Sinopsis
Si nos situamos en una elegante mansión inglesa, hogar de varias generaciones formadas en la Universidad de Oxford, donde de pronto alguien aparece asesinado misteriosamente, tendremos la quintaesencia de la novela policiaca clásica. Pero si resulta que los herederos estudian en Yale y la propiedad se encuentra en Nueva York, con seguridad nos hallaremos ante su distintiva variante estadounidense, creada por Elizabeth Daly en los años cuarenta.
Una dirección equivocada transcurre en Manhattan, donde el singular detective Henry Gamadge —escritor y bibliófilo experto— recibe unos extraños anónimos que parecen sugerir que algo macabro sucede en el conservador hogar de la familia Fenway… Además de su bien resuelta trama, que satisfará a los puristas del género, lo que dota de un halo especial a esta novela es su aguda mirada sobre la psicología de los personajes, pues no en vano se considera que Daly siguió la estela de Edith Wharton al ofrecer en sus obras una reveladora semblanza de la sociedad de su época.
¿Por qué me decidí a leerlo?
Por la portada y la editorial pensé que sería una historia de misterio de las que me gustan y no conocía a la autora, así que tenía que leerlo (aunque estuvo un tiempo en mi lista de espera). También me llamó la atención que Agatha Christie dijera en algún momento: “Elizabeth Daly es mi escritora norteamericana favorita”.
¿Mereció la pena?
No ha estado mal el libro, pero estoy empezando a llegar a la conclusión de que, aunque a mí me encantan las novelas de Agatha Christie, en gustos de lectura discrepamos. Por lo menos me ha gustado mucho más que la otra novela «recomendada» por ella que me leí: El Tigre en la niebla, de Margery Allingham. También es verdad que habla de autora americana, y podríamos estar de acuerdo en que es de las mejores, pensando solo en escritores americanos de este tipo de libros de misterio. Pero tampoco conozco tantos escritores americanos como para poder asegurarlo.
Lo que me ha gustado mucho es cómo crea un misterio casi de la nada. Empieza con una forma de pedir ayuda poco convencional y así llama la atención del detective. Henry Gamadge es detective por amor al arte, o más bien por curiosidad. No espera que le paguen, investiga porque le apetece, para descubrir qué ha pasado o qué puede estar pasando y pararlo. Por eso el planteamiento me pareció muy bueno, aunque la presentación de los personajes me pareció liosa. Porque no me parece que explique bien quién es quién (dentro del círculo del detective) y qué relaciones tienen entre ellos. Igual es que esta no es la primera de las 16 novelas que escribió la autora con este detective, y da por hecho que ya sabemos quién es cada uno.
Al principio no me enganchó mucho, y empecé a pensar que no estaría a la altura de un buen misterio porque llegaban a algunas conclusiones sin razonar (y yo no entendía por qué llegaban a esa conclusión). Pero claro, es que Henry Gamadge es un detective que no solo es de los que se guarda lo que sabe para revelarlo casi en el último minuto, es que también deja a los demás contar sus teorías y no los saca del error. Si no fuera porque actúa de una determinada forma y va dando una serie de pasos que demuestran que conocía la solución, podría parecer que lo de “esto yo ya lo sabía” es puro cuento y lo dice para quedar como un buen detective.
Hacia la mitad sí que me enganchó, porque se complica la trama. Pero, aunque se complica, creo que desde el principio deja pocas soluciones posibles. Entre los personajes que están aislados y no podrían haberlo hecho, y los personajes que desde el principio se aceptan como buenas personas que no podrían cometer ningún delito (ni sacarían nada cometiéndolo), reduce demasiado las posibilidades. Aun así, es interesante y muy imaginativo el desenlace.
Había ciertas cosas que me parecían demasiado machistas, pero luego me acordaba que eran los años 40 y en Estados Unidos, y lo «entendía». También salen mujeres independientes, que viajan solas, y su finalidad no es casarse, pero hubo un momento en el que no me podía creer lo que estaba leyendo. Una de las mujeres decide marcharse de una casa porque se va a quedar a solas con una pareja casada y la razón es que “la habían educado para creer que ningún hombre puede soportar la presencia de una mujer de más”. Ya había leído en otras novelas el “problema” para sentar a la gente en una mesa si no hay el mismo número de hombres y mujeres, pero este tipo de educación nunca.
¿A quién se lo recomiendo?
A quien quiera leer un misterio que empieza con una forma muy extraña de pedir ayuda. Y para ver cómo, a pesar de estar en guerra, los americanos seguían haciendo una vida relativamente normal (dentro de lo posible).
Ritmo de lectura
Al principio más lento, cuando ya me enganché mucho más rápido.
¿Leerías algo más de la autora?
Probablemente, pero tengo otros autores y autoras que leería antes, así que tardaré en leer algo más.