Más que descubrir qué es, se trata de explicar mi primera experiencia con esto de liberar libros o cruzar libros o, usando la palabra inglesa, BookCrossing. Y casualmente todo empezó con un libro sobre Jane Austen, mi autora favorita…
O más bien todo empezó en un centro cultural (concretamente el Centro Cultural Federico García Lorca de Rivas-Vaciamadrid). Suelo ir con frecuencia porque allí dan muchos talleres, tienen biblioteca… Un día, hace no mucho, vi que tenían una especie de expositor para dejar libros, creo que hecho con un palé, y cada vez que pasaba al lado miraba, pero casi sin pararme. Solo echaba un vistazo a los títulos, y más bien era para ver qué libros habían dejado y ver si alguno me lo había leído (pocos). Tampoco solía haber muchos, algunos volvían a aparecer después de un tiempo, pero ninguno me llamaba la atención…
Hasta que un día, saliendo de allí con unas amigas, miré como siempre, probablemente más rápido por ir acompañada, y pasé de largo porque creí que no me interesaba ninguno. Pero algo me hizo detenerme y volver sobre mis pasos. Había leído «Querida Jane» y tardé un poco (unos segundos) en darme cuenta de que podría referirse a Jane Austen. Y sí, era sobre ella (y las hermanas Brontë, pero si solo hubiera sido de las hermanas Brontë no sé si me lo hubiera llevado). Una de mis amigas estaba un poco preocupada por eso de «poder llevártelo tal cual» (no es que fuera su frase textual, pero ese era más o menos el sentido), y yo le dije que el sistema era así. Dejan un libro, te lo llevas, y esperan que luego lo vuelvas a liberar para otros.
Ahí demostré que no tenía mucha idea. La mayoría de los libros que dejan en ese punto de intercambio sí que parecen libros abandonados a su suerte, porque no tienen ninguna etiqueta. Pero en este caso el libro está registrado en la red social o página web BookCrossing, donde la gente puede decir que lo ha encontrado, liberado, o qué le ha parecido, y tiene un número asignado. Y una vez que lo has liberado puedes seguirle la pista (si es que la siguiente persona que se lo lleve está registrada y decide compartir su experiencia). Yo me enteré un poco tarde de qué pasos había que seguir, porque no me di cuenta de que tenía un folleto explicativo dentro hasta casi haber terminado el libro (es que el folleto estaba al final del todo). Y vale, pone en las etiquetas que te pases por la página web, pero no creía que fuera tan interesante y estuve a punto de no hacer nada más que leer el libro y volver a soltarlo.
Entré en la página web, busqué el número del libro y vi que lo había liberado la propia autora en 2008, es decir, hace diez años. No ha tenido mucho recorrido, según se ve en el registro, pero a saber cuánta gente lo habrá leído. Se liberó en Madrid y, no se sabe cómo, lo acabó registrando RIVAS-biblios en 2010. En febrero de 2018 lo liberaron en el sitio donde lo recogí yo, pero yo no lo vi hasta mediados de junio. Así que alguien se lo debió de llevar sin dejar constancia de nada en la web.
Mis problemas y dudas
Aunque me ha convencido el sistema y me parece una buena idea, a mí me sigue generando dudas, y tengo una cierta resistencia a liberar yo misma algún libro (y no solo llevarme uno y volver a soltarlo). Porque soy un poco posesiva, así que me cuesta desprenderme de mis libros. Creo que solo podría hacerlo con los que tengo repetidos, porque sí, alguna vez me he comprado dos veces el mismo libro. Pero normalmente son los que no me han dejado mucha huella, así que en teoría no son los mejores para compartir, porque no es que los recomiende fervientemente. Me parece muy buena idea que se indique que ni está perdido ni olvidado, y que esperan que te lo lleves, porque sin esas etiquetas podría ser un libro que tiene dueño, o incluso que no lo han podido terminar (una auténtica tragedia). Igualmente, cualquier persona podría dejarse olvidado un libro registrado, pero en ese caso hasta podrías mirar en la web por dónde anda, buscarlo y conseguir terminarlo.
Y luego está el problema de «a ver dónde lo libero», si no es en un punto específico y preparado como el del centro cultural. Porque a ver si le pasa algo al libro… Es que me imagino dejándolo al aire libre y que se estropee con el agua (de lluvia o de riego si es un parque), o que alguien lo acabe tirando, o acabe destrozado por algún animal… Total, que cogerlo me resulta fácil, pero liberarlo ya es otro tema, me parece un poco complicado para alguien con tanta imaginación como yo (por no decir con tendencia a ser muy exagerada).
Conclusión
Al final me lo he leído (hay reseña, por supuesto), he descubierto este sistema y me ha convencido, he liberado el libro (aunque en el mismo sitio en el que lo encontré), y hasta he descubierto una frase de Henry Miller en la página web de BookCrossing que me ha gustado:
Un libro no es solo un amigo, también te ayuda a hacer amigos. Cuando has poseído un libro con la mente y el espíritu, te has enriquecido personalmente. Pero cuando se lo pasas a alguien te has enriquecido por triplicado.
Qué curioso que seas de Rivas-Vaciamadrid, yo estuve trabajando en sus bibliotecas hace años haciendo una suplencia durante varios meses. Seguro que hasta nos habremos cruzado por allí. A mí me pasa lo que a ti con el bookcrosing que te da un poco de reparo de separarte de tus libros…
Un besazo
Qué casualidad, aunque hasta hace muy poco yo no solía ir a la biblioteca en Rivas, es algo bastante reciente. Si fue hace años no habrás conocido la Biblioteca Gloria Fuertes, que han tardado en terminarla, pero hace poco por fin la abrieron al público. Otro beso para ti.