Sinopsis
Entre las muchas producciones admirables que conquistaron la inmortalidad a Charles Dickens, David Copperfield puede considerarse su obra maestra, según coinciden en afirmar desde el siglo pasado autorizados críticos. La infancia del protagonista, narrada maravillosamente por el ya clásico novelista inglés, basta para llenar las páginas de mayor contenido humano que posiblemente se hayan escrito nunca. David Copperfield, que con tan diversa fortuna ha sido adaptada al cine, al teatro y a la televisión, está ilustrada con dibujos a toda página y viñetas realizados a la pluma por José Narro.
¿Por qué me decidí a leerlo?
Por ser otra lectura conjunta de las que organiza La pecera de Raquel. Y porque tenía ganas de releer este libro de Dickens, que era mi favorito de él hasta que descubrí Los papeles póstumos del Club Pickwick.
¿Mereció la pena?
Sí, mucho. Para empezar, leer a Dickens para mí siempre es un placer. Es un narrador nato, sabe cómo contar la historia, cuándo darle suspense, y cuándo recrearse en los sentimientos que se despiertan con lo que está pasando. La historia en general tiene momentos bastante duros, pero le da toques de humor con otras situaciones y algunos personajes, y de vez en cuando entremezcla un poco de esperanza entre tanta desgracia. Además, me mereció la pena por lo que me hizo sentir: diversión, ternura, tristeza, pena o rabia por las injusticias… Y me encanta su forma de dejar claro lo bueno que puede llegar a ser el amor deseando lo mejor a la otra persona, incluso aunque no puedas formar parte de su vida, y cómo por amor se pueden perdonar los errores. Y al llegar al final pensé que probablemente mi forma de entender el amor de adulta se basa en parte en esta historia.
Desde que nace, la vida de David Copperfield no es nada sencilla. Empezando por ser huérfano de padre y rechazado por su tía. Y empeora cuando aparece su padrastro y la hermana de este, al ir a su primer colegio… Pero no todo lo que le sucede es malo. Y así, mientras crece y madura, se cruza con una gran variedad de personajes, y se suceden dramas, alegrías, penas, diversiones, amores, amistades, encuentros, desencuentros… David, aun siendo testigo directo y narrador en primera persona, muchas veces no se da cuenta de lo que está viendo o lo que pasa a su alrededor, pero yo como lectora sí que me daba cuenta. Aunque en determinadas ocasiones no sabía si se debía a que Dickens sí que lo deja entrever, pero al protagonista todavía le falta mundo para entender lo que está presenciando, o a que me acordaba de la historia después de tantos años, y por eso ya sabía (o intuía) qué estaba pasando.
Si la narración me gustó mucho, también me encantó la variedad de personajes. Me llamó la atención la gran cantidad de mujeres que aparecen, cada una con algo especial que las distingue, y que muchas se ayudan entre ellas. Incluso algunas malas o no tan buenas colaboran. También son estupendos los lazos que unen a los hombres, con amistades que parecen inquebrantables pase lo que pase. Por supuesto David Trotwood Copperfield me gustó mucho, pero también Agnes, la tía Betsey, Peggoty, Dick, Dan… Por otro lado están los personajes odiosos, como los Murdstone, Steerforth, o Uriah Heep y su madre, que son el mejor ejemplo de los efectos que puede tener una humildad mal entendida. Otros personajes como Emily, Martha o los Micawber parece que están en una zona más gris moralmente. Aunque, sobre todo en el caso de las dos primeras, creo que es más bien fruto de una sociedad tan puritana y estricta.
También había personajes que no recordaba. Y creo que no me acordaba de ellos porque o no salen o tenían muy poca importancia en las películas que he visto (sobre todo recuerdo una de dibujos animados, pero probablemente estaba bastante recortada la historia, y puede que edulcorada). Por ejemplo, Tommy Traddles, que me hubiera gustado que Dickens hubiera escrito un libro contando su historia. Aunque adore a David, me ha despertado mucha ternura por lo buenazo que es su amigo Traddles. Otro es Rosa Dartle, que en su maldad me resultó fascinante. Y más porque me imaginaba por qué actuaba como lo hacía: por un amor sin esperanza y muy tóxico. Tampoco recordaba al doctor y a su esposa, pero no los echaría tanto en falta si no aparecen o aparecen poco en las adaptaciones.
Igual que tiene otras novelas que acaban en un auténtico drama, este no es el caso. No sé si debe a que es la más autobiográfica (con David siendo escritor y trabajando en una fábrica de niño, o una familia como los Micawber, siempre en riesgo de acabar en la cárcel por las deudas del padre, como pasó en la suya), pero esta novela tiene un final feliz y aceptable en general. Aunque con algunos personajes es muy duro y otros creo que se hubieran merecido algo mejor. O peor. Y concretamente con dos personajes me hubiera gustado que se hubiera esmerado un poco más, porque para mí eran odiosos y me parece que no reciben su merecido. Pero, incluso si pudiera, ni se me ocurriría aconsejarle o pedirle a Dickens que cambiara nada…
¿A quién se lo recomiendo?
A quien quiera leer un clásico de la literatura que reúne lo mejor de Dickens, incluido su sentido del humor, que es maravilloso. Por haber participado en una lectura conjunta sé que hubo gente que lo disfrutó mucho, pero a varias personas se les hicieron un poco pesadas algunas partes, y a otras en general todo el libro. Por eso creo que es mejor que se abstenga quien busque lecturas cortas, ligeras o donde pasen pocas cosas, porque la vida de David da para mucho.
Ritmo de lectura
Más o menos al ritmo del calendario, unas tres semanas, pero me daban ganas de ir más deprisa. Porque pasan tantas cosas, que, aunque más o menos me supiera la historia, quería saber qué nueva desgracia o motivo de alegría iba a sucederle a David Copperfield o a su entorno. Y también por llegar al final, y que por fin David se diera cuenta de lo que tenía delante y no veía. Así que el ritmo hubiera sido rápido.
¿Leerías algo más del autor?
Por supuesto, todavía me quedan algunas novelas suyas por leer. Y seguro que releeré, porque es uno de mis escritores favoritos (que creo que no hacía falta ni mencionarlo, porque con la reseña ha quedado bastante claro…).