Sinopsis
Una madre soltera entra a trabajar como asistenta en casa de un viejo y huraño profesor de matemáticas. Sin embargo, no es un profesor cualquiera: antaño fue un reconocido matemático pero, tras un trágico accidente, solo recuerda lo ocurrido en los últimos ochenta minutos. Aunque siguen apasionándole los números y la resolución de problemas matemáticos, debe apuntar las cosas importantes en post-its para repasarlas todos los días, incluida la identidad de quienes lo rodean; una situación que lo vuelve muy vulnerable. Sin embargo, el profesor irá aceptando en su vida la irrupción de la asistenta y de su hijo, Root, de diez años, con quien comparte una pasión: el béisbol. Poco a poco se irá fraguando entre los tres una hermosa relación fundada en el afecto y la transmisión del saber. Una novela que devuelve la fe en el alma humana.
¿Por qué me decidí a leerlo?
Me encantó la sinopsis y que, además, fuera de una escritora japonesa. Y me dijeron que merecía la pena leerlo. La mezcla perfecta para que me animara a hacerlo.
¿Mereció la pena?
Me ha parecido una preciosidad de libro. Un protagonista que cada ochenta minutos tiene que empezar de nuevo, siempre es pasado para él y nunca hay presente. Y ese pasado se va recordando poco a poco, por los objetos que van apareciendo. Una novela llena de matemáticas, porque en el recuerdo del profesor aún quedan todos los datos del gran matemático que era. Y en ese espacio que tiene de recuerdo es capaz de seguir adelantando y creando fórmulas matemáticas. Además, es un libro lleno de béisbol, pasión del hijo de la asistenta, y que también lo fue del profesor en su juventud. Y que, como demuestra el profesor, está muy basado en las matemáticas.
Está narrado por la asistenta, que cuenta el tiempo que pasaron juntos los tres personajes, desde que la contratan. Va contando la vida diaria de los tres y las mejores anécdotas que les ocurrieron en ese espacio de tiempo juntos, un año. Pero sigue hasta el fin de la vida del profesor, porque mantuvieron el contacto con él por puro cariño. Y cuenta los lazos de amistad, e incluso de amor, que sienten los tres, a pesar de ser tan diferentes.
Una historia que llega al corazón. Incluso aunque no gusten las matemáticas, cuando cuentan cosas sobre los números primos, los naturales, el número perfecto, o las fórmulas matemáticas, la autora lo narra de un modo tan bello, que enternece mucho. Pero, sobre todo, por esa relación tan especial de una mujer sin recursos y su hijo, y el cariño y el respeto que profesan al profesor. Y, a pesar de que para el profesor cada día ellos son unos desconocidos, se ve que también los adora en esos momentos de lucidez que tiene.
En la novela se cuenta el día a día de estos tres personajes bajo un mismo techo. En realidad, no pasan grandes cosas, ni hay mucha acción, y sin embargo es interesantísima. Entretiene mucho durante todo el relato, por esa historia tan dulce y sencilla, que llega al corazón. Me encantaba coger el libro y leer esa historia por puro placer, y me sentía bien leyéndola. Creo que esto se debía a la preciosa prosa de la autora, muy bella, tierna y, también, elegante.
¿A quién se lo recomiendo?
A los que os gusten los libros sencillos y bellos, porque este lo es, y mucho.
Si os gustan las novelas sobre amistad, amor y aprendizaje personal.
A los que no busquéis un libro de acción.
Ritmo de lectura
Rápido.
¿Leerías algo más de la autora?
Ya tengo apuntados varios libros más de ella para leerlos.