Nunca me hubiera imaginado que me fuera a gustar tanto esta historia. Yo solo conocía a la abeja Maya por los dibujos animados que echaron en la televisión cuando era niña. Y ni siquiera sabía que existía un libro (aunque, en general, estoy descubriendo que casi todas las películas o series infantiles que vi en mi infancia están basadas en libros, pero creo que con muchas licencias).
La reseña
Sinopsis. Maya es una abeja muy especial. Quiere conocer el mundo, y no pasar su vida recogiendo miel y llevándola a la colmena. Es pura alegría. Lo que más desea es conocer al ser humano, del que tanto ha oído hablar. Es tierna y algunas veces algo ingenua, pero su gran corazón le ayuda siempre a salir de los embrollos en los que se mete por su afán de aventura.
¿Por qué me decidí a leerlo? Por el reto de Todos los clásicos grandes y pequeños de Las inquilinas de Netherfield, porque tenía que leer un «clásico infantil o juvenil» (nivel 3).
¿Mereció la pena? Sí, me ha encantado, tanto la historia de Waldemar Bonsels como las maravillosas ilustraciones de Ester García. Puede que me influyera un poco que no me gustaran demasiado los dibujos de la serie, así que fácilmente casi cualquier ilustración me parecería mejor, y que no me guste especialmente el aspecto de los insectos, salvo excepciones, como las mariquitas. Pero, aparte de todo eso, estas ilustraciones me han parecido preciosas y me han despertado ternura, sobre todo por Maya. Esta abeja, protagonista absoluta de la historia, me ha parecido muy tierna, muy bien educada y atenta, muy curiosa, empática… (en la serie solo me parecía traviesa). Aunque la historia me gustó mucho, algunos capítulos me parecieron bastante duros (pensando que es un libro infantil), y reconozco que no me lo esperaba. Concretamente el capítulo 3, titulado El lago del bosque y su gente, porque me sorprendió ese final para uno de los insectos. Pero es que la vida es así… Y el 16 también, pero me impactó menos, y eso que se produce una auténtica batalla.
Lo mejor es lo bien que están representados todos los artrópodos, sobre todo insectos, pero también algún arácnido. Excepto en lo de hablar, claro, y otras licencias que se toma el autor para elaborar la historia. Yo creo que humaniza a todos estos seres vivos para que resulten más cercanos, y también consigue que veamos con otros ojos cómo somos los seres humanos y cómo podrían interpretarse nuestros extraños comportamientos (lo que piensan supuestamente las moscas de las personas me hizo mucha gracia). Pero se reconoce el comportamiento de la mosca, cómo se limpia una abeja, las fases de una mariposa o las diferencias entre la organización de las abejas y la de las avispas. Algunas partes son bastante imaginativas y se salen de lo que sería el «mundo natural», como el amor que siente un insecto por otro de otra especie, o que aparezca algún ser fantástico, pero se trata de un cuento, y yo de los cuentos suelo esperar una imaginación desbordante.
A Maya le encanta volar, la luz del sol, las flores… Y quiere conocer mundo. Casandra, la abeja anciana que le explica todo lo que tiene que saber sobre la colmena, se da cuenta de que es una abeja especial, porque pregunta mucho, y se nota que le va a costar permanecer en la colmena. Helena VIII es la reina de las abejas, que tiene bastantes problemas entre la escisión de la colmena y algún ataque de otra especie. En sus aventuras Maya conoce a Peppi, un escarabajo de la familia de los cetónidos; Hans Christoph, un moscardón azulado; Schnuck, una libélula; Kurt, un escarabajo pelotero; Iffi, una grilla; una lombriz; un saltamontes que no para quieto; Puck, una mosca, que dice saber mucho sobre los seres humanos; Tecla, una araña crucera; un chinche (para mí siempre han sido chinches en femenino, pero bueno); Frida, la mariposa; Fridolín, un escarabajo de la corteza del pino (con 50 hijos perforando la corteza y con miedo del pájaro carpintero); Aníbal, una araña zancuda; un mosquito; un grillo nocturno; un elfo de las flores; una mariposa nocturna; una luciérnaga; Alisa Sietepuntos, una mariquita; Jerónimo, un ciempiés; unos cuantos avispones…
¿A quién se lo recomiendo? A quien quiera leer una historia sobre el mundo animal, con insectos un poco humanizados, y una protagonista entrañable. Y a quien quiera compararlo con la serie…
Ritmo de lectura. Bastante rápido, aunque en algunos momentos lo dejé un poco de lado, porque casi todos los capítulos (excepto, sobre todo, los capítulos finales) podrían tomarse como historias independientes, sin una conexión más allá de estar Maya explorando y descubriendo cosas nuevas. Y a mí eso normalmente me hace pararme.
¿Leerías algo más del autor? No sé, porque no tengo mucha idea de si publicó algo más que me pueda interesar. Y porque puede ser que sus libros más tarde se vieran influidos por sus ideas en años posteriores (el autor fue filonazi).

¿Un pasado oscuro?
Las aventuras de la abeja Maya se publicó en 1912. Y al parecer surgieron dudas hace poco con el autor, Waldemar Bosels, que era alemán y simpatizó con las ideas de los nazis. Según este artículo de El País algunos estudiosos creen que la historia está influida por su antisemitismo y su adhesión al nazismo. Sin querer ser una experta ni defender al autor por lo que hizo en los años 30 y 40, no creo que esa acusación tenga mucho fundamento. Para empezar, las fechas no cuadran. En 1912 ni se intuía el nazismo, aunque eso no implica que no fuera antisemita, ya que en casi ninguna época han sido muy valorados los judíos (en novelas como Ivanhoe, de Walter Scott, o El mercader de Venecia, de Shakespeare, se desprecia a personajes de origen judío, y en la vida real fueron perseguidos y expulsados de varios países…). Por otro lado, en esta historia no sé quiénes podrían ser los judíos, excepto las abejas (porque son perseguidas por los avispones), pero son respetadas por la mayoría de los animales. Y, además, si pensara en quiénes podrían ser los nazis, antes pensaría en las avispas o avispones: bastante totalitarios, muy militarizados y con ansias de someter a las abejas. Y no salen nada bien parados en la historia.
Las abejas forman una comunidad, siguen a su reina y cada miembro de la colmena tiene clara su función (bueno, Maya igual tarda un poco…). Y la reina hasta se supone que tiene consejeras, y no es absolutista ni déspota. Las abejas solo dejan de ser pacíficas cuando se las ataca, porque tienen muy claro que una vez que pican se mueren, así que no se arriesgan porque sí. Puede ser que la idea de sacrificarse por salvar la colmena parezca exagerada. Pero, como ya expliqué antes, me parece que el autor ha descrito con bastante fidelidad el mundo de las abejas, y precisamente las abejas son muy protectoras de la colmena y de su reina. Los críticos que citaba el artículo al parecer piensan que las abejas son totalitarias y racistas hacia las avispas, cuando, como decía, precisamente las abejas no tienen el más mínimo interés en meterse con nadie y aparecen como unos simpáticos insectos que prefieren llevarse bien con todo el mundo. También es verdad que de esta polémica me he enterado después de leer el libro y no antes, pero tras leer el artículo lo que pensé es que habíamos leído dos libros totalmente distintos.
Diferencias con la serie
Definitivamente me quedo con el libro, aunque no es que la serie esté mal ni mucho menos, pero supongo que le tengo un poco de manía porque había algo que no me convencía en ella, no sé si el exceso de travesuras de Maya o que no pasara mucho en cada capítulo. Creo que para la serie se han basado en varios de los personajes y han alargado ciertos momentos que vive Maya, o incluso los guionistas han hecho que ciertos personajes tengan más protagonismo de lo que tienen en el libro (como Tecla o el saltamontes, que en el libro no para quieto y ni sabemos su nombre, pero en la serie se llama Flip). A otros no los recuerdo de la serie, pero tampoco es que mi memoria sea muy fiable. Lo que sí que recuerdo es a Willy (o Willie), un zángano, que en el libro no aparece y que es al único que eché en falta al leer la historia original. Y supongo que para hacer más capítulos (la serie tiene 52 episodios en su primera temporada) venía bien un compañero para Maya.

Lo que más me gustaba de la serie era la canción y todavía soy capaz de cantarla (incluido el leísmo de «le llamaban Maya», que, si lo pienso ahora, me chirría mucho, pero de pequeña creo que ni me di cuenta). Qué recuerdos:
En un país multicolor
nació una abeja bajo el sol
y fue famosa en el lugar
por su alegría y su bondad.
Y a la pequeña abeja le llamaron Maya,
la traviesa y dulce abeja Maya.
Maya vuela sin cesar
en su mundo sin maldad.
No hay problema que no solucione Maya,
la traviesa y dulce abeja Maya.
Maya, yo te quiero Maya,
Maya (Maya), Maya (Maya),
Maya, ven y háblanos de ti.