Sinopsis
Una excéntrica y reputada escritora barcelonesa, de avanzada edad, aparece de pronto en casa de su hermano y, malhumorada y displicente, le espeta: «Como podrás imaginar, he venido aquí a morir». Otra mujer, cuarenta y pocos años, en crisis –roto su matrimonio, sin rumbo profesional–, se lanza a los brazos de su amante en busca de una salida desesperada a la confusión que la embarga. Esta novela narra el encuentro entre ambas mujeres, obligadas a convivir en una situación límite. Saben que no tienen casi nada en común, pero a lo largo del relato un vínculo intangible se irá construyendo en paralelo. Obsesionada por entender a la mayor, la joven rebusca en el pasado de ésta para acercarse a la leyenda que fue, para, quizá, poder asumir cómo terminó. La novela es el retrato de una creadora imprevisible y fascinante, y la crónica, desgarradora y tragicómica, de su declive, en una sucesión de episodios de demencia y lucidez, ternura y arrebato, iluminados por la esperanza de encontrar, en la literatura, la redención.
¿Por qué me decidí a leerlo?
Por uno de los retos literarios que quiero completar este año. En marzo tocaba un libro «con un color en el título». Este me llamó la atención porque tiene dos colores y porque una de las protagonistas es escritora, que es un tema que me suele llamar la atención.
¿Mereció la pena?
Me ha resultado un libro un poco extraño, pero me viene bien leer de vez en cuando una historia que me descoloque y me saque de mi zona de confort. Al ir leyendo varias cosas me desconcertaban. Primero, la estructura. Gran parte de la historia está contada en primera persona, por una mujer que quiere conocer mejor a la famosa escritora Emma Thomas. Cada capítulo de esos está dedicado a preguntar a una persona que la conoció, y tiene un título que hace referencia a quién está preguntando: el psiquiatra, la secretaria, la poetisa, el poeta, la presentadora de Telemadrid… Otros capítulos simplemente están numerados, y narrados en tercera persona. Parece alguien que ve las escenas de la Escritora, el Hermano, la Cuñada, la Hija… con mucha distancia, como si se limitara a describir asépticamente lo que observa. Por las descripciones me daba la impresión de que podría ser lo que alguien viera al mirar con cámaras de vigilancia (con sonido), y que a mí siempre me dan sensación de irrealidad al verlas. No sé si esa sensación es por el ángulo o por ser tan fijas… Pero sí sé que me parecía muy original, y que a veces me gustaba más esa narración, frente a la narradora en primera persona, con la que no conseguí empatizar hasta el final.
El segundo desconcierto fue al descubrirse quién narra en primera persona. Pensé que tendría que haberme dado cuenta mucho antes. Tenía varias teorías al principio sobre quién podía ser, pero a ella justo la descarté. Me parecía que su forma de pensar y actuar no cuadraba con lo «observado» por la narradora en tercera persona. Aunque también es verdad que, desde fuera, viendo simplemente cómo se comporta la gente, es difícil saber qué piensan realmente, o qué conflictos tienen si no los cuentan. El tercer desconcierto fue por el tema de la política. Porque no me esperaba que saliera tanto una votación sobre la independencia de Cataluña, aunque es simplemente un reflejo de cómo lo vivió la sociedad catalana en esa época (hace referencia a la consulta del 9 de noviembre de 2014, y no a la más conocida del 1 de octubre de 2017). En los libros que suelo leer casi nunca se menciona la política, excepto cuando el libro es un ensayo o ya se indica en la sinopsis que trata sobre una época convulsa (y, a veces, ni siquiera entonces).
El cuarto desconcierto fue el tema de los personajes famosos. A unos cuantos no les cambia el nombre, pero a bastantes sí. Una famosa, a pesar de cambiarle nombre y apellido, me pareció muy reconocible. Y me pregunté a qué se debía lo de ocultar la identidad de esa famosa. ¿Se negó a salir en el libro? ¿Lo cambió porque había cambiado el de la Escritora y ya cambió el de todos los que la conocieron? A la mayoría no los reconocí. Sí que me di cuenta de que Ada era Ana María Moix, gracias a la cita del principio, donde sale su poema «Corazón Amarillo Sangre Azul», y en el libro se lo atribuye a Ada, que es la que ayuda a la protagonista diciéndole a quién tiene que entrevistar. Una vez terminado el libro leí una entrevista a Eva Blanch. Entonces todo lo que había leído encajó mucho mejor y comprendí bastantes cosas. Y eso que no me quedó claro qué partes podrían ser auténticamente biográficas y cuáles son pura invención.
¿A quién se lo recomiendo?
A quien quiera leer una historia sobre una familia que tiene que lidiar con momentos muy difíciles. O sobre cómo cada persona puede dar una visión distinta de alguien que conocían.
Ritmo de lectura
Medio, tirando a rápido. Aunque me desconcertaba, no me resultaba difícil seguir leyendo, y quería saber cómo acabaría todo.
¿Leeré algo más de la autora?
No lo descarto, pero no me he puesto a buscar más obras suyas, así que ni siquiera sé si ha publicado algo más.