(He puesto tres cubiertas, en castellano, inglés y hebreo, porque el original se escribió en hebreo, pero la traducción en castellano viene del inglés).
Sinopsis
El asesinato de la eminente psiquiatra Eva Neidorf poco antes de dar una conferencia, y la desaparición de todos los documentos personales de la fallecida, son los datos con los que deberá iniciar su trabajo de investigación el inteligente comisario Michael Ohayon, al que poco a poco el caso policiaco que investiga se le irá convirtiendo en un caso psicoanalítico tras seguir las pesquisas de los pacientes de la víctima.
Con una intriga planteada diestramente y resuelta con maestría, El asesinato del sábado por la mañana (premio a la mejor novela policiaca en Alemania) ha sido probablemente la primera novela de misterio de un autor israelí que llegó a un público internacional. La crítica estadounidense, japonesa y europea ha coincidido al calificarla como una excelente novela policiaca cuya novedad reside en su escenario y en los personajes, que no olvidan reflejar las paradojas y tensiones particulares del Israel de nuestros días.
¿Por qué me decidí a leerlo?
Porque me llamó la atención la portada y el título. Luego me di cuenta de que ya había leído una novela de esta autora, Un asesinato musical. Y si me hubiera acordado de que ya había leído algo de ella probablemente no lo hubiera leído, porque no me convenció mucho.
¿Mereció la pena?
No me ha apasionado, pero me mantuvo interesada por varias razones. Para empezar, por leer una novela de misterio muy centrada en la psicología. Pero más que a nivel de conocer a los personajes, por el trabajo de los sospechosos: casi todos se dedican al psicoanálisis. También me ha gustado conocer cómo era la vida en Israel en los años 80, y cómo se habían formado algunos barrios, con gente venida de otros países. Solo de pasada se habla de los campos de refugiados de población musulmana como Dehaisha (ni siquiera recuerdo que se nombre directamente Palestina ni nada de territorios ocupados), y de cómo los trabajadores musulmanes temen cualquier contacto con la policía israelí, porque saben que siempre son sospechosos. Me extrañó que muchos personajes tuvieran apellidos alemanes, pero no por huir de Alemania durante la época de los nazis, sino que llegaron bastante antes (1878 o así). Sus familias se habían establecido en un barrio concreto de Tel Aviv, conocido a partir de entonces como la colonia alemana.
Este es el primer caso de la serie protagonizada por el inspector jefe Michael Ohayon, y al principio hasta parece que no va a tener mucho protagonismo. La historia, contada en tercera persona, empieza siguiendo lo que hace el primero en descubrir el cadáver de Eva Neidorf, un psicoanalista llamado Shlomo Gold. Y también narra lo que les ocurre a otros personajes, además de a Ohayon. Ohayon es de los detectives que se implican mucho en el caso, aunque al mismo tiempo tiene unos cuantos problemas personales. Suele desesperar a sus jefes porque hace lo que le da la gana y tiende a estar ilocalizable. Tampoco era tan difícil estarlo, porque es una época en la que solo podían comunicarse por teléfono fijo o con la radio de la policía, y él suele desconectarla, para desesperación de sus compañeros. Con él trabajan con frecuencia Tzilla, que parece casi su secretaria, y Eli. No entendí muy bien qué tipo de relación tenían estos dos, porque parecía que la autora solo quería centrarse en esos momentos en Ohayon y sus problemas.
El misterio no está mal, aunque a veces me parecía que la trama se ralentizaba y no avanzaba. Y parece que eso la autora lo aprovecha para contar ciertas tramas personales que poco tienen que ver con el asesinato. En parte se ralentiza porque la solución es relativamente sencilla, lo más difícil era conseguir que la persona culpable acabara detenida. Cuando la historia se centra en Ohayon se describe bastante bien cómo es el protocolo policial, aunque no me hubiera venido mal alguna explicación más sobre cómo funcionaba la policía israelí. La autora narra ciertas situaciones, pero algunas casi hay que imaginarlas. Por ejemplo, el tema de las torturas. Solo parece insinuar que la policía tortura, a veces, para conseguir una confesión, pero (por suerte) nos ahorra la descripción de un momento así. O los pisos ocultos para interrogar en secreto a gente que se supone que no deberían interrogar, con los vecinos pensando mal de sus idas y venidas, pero sin acertar (eso hasta me pareció que tenía un punto divertido).
Los personajes creo que están bien descritos y cada uno tiene bien definida su personalidad. Lo que más me extrañó, porque es una escritora (y de eso me di cuenta al mismo tiempo que recordé que ya había leído algo de ella), fue el tratamiento que le da a las mujeres, bastante secundarias en general. Y no fija su atención en lo que hace ninguna. Entre los personajes destacan Ernst Hildesheimer, que es el director del Instituto, que a todo el mundo fascina y yo no entendía por qué exactamente; Dina Silver, muy atractiva y a punto de formar parte del Instituto; o Joe Linder, poseedor del arma del crimen. Él, y algún otro, me asombraba. Porque se dedicaba a diagnosticar y poner tratamiento, y parecía que él lo necesitaba mucho más. También me pareció curiosa la diferencia que hacen entre el psicoanálisis, en el diván, y el resto de las terapias psicológicas, en sillas normales, cara a cara. Y también me pareció curioso el complicado sistema de control y supervisión que establecen en el Instituto para los terapeutas y psicoanalistas.
La traducción es de María Corniero, y solo incluye dos notas para explicar algunos detalles. Me hubiera encantado que se explicaran muchas más cosas, pero porque me entraba curiosidad, no porque sea difícil seguir la historia. Y, siguiendo con mi «obsesión» por la traducción de los títulos, paso a contar lo que he averiguado sobre él. En hebreo el título significa algo así como «deberías descansar en Sabbat», que es el día sagrado para los judíos. Supongo que es una referencia a que se quisiera dar una conferencia en sábado (Sabbat) y se suspenda porque la ponente ha sido encontrada asesinada. En cambio, en inglés y en castellano se ha optado por quitar cualquier connotación religiosa y centrarse en cuándo ocurre el crimen. Aunque creo que, en general, es mejor respetar los títulos originales en lo posible, a mí personalmente me llama más la atención que el asesinato sea un sábado cualquiera por la mañana (y por eso me fijé en el libro).
¿A quién se lo recomiendo?
A quien quiera leer una novela de misterio ambientada en Israel, en los años 80, y en el mundo del psicoanálisis.
Ritmo de lectura
Un poco lento, pero constante.
¿Leerías algo más de la autora?
No sé, no lo descarto. La otra novela suya que leí no me convenció porque la forma de narrar me parecía liosa (lo recuerdo como que a veces el protagonista se ponía a recordar dentro de un recuerdo, y a veces no sabía si volvía al primer recuerdo o al presente).
Qué bien escrita.
Claridad. Buen criterio.
Leyendo tus reseñas me queda claro si me va a gustar, interesar leerlo, ó no. En este caso, de momento no lo leeré.
Te agradezco mucho que compartas tus opiniones.
Muy interesante.
Saludos.
María Rosario.
Muchas gracias, me alegro de que te ayude, aunque sea para descartar. Con todo lo que hay que leer, mejor ir a por lo que de verdad interesa. Saludos