Esta reflexión es de Ray Bradbury, y él mismo la contesta:
Sin bibliotecas, ¿qué tenemos? Ni pasado ni futuro.
Las bibliotecas son un lugar donde se recoge la memoria del pueblo y su identidad. Un caso claro de tratar de destruir la cultura de un pueblo fue el bombardeo por el ejército serbio de la Biblioteca Nacional de Bosnia-Herzegovina en Sarajevo, Vijecnica, el 25 de agosto de 1992. Dos millones de libros, setecientos incunables y miles de manuscritos se perdieron. La biblioteca volvió a abrir en 2014.

Para John Steinbeck también es un reflejo de la cultura:
Por el grosor del polvo en los libros de una biblioteca pública puede medirse la cultura de un pueblo.
Doris Lessing pensaba que era un sitio donde se puede ser muy libre:
La biblioteca es la más democrática de las instituciones, porque nadie en absoluto puede decirnos qué leer, cuándo y cómo.
Según Germaine Greer, un lugar donde se puede aprender, aunque ella lo expresó de una forma bastante original:
Una biblioteca es un lugar donde usted puede perder su inocencia sin perder su virginidad.
Y para Virginia Woolf, un lugar lleno de tesoros:
Saqueo las bibliotecas públicas y las encuentro llenas de tesoros hundidos.
Parece que para Cicerón una biblioteca era algo imprescindible:
Si cerca de la biblioteca tenéis un jardín ya no os faltará de nada.
Y para Jorge Luis Borges, un paraíso:
Siempre imaginé que el Paraíso sería algún tipo de biblioteca.
¿Y cómo se sienten los libros de una biblioteca? Puede que siendo tan útiles sean «felices», como escribió Cornelia Funke:
Un libro de una biblioteca, imagino, es un libro feliz
Para concluir, el consejo de J. K. Rowling sobre cuándo acudir a ella:
En caso de duda, ve a la biblioteca.