmoral”, pero lo insinúa. Y lo más divertido es la reacción de ella, y todo lo que disfruta él escandalizándola o haciendo trastadas. Según avanzaba en el libro cada vez me costaba más pensar en él como fantasma, y casi hasta me molestaba que se le tratara así, porque para mí ya era simplemente alguien un poco peculiar…
Anna, la hija de Lucy, también me gustó mucho, por ser un espíritu libre y muy comprensiva. En cambio, Cyril, el hijo, me resultó bastante insoportable. La cuñada de Lucy, Eva, también me parecía insufrible, pero a ratos me daba un poco de pena, porque me parecía una metomentodo y bastante pesada, creo que debido en gran parte al hecho de estar soltera, que no llevaba muy bien. En lugar de disfrutar su independencia intenta por todos los medios ser «útil» y ayudar, aunque la gente no quiera. Miles Blane no me gustó nada, desde el principio. Es el tipo de hombre que me parece agobiante y poco de fiar, incluso antes de saber lo que ocultaba… Y no me gustan nada las personas que demuestran egoísmo en el amor, y que creen que hay que renunciar a todo por ellas mientras ellas no renuncian a nada.
En cambio, me gusta el amor que es compañerismo; ayuda mutua; evitar el daño al ser querido; dar cariño; prestar atención y escuchar; querer lo mejor para el otro, aunque no pueda ser contigo… Y creo que eso es lo que representa la verdadera historia de amor de la novela. Aunque no creo en fantasmas y que podría ser un poco invasivo tener rondando a un fantasma así, reconozco que Lucy me daba algo de envidia por su relación con el capitán Gregg. El final se me hizo un poco duro, porque es un recordatorio de cómo pasa el tiempo y llegan momentos más difíciles. Me conmovió mucho, pero al mismo tiempo me pareció un final muy bonito. Y que cuadra perfectamente con toda la historia de Lucy y el capitán.
¿A quién se lo recomiendo?
A quien quiera leer una bonita historia, con momentos divertidos, tiernos, desconcertantes… En la sinopsis indica que es una historia de amor entre el fantasma y Lucy, pero es más que eso. Es también una historia sobre hacer con tu vida lo que tú quieres y no lo que te digan los demás.
Ritmo de lectura
Rápido, aunque tampoco tenía muchas ganas de terminarlo porque lo estaba disfrutando mucho. Tardé muy poco en leerlo porque es muy corto, ojalá la autora se hubiera extendido más.
¿Leerías algo más de la autora?
Sí, me gustaría leer algo más de ella. Y también tengo curiosidad por ver la película de 1947, dirigida por Joseph L. Mankiewicz, guion de Philip Dunne, e interpretada por Gene Tierney y Rex Harrison.