Otro de mis autores favoritos, con el que puedes divertirte y reír, si eres de los que te gusta el humor británico y no sé si llamarlo humor «blanco» (más que nada porque no tiene ni pizca de humor negro o verde). Y a P. G. Wodehouse lo descubrí mirando donde muchas veces no miro…
Probablemente le pasa a más gente, pero normalmente en las librerías me fijo en los libros expuestos y, si me acerco a las estanterías, casi siempre lo que veo está a la altura de mis ojos o un poco más arriba o más abajo. Pero abajo del todo casi nunca miro. Excepto un día (bueno, más de un día, pero no es frecuente), que recuerdo bastante bien. Estaba buscando libros en la Fnac de Callao (en la época en la que era la única que había en Madrid y probablemente en España) y no encontraba nada que me llamara la atención, así que fui a las estanterías.
Me dirigí a la última estantería de literatura extranjera de los libros de bolsillo, me agaché (porque si no, imposible ver los títulos) y me fijé en unos libros, de color verde un poco chillón. Hasta me daba la impresión de que estaban un poco huérfanos y abandonados. Cogí uno, miré la portada, el nombre del autor (pensé si con esas iniciales sería un hombre o una mujer) y leí la sinopsis. Me pareció muy gracioso, pero no sabía cuál escoger: ¿Mal tiempo? ¿Locuras de Hollywood? ¿Luna de verano? Al final, creo recordar que escogí Amor y gallinas. Aunque da un poco igual, porque después de ese fui a por más, y tengo unos cuantos…
Así entré en el «universo» Wodehouse, con el mayordomo Jeeves supuestamente al servicio del atolondrado Bertie Wooster (si los conocéis, os daréis cuenta de quién lleva realmente la voz cantante), el club de los Zánganos, los Blandings, la tía Agatha, Psmith, Ukridge… Sus libros me resultan absolutamente deliciosos, aunque algunos dirán que es literatura menor porque es como una comedia de enredo, pero a mí me encantan. Me lo paso genial con tantos malentendidos, personajes peculiares, situaciones absurdas y amores que parecen imposibles por pequeñas tonterías (y que a veces son realmente imposibles para los solterones empedernidos).
Su personaje más famoso es Jeeves, el mayordomo que resuelve cualquier problema, y Bertie Wooster, que es el que se mete en líos porque es un alma cándida. Hasta tienen una serie, con Hugh Laurie y Stephen Fry, que no he visto, pero tengo ganas de ver. Eso sí, me gustan más las novelas en las que salen otros personajes, porque me parecen más variadas y no están contadas en primera persona. Mi favorito es el relato corto Ola de crímenes en el castillo de Blandings, una especie de homenaje a las historias de detectives.
Yo lo descubrí de adolescente, casi niña, entre los libros de mi padre. Desde entonces he ido comprando todos los que veía, creo que tengo todos los que se pueden encontrar en español. Es mi autor de cabecera, ese que releo una y mil veces, especialmente en épocas en que necesito evasión. De mis mejores descubrimientos.