Sinopsis
Tres días antes de Navidad, en una Inglaterra brumosa y fría en la que nada parece ser capaz de romper el hechizo de las fiestas, se descubre el cadáver de una anciana en un desvencijado apartamento del barrio de Islington. Se trata de Olga Karukhina, aristócrata rusa que huyó de los bolcheviques y que, desde entonces, ha vivido oculta y casi en la indigencia. Su majestuosa pobreza no le ha impedido custodiar, lejos de miradas indiscretas, un arcón lleno de tesoros familiares, joyas y gemas de un valor incalculable. Y ahora dichos tesoros han desaparecido. El inspector Brett Nightingale y el sargento Beddoes serán los encargados de la investigación. Justo en vísperas de Navidad, descubrirán que la muerte de la anciana está relacionada con una serie de robos de joyas y objetos de arte de gran valor. Esta obra, inédita para el lector español, se adentra con velocidad vertiginosa en el lado más oscuro de las investigaciones policiales, recorriendo un Londres evocador en plena posguerra.
¿Por qué me decidí a leerlo?
Cualquier novela que me parezca que es un misterio clásico, de esos que me gustan tanto, me llama la atención. Y, además, por el título pensé que me serviría para el nivel 5 del reto «Todos los clásicos grandes y pequeños», de Las inquilinas de Netherfield, por ser un «clásico ambientado en Londres o París en su mayor parte».
¿Mereció la pena?
Ha estado bien leerla, aunque me esperaba más misterio. En parte refleja bien la sociedad de la época, con la situación de los migrantes, las bandas organizadas de delincuentes, o incluso la posibilidad de sobornar a un policía. Y me ha sorprendido el investigador. Brett Nightingale es un inspector de Scotland Yard que en sus ratos libres canta ópera, y que tiene una relación algo extraña con su esposa. Esa relación casi me parecía lo más misterioso de esta historia. O por lo menos me entró mucha curiosidad y me hubiera gustado saber más. Me sorprendió cómo se llevaba con el sargento Beddoes, porque parecían más unos colegas, incluso amigos, y no jefe y subordinado. Pero disfruté mucho con sus conversaciones, así que me parece perfecto que tuvieran esa confianza y se gastaran algunas bromas.
Aunque lo que más me llamó la atención fue la forma de trabajar de Nightingale. Es de los (pocos) detectives que formulan hipótesis (a veces parecía más bien que fantaseaba) y luego intentan comprobar si han acertado, porque las pruebas no parecen preocuparle demasiado. Lo malo es que, en vez de pensar en varias posibilidades a la vez (que es lo que hacía yo al leer), más bien seguía a su intuición en una sola dirección. Y a ver qué pasaba. Si acertaba, perfecto, y si se equivocaba, pues también bien, simplemente a volver a pensar y deducir. El procedimiento policial general parecía que se basaba en seguimientos, persecuciones, y, sobre todo, en tener buena suerte. Que de esa tiene bastante Nightingale.
En general me pareció que lo mejor de la novela son los personajes y sus relaciones. Todos me parecieron bastante complejos, con una personalidad bien definida, con motivaciones más o menos entendibles… Incluso a la mujer que aparece muerta, la aristócrata rusa Olga Karukhina, se la conoce bastante bien gracias a los testigos que la trataron en vida. Ivan, su nieto, me dio mucha pena; Majendie, el joyero apasionado por las joyas y los huevos de Fabergé, era un poco desconcertante; Stephanie, su empleada, todavía más. O por lo menos me costaba entender algunas cosas que hacía ella, como aceptar comer con frecuencia con Geoffrey, un trabajador de la tienda de al lado. Y algunos de una banda de ladrones eran casi hasta graciosos por sus conversaciones y sus meteduras de pata…
El cambio de título del inglés al castellano no lo entiendo. Sobre todo porque, aunque gran parte de la trama sí que transcurre en Londres, casi todo el desenlace se produce fuera de allí. Entiendo lo típico de poner primero «misterio» o «asesinato» o «muerte», para que no haya casi ninguna duda de que se trata de una novela de misterio. Y, también, el posible dilema por titularlo «El huevo de Pascua», que es como se le denomina en la novela. Podría parecer que no es una historia navideña al poner Pascua, pero es que Londres a secas tampoco evocaría precisamente la Navidad (aunque la imagen de la cubierta serviría como pista). Pero podría haberse titulado «El misterio del huevo de Pascua». O directamente hacer referencia al codiciado huevo de Fabergé que aparece en estas páginas…
¿A quién se lo recomiendo?
A quien quiera leer una historia policiaca bastante peculiar, en la que casi lo de menos es el misterio. Porque parecen mucho más importantes las relaciones de los personajes a nivel personal o en el trabajo. O en las actividades delictivas.
Ritmo de lectura
Un ritmo medio tirando a rápido.
¿Leerías algo más de la autora?
No está entre mis prioridades, pero si encuentro alguna otra novela suya de misterio creo que no podré resistirme y la leeré.