Sinopsis
«A sus cuarenta años, la doctora Weiss comprendió que la literatura le había destrozado la vida.» Ruth Weiss es una profesora universitaria inteligente y solitaria que se ha especializado en los personajes femeninos de Balzac, en los que intenta ver reflejos de su propia vida.
Criada en Londres en el seno de una familia un tanto excéntrica –hija única de una actriz de teatro un poco hipocondríaca y un bibliófilo y librero de viejo con muy poco talento para el comercio–, su precoz afición a la literatura la llevó a pensar que en las grandes novelas se podía encontrar la verdadera medida del mundo. Pero ahora, cuando vuelve la mirada hacia el pasado, hacia su infancia en Londres y sus años universitarios en París, piensa que, en realidad, quizá estaba equivocada.
La primera novela de Anita Brookner –una de las grandes escritoras británicas de finales del siglo xx– es un relato lúcido, irónico y tierno sobre la contradicción entre las aspiraciones de una joven embelesada por la literatura y una vida que tiende a ser más prosaica de lo que imaginamos.
¿Por qué me decidí a leerlo?
Lo primero que me llamó la atención fue el título, y también que no había leído nada de esta autora. Después me influyó la sinopsis, sobre todo por la frase “la literatura le había destrozado la vida”. Me parecía imposible que la literatura pudiera destrozar nada, así que me entró mucha curiosidad.
¿Mereció la pena?
Me enganchó más de lo que pensaba, porque me pareció una historia extraña, con unos personajes muy peculiares, y no son esas las historias que me suelen enganchar. Creo que en parte fue porque va contando la historia de Ruth de una forma “rápida”, sin dar excesivos detalles en general que ralenticen la narración. Solo en algunas partes más concretas se extiende un poco más sobre lo que le pasa a ella o a sus padres. El título que me llamó tanto la atención es una especie de homenaje a Balzac, porque también tiene una novela con ese nombre, y este autor está bastante presente en la novela por los estudios y el trabajo de la protagonista, Ruth.
El prólogo me gustó. Me gusta cómo se expresa Julian Barnes y cómo habla de Anita Brookner, y casi disfruté más con esta introducción que con la novela. Pero no porque él escriba mejor que ella, sino porque sentía que me transmitía cómo fue y por qué era así la autora. Aunque yo no comparta algunas cosas de las que hace o le gustan a la autora, me daba la sensación de que era una persona real, a la que podría entender. Recuerdo que me hizo gracia leer que le gustaba Stefan Zweig y le encantaba Una piedad peligrosa. Yo me lo he leído como La impaciencia del corazón, y no comparto su entusiasmo, pero eso simplemente la hacía diferente a mí, pero no incomprensible. En cambio, en la novela solo en algunos momentos podía entender las motivaciones o las acciones de los personajes.
Por un lado, Ruth me conmovía. Con una familia así, tan disfuncional, que no se sabe cómo se sostiene, muy caótica, que no es lugar para criar a nadie (aunque por suerte al principio está su abuela) … Y ahí va creciendo y empezando a madurar una niña, que se va convirtiendo en una mujer responsable, que se siente atada a su familia, pero quiere liberarse un poco de esos lazos que la unen. Pero por otro, me desconcertaba mucho. Porque parece que acepta cualquier situación sin más, sin tener casi problemas morales ni pensar en si a ella misma le gusta o no lo que está pasando. Por eso acaba teniendo unas relaciones bastante extrañas (desde mi punto de vista) con los hombres.
Pero en general todo el libro está lleno de gente o situaciones que me desconcertaban. Tuve varios momentos de «no me lo puedo creer, ¿por qué hace eso o por qué aguanta eso?». Como aguantar que un viejo verde espíe a Ruth mientras se baña, como si no se pudiera hacer nada al respecto; que un hombre casado y “enamorado” de su esposa tenga amantes para estar «cómodo»; aguantar a una mujer contratada para encargarse de la casa, pero que si puede no hace nada y se ofende si tiene que hacerlo; matrimonios cuya única motivación parece que es el hecho de estar casados y poco más; amistades que no se sabe muy bien por qué se mantienen si parece que nadie está a gusto…
La frase con la que comienza el libro, sobre que la literatura le ha destrozado la vida, me parece muy potente como comienzo, pero que luego la historia no va por ahí. Realmente lo que le pasa a Ruth es que se da cuenta de que la vida no es como aparece en los libros que ha leído, pero de ahí a que su vida esté destrozada… Su vida es como es por las circunstancias (tener la familia que tiene, no ser rica…) y por su forma de ser, en general muy pasiva. Los libros, sobre todo los clásicos, no reflejan la vida cotidiana, ni el amor real, ni el aburrimiento, ni todas esas cosas que hacen que precisamente busquemos salir de nuestras rutinas leyendo, viendo la televisión o yendo al cine. Y tampoco puedes esperar grandes cosas si no te comportas como las protagonistas de las historias que tanto te gustaría vivir.
¿A quién se lo recomiendo?
No sé muy bien a quién se lo recomendaría, porque creo que todo depende cómo te tomes lo que cuenta Anita Brookner. Creo que simplemente hay que dejarse llevar, sin esperar moralejas ni juzgar a los personajes ni las situaciones.
Ritmo de lectura
No es un libro muy extenso, así que no tardé mucho, aunque de vez en cuando me paraba y tardaba un poco en retomarlo.
¿Leerías algo más de la autora?
Creo que sí, porque me ha desconcertado que me resultara ameno leer una historia que en el fondo no me estaba gustando, y me gustaría saber si me pasaría con otros de sus libros. Pero no es mi prioridad leer alguno dentro de poco.