Sinopsis
Philip Ashley, el narrador de esta novela, es un joven huérfano que ha sido criado por su primo Ambrose, un terrateniente de Cornualles veinte años mayor que él, en una gran casa aislada, de rutinas amables e incontestadas, sin conflictos y sin mujeres. Cuando el primo debe viajar a Italia por razones de salud, conoce a una mujer, Rachel, una pariente lejana educada en Florencia, viuda de un conde que murió en un duelo y la dejó cubierta de deudas. Se casa con ella y poco después muere súbitamente. «Juré que todo lo que Ambrose hubiera pagado en dolor y sufrimiento se lo devolvería a la mujer que los había causado», se dice Philip al conocer la noticia. Pero apenas han pasado unas semanas y Rachel se presenta en Cornualles y esa animosidad irracional que el joven sentía por ella se va convirtiendo poco a poco en una fascinación incontrolable que no disminuye a medida que las circunstancias de la muerte de su primo se revelan cada vez más sospechosas.
Mi prima Rachel (1951) es una gran novela psicológica, llena de suspense, en la que Daphne du Maurier exploró, como en Rebeca, la influencia fantasmal en una casa de una figura ausente. Es también un sutil estudio de lo que un hombre cree que es una mujer y del accidentado viaje que dan los prejuicios cuando se enfrentan a una realidad inesperada.
¿Por qué me decidí a leerlo?
Porque es de Daphne du Maurier, de la que leí hace tiempo Rebeca, La posada de Jamaica y Los pájaros.
¿Mereció la pena?
Sí, aunque me gustan más las novelas que leí hace tiempo. En parte me ha recordado a Rebeca, pero no solo por el «fantasma» de Ambrose, que distorsiona las relaciones entre los personajes. También porque Rachel parece una Rebeca viva, con mucho encanto y muy atractiva en el trato superficial, pero que igual no es tan maravillosa como parece… Aunque en general me gustó Rachel, sobre todo cuando se burla de los convencionalismos. El final me dejó con muchas dudas, casi más que las que tenía al empezar el libro. Pero puede considerarse un fiel reflejo de la vida: cada persona tiene su versión y es difícil que la verdad sea absoluta.
La historia está contada en primera persona por Philip, que recuerda lo que pasó hace un tiempo con su prima Rachel. Fue criado por su primo Ambrose, en un entorno muy masculino. Todos los sirvientes son hombres porque no se fían de las mujeres, y ellos realizan todas las tareas de la casa, excepto la colada… Al principio parece que funciona muy bien la casa, pero luego se comprueba, con la llegada de Rachel, que estaba más bien hecha un desastre. Tanta misoginia me asombraba, porque tampoco se entiende a qué se debe esa desconfianza. No parece que hayan tenido malas experiencias o que sea por una falta total de contacto con mujeres. Y también me impactó el tratamiento que hace la autora sobre las relaciones sexuales por agradecimiento o la indefensión de la mujer durante el sexo.
Tanto Ambrose en Italia, como Philip durante la visita de Rachel, quedan prendados de una mujer tan femenina, agradable y atractiva. Y eso que Philip antes de conocerla la odiaba, porque las cartas de su primo le predisponen a creer que algo le estuvo haciendo ella para volverle loco, o que podría haberle envenenado. Por las cartas Philip sabe que Ambrose pasa del amor más profundo a temer a su mujer, y también tiene grandes celos. Philip, que físicamente es muy parecido a Ambrose, y que no entiende a las mujeres, también empieza a caer rendido a sus pies y se vuelve excesivamente generoso con ella. Y parece que la historia se repite…
Durante toda la novela da la impresión de que Philip lo que necesita es madurar. Y dejar de pensar en sí mismo, para empezar a entender a los demás. En varios momentos no es capaz de entender a Louise, a la que conoce desde hace años, ni a Rachel (en algunas situaciones yo tampoco era capaz de entender a Rachel). Pero a pesar de ser tan impulsivo, no me resultó tan cargante como personajes similares en otras novelas (como el protagonista de La impaciencia del corazón, de Stefan Zweig). Aunque tiene poco peso en la historia, el personaje de Louise me parece un acierto, para compensar la impulsividad de Philip o la supuesta perfección de Rachel.
¿A quién se lo recomiendo?
A los que ya hayan leído otros de sus libros. Si no la conocen, probablemente es mejor empezar con Rebeca o La posada de Jamaica, ambas convertidas en películas por Hitchcock (que de historias con gancho entendía bastante).
A los que les gusten las historias que te sumergen en un ambiente oscuro, donde no se sabe qué es verdad y qué es falso; y que no les importe intuir qué va a pasar porque el narrador está rememorando algo que pasó hace tiempo.
Ritmo de lectura
Un ritmo medio tirando a lento. Lo he leído poco a poco, como si fueran sorbos. En algunos momentos sorbos más largos, cuando hay más acción o parece que avanza la resolución del misterio. Y en otros momentos, más pequeños, para seguir en contacto con la historia, sobre todo cuando cuenta la vida cotidiana de Rachel y Philip (y no me tenía en vilo).
¿Leerías algo más de la autora?
Sí, me sigue apeteciendo leer otros libros que haya escrito. Tiene una forma de narrar que me resulta incómoda por la atmósfera que crea, pero también me atrae. Y también me apetece ver la película, aunque no sé si ver la más reciente, con Rachel Weisz, o la primera y más antigua, con Olivia de Havilland.