Sinopsis
Ambientada en la región histórica de Smolandia, pinta el retrato de una comunidad con la voz de su heroína y narradora, una mujer de veintisiete años bajita y no muy agraciada, recientemente casada con un médico al que llama Oso. En las cartas que envía a una amiga, que son como un diario íntimo y a la vez un proyecto de novela, describe su vida conyugal y la de sus nuevos parientes y conocidos, entre quienes destaca su imponente suegra, la baronesa Mansfelt, que se expresa con dichos y refranes. La noticia de que un misterioso forastero ha alquilado una de las casas más nobles de la región desata un reguero de rumores: ¿será un espía, un italiano que ha matado a su mujer, un rico exiliado portugués? Al final el nuevo inquilino no será tan desconocido para sus vecinos, pero trastornará su paz: lleva a las espaldas la carga del «fuego de los abismos» y «la pasión de la destrucción». Fredrika Bremer fue una de las figuras literarias más importantes de la Suecia del siglo XIX, y en esta novela trata multitud de temas —desde el significado de la música al comercio de esclavos—, siempre con la vista puesta en el poder del amor y la reconciliación, y en el equilibrio entre romanticismo y armonía.
¿Por qué me decidí a leerlo?
Lo vi recomendado en Twitter por varias personas y me pareció interesante. Y esperé un poco para leerlo, hasta que me valiera para el reto de Todos los clásicos grandes y pequeños de Las inquilinas de Netherfield, porque tenía que leer un «clásico escrito originalmente en un idioma distinto al español, inglés o francés» (nivel 5). La autora, Fredrika Bremer, era sueca (y escribió sus obras en sueco).
¿Mereció la pena?
Sí, me ha gustado leer esta novela y conocer a esta autora, que creó algo de polémica en su época por su feminismo. Aunque no creo que concretamente por esta obra, porque es una historia costumbrista y probablemente considerada romántica, más bien sería por otras obras. Pero sí que tiene algunos detalles que demuestran que no creía que las mujeres solo pudieran ser esposas y madres. Y también que creía que ambos cónyuges tienen que poner de su parte para que funcione el matrimonio. La historia está dividida en dos partes o libros, y me gustó más el primer libro, porque me resultaba más ligero, ya que la protagonista, Fransiska Werner, parece que se lo toma todo con más humor. O por lo menos me resultaba más real y cercano, sin tantas pasiones y, sobre todo, menos dramatismo. En el segundo libro tiene mucha importancia la historia romántica, que parece casi un imposible por todos los impedimentos que tienen, y yo disfrutaba más con las vivencias de Fransiska.
La novela es epistolar. Son 24 cartas de Fransiska, numeradas con números romanos, escritas durante un año, más o menos, a su amiga Maria L, aunque poco sabemos de lo que contesta Maria (solo algunos comentarios que hace Fransiska sobre alguna pregunta que ha hecho su amiga). Como hay partes de la historia que no conoce Fransiska, hay otras cartas que completan la historia de amor y algún que otro hecho misterioso que tiene que ver con el nuevo vecino. Unas son cartas al lector de una desconocida, otras de un personaje masculino a un amigo (que si yo recibo esas cartas hubiera pensado, como mínimo, que mi amigo es demasiado intenso, que se lo toma todo a la tremenda y que parece que solo está en el mundo para sufrir), y también algunas cartas de los enamorados.
La protagonista, como ya he mencionado, es Fransiska, casada con Lars Anders «Oso» Werner. Por la correspondencia conocemos cómo empieza su vida de casada y cómo es su nuevo hogar, Rosenvik, una casa perteneciente a la «madrastra» (llamada por sus hijastros como ma chère mère). Se la alquila a Oso, al que trata como a un hijo. Reconozco que al principio no entendía muy bien cómo eran las relaciones familiares, aunque poco a poco se aclaran. Fransiska enseguida se encariña con la casa, y le va contando a su amiga cómo son sus nuevos vecinos y su familia política. También recuerda su pasado, cuando era una joven muy activa o cuando conoció a su esposo. Además, narra la convivencia con su marido, sus pequeños enfados, algunos problemas económicos… Este matrimonio a veces me resultaba muy divertido, y me gustaba mucho su complicidad.
La mayoría de los personajes son bastante peculiares. Petter es el hermano favorito de Oso, casado con Ebba, que de primeras parece muy malcriada, aunque por suerte mejora. Jean-Jacques es otro hermano, casado con Jane-Marie, una pareja en la que él habla demasiado y ella es demasiado arrogante. También hay un hermano perdido, Bruno Mansfelt, que es el hijo único de ma chère mère, que se marchó por exceso de orgullo de la madre y también del hijo. Ma chère mère me gustaba mucho como personaje, porque demuestra ser una mujer fuerte y capaz de organizar perfectamente sus asuntos sin ayuda de nadie. Pero creo que en la vida real intentaría alejarme lo más posible de alguien tan estricto y que siempre cree tener razón, aunque en el fondo hace todo lo que puede por ayudar a los demás. Me gustó que se impusiera muchas veces y tuviera tanto carácter, aunque era demasiado cabezota.
Stellan, una amistad de Oso, pasa una temporada con ellos y cree que lo mejor es estar soltero, aunque igual podría hacer una excepción si aparece la adecuada (que con lo enamoradizo que es parece que varias podrían serlo…). O igual no, porque muy centrado no parecía. Serena es dulce, pura y luminosa, y todo el mundo la aprecia. Es tan buena que prefiere sacrificarse y no casarse (ni tener casi vida) por no abandonar a sus abuelos, que la criaron desde pequeña. Otros vecinos son el magistrado Hök, que aparece poco, pero siempre tiene algo razonable que decir; Hellevi Husgafvel, una mujer bastante peculiar, que ha decidido ser independiente y no casarse, porque no parece que encaje en ningún sitio; la familia V. P., muy estirados, que creen que lo único importante es codearse con la nobleza; y Fransiska incluso se encuentra con una amiga de la juventud…
Fransiska me gustó mucho, aunque a veces me preocupaba por algunas decisiones que tomaba. Pero me parecía una protagonista genial, buena persona, pero con cierto carácter, con una vitalidad contagiosa, inteligente y sensata, aunque a veces con demasiadas ganas de agradar. Una de las primeras cosas que echa de menos es tener una amiga, así que parece que en cada visita su aspiración es llevarse bien con la vecina de turno, pero no siempre sale bien. Aunque es una auténtica joya a la hora de arreglar lo que parece imposible, a veces también sufre desprecios. El resto de los personajes, en general, también me caían bastante bien, porque no es una historia con grandes malvados. Más bien la mayoría son personas con vidas bastante normales, con sus rarezas, pero formando una comunidad donde casi no hay conflictos. Y en la que se hacen visitas, pero de vez en cuando, sin agobiarse.
Varias cosas me llamaron la atención. El que más, una visión de la maternidad que creo que no es muy frecuente: las dudas sobre el futuro de los hijos y los peligros del parto. También que en muchos de los matrimonios hay bastante diferencia de edad, y unos cuantos segundos matrimonios de viudos (no de viudas, y hay pocas viudas). Lo que no me sorprendió es el diferente trato (y final) entre una mujer y un hombre que tienen amantes, o que una mujer muy buena supuestamente pueda transformar a un hombre que parece obsesivo, atormentado y con mucha oscuridad en su interior. Otra cosa llamativa fue la veneración que siente Elsa por ma chère mère, a la que lleva 40 años sirviendo, ya que cree que su vida no tendría sentido si no puede seguir a su servicio. Y, aunque me lo he encontrado en otros libros también, que se quejaran de problemas que les parecían irresolubles y a mí, muy fáciles de resolver.
¿A quién se lo recomiendo?
A quien le gusten las historias costumbristas y conocer un poco cómo se vivía en las zonas rurales en el siglo XIX.
Ritmo de lectura
Un ritmo medio tirando a rápido, porque me lo pasaba bastante bien leyendo, por la forma de narrar y lo simpática que me resultaba Fransiska. La historia en algunos momentos me enganchaba más por un ligero suspense.
¿Leerías algo más de la autora?
Si encuentro más de sus obras traducidas, sí, me gustaría.