Sinopsis
Conocemos a Camille Claudel, sobre todo, como la amante del también escultor Auguste Rodin. Desde siempre, el papel de las mujeres que intentaron desarrollar su trabajo cerca de hombres de gran proyección ha sido secundario, ha sido una sombra. De este modo es como la autora de esta extraordinaria novela, Michèle Desbordes, intenta rescatar a Camille de su fantasmal condición. Recrea con una poética libre de sentimentalismos la historia de la joven Camille, una sombra en la vida de todos, una extravagante, una exaltada, arrebatada por la vida, por el arte y por el amor que no consiguió nunca ser visible para quienes la conocieron. Un fantasma delicado, bellísimo, sutil, cuya potencia emocional la apartó enseguida de las convencionales sensibilidades que la rodeaban. Ni su familia, ni su querido hermano, ni su amante, ni su entorno… nadie consiguió «verla», nadie supo entenderla; nadie, podemos concluir, estuvo a la altura de sus circunstancias. Encerrada, para librarse de su incómoda tristeza, en un manicomio durante décadas, Camille Claudel ha sido una de las grandes preteridas del mundo del arte. Por suerte, este libro no vuelve a narrar sólo la consabida historia del tormentoso amor, sino que indaga, literaria y emocionalmente, en los interiores del alma femenina, de un alma arrastrada por la belleza, de un alma despojada de toda esperanza y aun así llena de esperanza. Pasado y presente se mezclan, con una prosa portentosa y unas descripciones bellísimas, en esta novela que cuenta también una época (finales del siglo XIX y comienzos del XX) y una vida de manera ejemplar. No es la enfermedad de Camille, esa locura de amor, ni el estudio del entorno familiar, lo que interesan a Desbordes, sino lo que no había sido dicho hasta ahora… No hay anécdota o juicio en su novela. Con esta historia ferviente, el lenguaje alcanza la excelencia para contarnos la tragedia «serena» de habitar los límites de uno mismo. No cabe decirlo de otro modo: un libro poderoso.
¿Por qué me decidí a leerlo?
El personaje de Camille Claudel siempre me ha apasionado. Su historia siempre me ha parecido tan trágica, me parece tan injusto que una mujer pudiera ser tratada como a ella, por su hermano, por su amante y por su madre, y que la tuvieran encerrada en un manicomio tantos años, solo porque no se adaptó a las convenciones sociales. Y fue mejor llamarla loca que ver esa línea roja que hay entre el arte y la locura. De ella ya había leído una biografía hace mil años y he visto las dos películas que tratan sobre su vida o parte de ella. Así que cuando vi una reseña en Instagram sobre este libro lo apunté para leerlo enseguida.
¿Mereció la pena?
Me ha parecido un libro bellísimo donde se cuenta la vida de Camille, tanto cuando era libre y tenía una vida intensa, como en la triste parte donde está recluida. La autora ha sido capaz de construir con las dos partes una elegante novela. Camille era una notable escultora y mantuvo una relación muy tempestuosa con el escultor Rodin, lo que la hizo tener un desborde sentimental que dio con ella en un manicomio. Allí la metieron su hermano, el escritor Paul Claudel, y su madre, que no soportaban el carácter indómito de la escultora y su tendencia al escándalo. Está claro que si hubiera sido hombre no habría vivido durante muchos años en un manicomio, olvidada. Que acabara allí, claro está, es cuestión de género: la recluyeron y olvidaron allí por ser mujer.
Al repasar toda su vida la autora nos enseña la época de esplendor, de su amor, y después de su reclusión, al principio combativa y al final ya totalmente rendida. En su época esplendorosa nos habla de su amor por Rodin y su relación con él, al que ella abandona porque nunca quiso dejar a su mujer y el daño que eso le hacía, prefiriendo dejar la relación. Tampoco es que Rodin hiciera nada por ella ni durante su relación ni cuando estuvo en el manicomio, él prefirió seguir su vida y dejarla atrás. Cuando nos cuenta ya su reclusión, lo más importante es cómo espera esta mujer año tras año que su hermano, al que la unía una relación muy intensa, vaya a verla, y las pocas veces que lo hace en 30 años. Qué mal se portaron estos dos hombres con esta pobre mujer, que al final acabó totalmente rendida y sin tan siquiera hablar. Qué injusticia de vida.
Pero aparte de la historia, que a mí personalmente me toca en el corazón, lo que más me ha gustado del libro es su lenguaje lírico. Es como leer un libro de poemas en prosa, con un ritmo tranquilo, con frases muy largas y muchas repeticiones de expresiones que te hace tener todo el rato en la mente imágenes muy potentes. A mí la que más se me ha quedado grabada es la de la silla del pabellón donde se sienta a esperar, día tras día y año tras año. O también la agobiante sucesión de días, meses y años, siempre iguales para Camille, y su insoportable espera.
¿A quién se lo recomiendo?
A los que os gusten las biografías noveladas llenas de lírica.
Ritmo de lectura
Muy rápido.
¿Leerías algo más de esta autora?
Seguro que sí.