Sinopsis
Escrito en 1929, Mendel el de los libros narra la trágica historia de un excéntrico librero de viejo que pasa sus días sentado siempre a la misma mesa en uno de los muchos cafés de la ciudad de Viena. Con su memoria enciclopédica, el inmigrante judío ruso no sólo es tolerado, sino querido y admirado por el dueño del café Gluck y por la culta clientela que requiere sus servicios. Sin embargo, en 1915 Jakob Mendel es enviado a un campo de concentración, acusado injustamente de colaborar con los enemigos del Imperio austrohúngaro. Un breve y brillante relato sobre la exclusión en la Europa de la primera mitad del siglo XX.
¿Por qué me decidí a leerlo?
Es un autor que me daba mucho respeto leer. Pero una vez que leí algún libro de él, como Novela de ajedrez, me di cuenta de que quería leer más y eso he hecho, leer más de su literatura.
¿Mereció la pena?
Ha merecido mucho la pena leer este pequeño libro joya de Zweig. Digo pequeño porque no llega a las 100 páginas, pero es una joya, porque a pesar del tiempo no se ha quedado trasnochado. Lo que cuenta es de la Primera Guerra Mundial, pero podría pasar en cualquiera de las guerras que asola el mundo en la actualidad. Lo he leído en algo menos de dos horas, pero la verdad es que no hubiera podido dejarlo a medias, sin saber qué le pasa a Mendel el de los libros. Y lo que más me gusta del autor es lo mucho que cuenta en tan poco tiempo. Lo bien que nos describe al personaje principal, Mendel, y a los pocos personajes secundarios que lo rodean, te imaginas muy bien su físico, su mentalidad y forma de ser. Y todo ello escrito de una forma muy sencilla y clara, una maravilla.
Es una crítica a la guerra y todas las incongruencias que lleva intrínsecas, donde el protagonista, Mendel, podría representarnos a todos nosotros, ciudadanos de a pie de cualquier país del mundo. Porque, a pesar de no pensar en nada más que en libros y no estar al tanto de lo que le rodea, sea sociedad o política, se ve inmerso en la guerra y la sufre en sus carnes. Eso es lo que pasa siempre con las guerras, que las sufren los que menos se la merecen.
Y también es un homenaje a los libros; a la literatura por disfrute, no por intereses monetarios o por vanidad de autor; al simple lector que ama leer, y lo que le rodea no le importa demasiado si tiene un libro en las manos, y es capaz de volar muy alto con la imaginación… Por todo esto, a pesar de lo triste que es lo que le ocurre a Mendel al final, te quedas más con lo glorioso que es el personaje. Esto me ha llevado a pensar lo mucho que me ha gustado esta novela sobre los “metalibros”, libros dentro de un libro.
Me ha parecido original que la historia esté narrada por uno de los personajes secundarios. Pero es tan poco importante que no conocemos ni su nombre, ni su vida. En primera persona nos cuenta la relación que tuvo con Mendel y por eso nace la historia que nos cuenta, de unas pocas conversaciones que mantuvo con él, y de otras conversaciones que tiene con otros personajes que le cuentan más del protagonista. Y todo ello ocurre en la misma escena, es la misma línea temporal en la que se va contando la vida de Mendel, por unos y por otros.
¿A quién se lo recomiendo?
A los que os gusten las novelas cortas en las que se habla de Historia, en este caso la Primera Guerra Mundial en Viena y los cambios históricos que llevaron a ella.
A los que os gusten los libros en los que se habla del amor por los libros por encima de todas las cosas.
A los que busquéis un relato cortito, bonito, muy dulce, y al final un poco trágico.
Ritmo de lectura
Rapidísimo.
¿Leerías algo más del autor?
De vez en cuando seguiré leyendo a Zweig.