Sinopsis

Etna es una gata curiosa y decidida. Cuando con apenas mes y medio pierde a su familia y es alejada del único entorno que conoce, queda desamparada. Una mujer, una «humana» amante del arte y de los gatos, se cruza en su camino dándole un hogar. Serafín, el gato más grande que jamás haya visto, se convertirá en su compañero de viaje, en maestro y amigo, y con él recorrerá la ruta transitada por los animales abandonados. Nada tienen que temer gracias a que una estrella, una rescatista concienciada por su bienestar, ilumina su existencia.

¿Por qué me decidí a leerlo?

Descubrí este libro por un artículo: ‘El diario de Etna’, una novela solidaria para ayudar a las colonias felinas, en el blog El caballo de Nietzsche. Decidí comprar el libro enseguida, y después me di cuenta de que me servía para uno de los retos de lectura de 2022, porque tenía que leer un libro autopublicado. Si no hubiera sido por el reto, puede que hubiera tardado algo más en leerlo.

¿Mereció la pena?

Sí, me ha gustado esta historia, por los momentos tiernos y divertidos, aunque también me ha hecho sufrir un poco. Y llorar. Porque como casi cualquier historia en la que los animales son importantes, aparecen momentos duros. Pero en parte se compensa, ya que son varios los protagonistas felinos, y no a todos les va mal. Lo que más me gustó es cómo se describe la personalidad de cada gato o gata. Me sentía casi como si estuviera viendo esos comportamientos en directo. En la novela es Etna, la gata recién acogida, la que cuenta en primera persona (o primera gata) todo lo que va pasando. Cómo es su llegada a la casa, su adaptación, los otros gatos, cómo es «Humana»… El gato más importante para ella es Serafín, al que llama papi, que le explica cómo es la vida en la casa y en el exterior. Y cómo son el resto de las gatas y sus historias antes y después de ser adoptadas. Clotilde me recordaba a mi primera gata, Cleopatra. Como Alba no he tenido ninguna gata, tan cariñosa. Aunque por las ganas de comer sí que podría parecerse a Tari (la “gata negra de bigotes blancos”) o a Aria. Tengo una gata que se llama Isis, igual que la gata más traumatizada de esta historia. Y, curiosamente, también es muy independiente y desconfiada, aunque no tiene una historia tan dura como la de la novela.

Lo que no me terminaba de convencer era que Etna no solo entendiera perfectamente el lenguaje humano, sino que también podía hablar con los seres humanos. Y no como la comunicación que tengo con mis dos gatas, que no pasa de tratar de comprender, o más bien adivinar, qué quieren ellas, mientras intento que entiendan lo que pueden hacer y lo que no. Tengo que reconocer que en parte era un poco debido a la envidia. Porque ojalá entendiera Aria que la pastilla de la desparasitación no tiene que escupirla, que es por su bien. O que Isis confiara más en mí. Pero nada, que no hay forma de convencerlas, ni de que me cuenten directamente qué les pasa. Y, en cambio, Etna entiende todo perfectamente, como que ir a la clínica veterinaria es beneficioso o qué les pasó a su madre y hermanas. También es verdad que esa licencia narrativa le da la oportunidad a la autora de hablar de muchos temas como el abandono de gatos, la salud felina, los cuidados que deben tener, o los gatos en la Historia o en el Arte… Y todo con un estilo muy cercano, por contarlo una gata jovencita. Además, sale a relucir un poco la psicología humana, reflejando cómo son los que ayudan a los animales, y los que los maltratan.

Las ilustraciones, de Irlanda Tambascio Waine (Eire), me parecieron una monada. Aunque también me gustó ir a la página web de la novela y ver fotografías de los protagonistas gatunos de la historia (aunque justo para ver alguna foto de Etna hay que irse a Instagram o a la parte de “solidaridad” de la página web). En la página también se explica a qué organizaciones y asociaciones se destina lo recaudado por la venta del libro. Aunque la autora colabora de otras formas, como donando el libro para ser sorteado. Y, por supuesto, leerlo creo que también conciencia contra el abandono y contra el maltrato animal. Yo ya estaba concienciada desde mucho antes, porque desde muy pequeña me han gustado los animales, y especialmente adoro a los gatos (los felinos en general). Y ni se me ocurriría abandonarlos ni maltratarlos. Pero siempre viene bien recordar el gran trabajo que hacen quienes rescatan animales, los cuidan en las protectoras, se preocupan por los abandonados… E intentan hacer del mundo un lugar un poco mejor…

¿A quién se lo recomiendo?

A quien le gusten los animales, especialmente los gatos. Y también a quien quiera saber algo más sobre gatos, por si se plantea adoptar alguno… Además, comprar el libro sirve para una buena causa.

Ritmo de lectura

Bastante rápido. Aunque reconozco que el título de una de las partes en las que está dividida la novela me hizo no querer llegar a ella, porque me imaginaba que sería bastante triste. Y por eso tardé un poco más en terminarla.

¿Leerías algo más de la autora?

Si publica algún libro más sobre estos temas de animales, seguramente sí.