Leer a Simone de Beauvoir y a otros autores durante la dictadura tenía que mantenerse como un auténtico secreto inconfesable. Ahora que por suerte no existe esa censura, es bueno hacer memoria, y recordar un libro, El segundo sexo, que fue un gran éxito, pero que era impensable que pasara la censura en España.
Observar y escuchar
Se titula así, observar y escuchar, porque no sabía muy bien qué título poner a esta entrada. Porque no es que seamos las típicas cotillas, ni nos gusta meternos en la vida de la gente, así que no podía poner «nos pirra cotillear». Y «cuando la gente nos llama la atención…» podía dar lugar a error, porque no es que nos lo recriminen. Nuestro secreto (in)confesable es más bien estar en un lugar, normalmente público, y fijarnos en una o más personas porque nos atraen de alguna forma. Pero cada una se fija de una forma diferente.

Edgar Wallace

Este escritor entra dentro de mis secretos (in)confesables o también se podría llamar pasión prohibida. Vale, prohibida no es que sea, pero es casi como una adicción y ha sido el único autor que (por ahora) me ha hecho gastarme un dinero que no tenía…