Sinopsis
(Este libro en concreto, editado por Planeta DeAgostini, no tiene sinopsis, así que he tomado prestada la de otra edición, de Edhasa, aunque muy recortada para no destripar nada y sentir un poco lo mismo que los primeros lectores, que no sabían qué era ese extraño ser).
Un monstruo marino ha puesto en marcha todas las alarmas, y finalmente se organiza una expedición para capturarlo, en la que figuran el célebre profesor de Historia Natural Pierre Aronnax, su ayudante Conseil y el experto arponero canadiense Ned Land…
¿Por qué me decidí a leerlo?
Porque me servía para el #Reto20Pecera de La pecera de Raquel, por ser «un libro que incluya “20” o “veinte” en su título». Y también para leer un libro que nunca había leído, y eso que en mi infancia o juventud leí bastantes libros de Julio Verne. Pero este nunca me despertó la suficiente curiosidad (aunque la historia ya la conocía, e igual fue por eso, que me bastaba con lo que ya sabía). También tenía cierta curiosidad por leerlo desde que busqué información sobre la relación entre Vigo y Julio Verne.
¿Mereció la pena?
Me ha servido para varias cosas, pero no puedo decir que haya disfrutado con la lectura. Para empezar, me ha servido para alegrarme por no haberlo leído de pequeña (o joven), porque creo que hubiera acabado traumatizada, con tanta caza y pesca. También me ha servido para conocer un poco la ciencia de la época (se nota que hizo una excelente labor de investigación e incluyó los conocimientos más pioneros), y para volver a admirar su gran imaginación. Además, me ha hecho descubrir una historia de Verne en la que el final me ha decepcionado (creo recordar que en general en todas sus novelas me gustaron los finales, incluso aunque me aburriera la historia). Me dejó descolocada que muchas cosas que quería saber finalmente no las desvela. Al parecer este libro, junto a Los hijos del capitán Grant y La isla misteriosa, forman una especie de trilogía, y en el último se resolverían gran parte de mis dudas. Aunque estoy casi segura de que me leí los otros dos (hace años), no recuerdo esa supuesta relación entre ellos. Pero si acaba dando todas las explicaciones, le «perdono» este final.
Los personajes básicamente son cuatro. El narrador en primera persona es Pierre Aronnax, médico, profesor de Historia natural y entusiasta del mundo marino, que se apunta a cualquier expedición que tenga que ver con descubrir algo nuevo o a verlo con sus propios ojos, si es que ya había oído hablar de ello. Sabe mucho de Zoología y Botánica, pero también de Historia o Mineralogía. Y no para de explayarse contando todo lo que ha visto, con párrafos repletos de animales y plantas que van variando según en qué océano o mar se encuentren. En esas partes a veces pensaba que hubiera estado bien buscar imágenes de las especies, porque muchas no las hubiera reconocido solo por los nombres. Pero eso hubiera eternizado todavía más la lectura, así que lo descarté, y simplemente seguí leyendo (aunque no creo que prestara demasiada atención en esos párrafos). Con Aronnax siempre viaja su inseparable criado, Consejo (en el original Conseil), al que se le da muy bien memorizar la clasificación linneana de todos los seres vivos, pero sin aplicación práctica (es incapaz de asociar el nombre al animal o planta que está viendo). Su existencia se basa en servir a su señor, y cualquier sacrificio es poco por su amo.
Cuando a Aronnax le proponen ir tras un misterioso animal muy veloz que ataca barcos, por supuesto se une a la expedición. Y evidentemente con él viaja Consejo, que no tiene a nadie más, ni nada mejor que hacer, ni vida propia. A Ned Land lo conocemos en el barco que va tras ese ser marino misterioso. Es un arponero canadiense, así que los tres pueden hablar en francés, le encanta cazar ballenas, y no soporta estar confinado. A mí me resultaba relativamente simpático, hasta que demostraba que no podía dejar de cazar casi cualquier cosa que se moviera. Y, por último, mi personaje favorito: el capitán Nemo, aunque tampoco es que hubiera mucho donde elegir, porque casi no aparece nadie más. Me gustaron sus ideales, pero me parecía demasiado drástico, y a veces demasiado destructivo. En parte entendía que no quisiera tratar con los seres humanos, sobre todo con los opresores, aunque a los oprimidos a veces hasta los salvaba, porque siente que son compañeros de infortunio. Su relación con la naturaleza es lo que hoy en día llamaríamos sostenible, solo toma lo que de verdad necesita e intenta ser autosuficiente.
Pero a veces también me decepcionó. Como cuando parece que se llega a la conclusión de que no hay que matar por matar, porque al ritmo al que se cazan ballenas se podrían extinguir o incluso se preocupan por la sobrepesca del bacalao, y entonces Nemo suelta que los cachalotes son maléficos y hay que destruirlos. Resumiendo, las partes en las que solo hay caza y pesca por mí se las podía haber ahorrado. En realidad, hay otro personaje principal más, aunque es inanimado: el Nautilus. Una maravilla de submarino, equipado con todas las comodidades, muy veloz, capaz de soportar grandes presiones, muy bien aislado del exterior… Reconozco que, con lo poco que me hubiera gustado estar bajo agua, el confinamiento no hubiera sido tan duro en un sitio así. Y lo que más me llamó la atención en el tema de los personajes es que no aparezca ni una sola mujer. Bueno, algunas aparecen mencionadas, pero creo que están todas muertas. Puede que eso hiciera que mi interés por el libro fuera menor, que es algo que me pasa desde pequeña: sin mujeres siento que falta algo, y es más fácil que me aburra.
Como decía al principio, seguramente hizo un gran trabajo de documentación, y compartió en el libro gran parte de los conocimientos científicos de la época (la acción se sitúa entre 1866 y 1867, y se publicó por entregas entre 1869 y 1870). Y se adelantó en algunas cosas y en otras no acertó, pero siguió las teorías que manejaban los científicos de la época. No sé quién tradujo este libro (no venía esa información), pero intuyo que no es muy reciente por castellanizar nombres como el de Conseil (que es consejo en francés, pero al castellanizarlo me producía un poco de confusión, sobre todo si la frase empezaba por «Consejo»). Pero también se esforzó, sobre todo al principio, en aclarar muchos datos científicos, de medidas… Y a veces hasta explicó en qué cálculos se equivocó Julio Verne. Me pareció que tenía demasiadas explicaciones, pero se agradece el esfuerzo, aunque yo seguí ignorando felizmente las relaciones entre leguas, metros, pies… y me centré en seguir leyendo y no acabar abandonando el libro.
Por mucho que algunas personas la consideren una gran novela de aventuras, desde mi punto de vista tiene poca acción. Y ha pasado a formar parte del grupo de novelas de Julio Verne que no son para mí, como De la Tierra a la Luna o Viaje al centro de la Tierra, porque con tantos datos siento que se diluye la sensación de aventura. En este caso, hasta me fastidia el título, porque al ir contando las leguas que llevan recorridas, cuando existe algún peligro y no han alcanzado esa cifra ya me imaginaba que lo iban a superar… Además, disminuye el suspense saber desde el principio que eso que persiguen no es un narval ni ningún otro animal, pero eso no es culpa del autor. Por supuesto también hubo momentos interesantes, que disfruté, como cuando explica algunos hechos históricos o legendarios, o pasan cerca de Santorini (una isla que me encanta), o por el Mar Rojo, y hablan sobre la importancia de construir el canal de Suez… Y en esas partes no me hubiera importado que se alargara más.
También explica fenómenos naturales, como la formación de las perlas, y me gustó que se posicionara en contra de las condiciones laborales de los buscadores de perlas, con mucho riesgo y demasiada explotación. Aunque, por otro lado, queda claro que son muy clasistas. La categoría de un profesor no es la misma que un arponero o un criado, así que muchas veces Aronnax está solo o es el único que trata a Nemo en las comidas. Lo malo es que eso de que sean iguales no hace que le saque mucha información al capitán (los otros dos es que casi ni le tratan, como para hacer muchas preguntas). Tampoco parecen tener buena opinión de algunos «salvajes» con los que se encuentran, porque intentan destruir algo que no conocen o que les da miedo. Y eso que precisamente a lo largo de la novela se demuestra que los «civilizados» tienen tendencia a hacer lo mismo, intentando dar caza a un extraño ser para destruirlo, y luego, a lo mejor, estudiarlo.
¿A quién se lo recomiendo?
A quien le guste el mundo submarino, tanto los animales y plantas como la historia del ser humano y su relación con los mares.
Ritmo de lectura
Muy lento, he tardado casi tres meses en leerlo. Fue de los últimos libros que saqué de la biblioteca, a principios de marzo, y me ha durado casi todo el estado de alarma.
¿Leerías algo más del autor?
Sí, porque no me he leído todos sus libros, ya que fue muy productivo escribiendo. Y probablemente también releeré mis favoritas, como La vuelta al mundo en ochenta días, Las tribulaciones de un chino en China, Las indias negras, El rayo verde…
Hola! Pues aunque parezca increíble, nunca he leído nada de ñ Julio Verne! Lo sé! Sacrilegio! Jejejeje, pero por lo que sea… nunca he tenido la oportunidad, y se que antes o después tendré que hacerlo… porque creo que es un must, lo que no se es por donde empezaré, seguramente por “la vuelta al mundo en 80 días” ya que me fío bastante de tu criterio y voy a postponer los otros 3, gracias por el descubrimiento!
No sé si tan increíble, puede que sea por los libros que tenías a tu alcance cuando eras más joven o el tipo de libros que te gustaban. Yo desde pequeña leía mucho, y me gustaban los libros de aventuras, así que era difícil que se me pasara leer a Julio Verne. Pero sobre todo no te lo tomes como una obligación, lee sus libros solo si te apetece. Por lo menos en mi caso las «obligaciones» no me ayudan a que me guste, más bien al contrario, je, je.
¡Hola!
La verdad es que Julio Verne leído ahora dese la perspectiva del 2020 es un trauma de narices. Recuerdo que el verano pasado leí Viaje al centro de la Tierra y fue una gran desesperación. Como dices, sirve para conocer la época, pero madre mía… Este lo tengo pendiente porque me lo han vendido mucho mucho, pero viendo tu reseña, creo que voy a alargar un poco más el leérmelo. Gracias por ella.
Un besote!! ^,^!!
ELEB
No sé, hace no tanto releí «La vuelta al mundo en 80 días» y me sigue gustando, aunque tenga sus cosillas que no encajan con este siglo. Yo sé de gente que les gusta este libro y no les gusta «La vuelta al mundo…», así que está claro que depende de lo que esperes de una novela, para mí Phileas Fogg y su criado Passepartout (Picaporte en algunas versiones) tienen una relación muy divertida y que empieza un poco mal, es un choque de culturas, pero al mismo tiempo se complementan. En «Veinte mil leguas de viaje submarino» podría no estar el criado y tampoco es que se notara mucho la diferencia… Y yo en tu caso también lo dejaría un poco de lado si te desesperó «Viaje al centro de la Tierra», con la de libros que hay para leer…
¡Hola! Nunca he leído nada de Verne, pero desde luego este libro no está entre mis intereses del autor. No me llama nada la temática y, según te leo, no creo que me vaya a gustar en absoluto. ¡Una lástima que no hayas podido disfrutarlo mucho! Muchas gracias por la reseña.
Nos vemos entre páginas
La vida de mi silenico