Si esto es una mujer de Lorenzo Silva y Noemí Trujillo

Si esto es una mujer - Lorenzo Silva y Noemí Trujillo

Sinopsis

La inspectora de homicidios Manuela Mauri lleva siete meses de baja cuando recibe la visita de la oficial Guadalupe Larbi para pedirle que se reincorpore al trabajo: sólo ella, le dice, tiene la autoridad y el empuje necesarios para sacar adelante una complicada investigación en la que la Brigada Provincial de Policía Judicial de Madrid no consigue avanzar.

Tres meses atrás aparecieron restos humanos en los vertederos de Pinto y Valdemingómez. Pese a haber dedicado ingentes recursos, no se ha encontrado el cadáver completo y no hay una sola pista de la autoría del crimen. Y lo que es peor: tres meses después sigue sin identificarse a la víctima. Manuela se enfrentará de esta manera al mayor desafío de su carrera como inspectora de homicidios: la Operación Vertedero. La búsqueda de la verdad pondrá de nuevo a Manuela en el punto de mira de sus compañeros y superiores, que han perdido la confianza en ella por los hechos acaecidos en torno al suicidio del inspector jefe Alonso, por los que Manuela quedó injustamente salpicada.

Una novela que señala los puntos oscuros de nuestra sociedad, cuestionando nuestra ceguera ante el sistema en el que vivimos. Ante todo lo que la ciudad desecha y que, nos guste o no, la define.

¿Por qué me decidí a leerlo?

Desde que salió la novela me sentí atraída por la portada, y el título me resultaba chocante (al leer el libro entendí que hacía referencia a Si esto es un hombre, de Primo Levi). También influyó en que lo quisiera leer que la jefa de la investigación sea una mujer, porque no es muy frecuente, y que sea una colaboración entre dos escritores, que es algo que siempre me llama la atención. Además, me resultaba curioso que apareciera en una novela el vertedero de Valdemingómez, que no está muy lejos de mi casa.

¿Mereció la pena?

No ha estado mal, aunque me esperaba más. Más misterio, pero también me ha parecido que es demasiado corto el libro para todos los temas que trata. Y eso me hacía pensar que profundizaba poco por querer abarcar demasiado. Los temas que trata me parecieron muy interesantes, como el reciclaje, la pornografía, sitios de Madrid con prostitución, cómo actúan los proxenetas controlando a las mujeres prostituidas o cómo introducen a las mujeres nigerianas en España para prostituirlas, y por eso me hubiera gustado saber más. La investigación me decepcionó un poco, aunque creo que es un buen ejemplo de una investigación real, con bastante protocolo, mucho tiempo sin avances… Pero es que normalmente en las historias de misterio me interesa más que el caso sea complejo, y no tanto lo que pudiera pasar de verdad. (Es más, ojalá la mayoría de las novelas de misterio o suspense estuvieran alejadas de la realidad y que la gente real no tuviese que sufrir historias así). Y en este caso hay poco misterio del que me gusta, excepto al final, momento en el que hay que resolver una duda, pero tampoco tardan mucho en resolverla.

La protagonista y narradora es Manuela Mauri. Es inspectora de la policía nacional, y por un problema personal ha pasado varios meses de baja. Una subordinada la convence para volver con un caso que está estancado, y así se hace cargo de la investigación. Por un lado, me gustaba como investigadora y jefa, saliéndose un poco de las normas, pero al mismo tiempo respetuosa en su trato con los demás. Pero, por otro lado, me resultaba muy cargante y pedante. Es muy culta, pero no tenía por qué demostrarlo hablando de sus hijos con expresiones como «mis herederos» o «las dos personas que allí llevaban mis genes y apellido», probablemente para no repetir «mis hijos». O llamarles primogénito y benjamín (solo tiene dos hijos). También usa frases muy largas, y a veces yo ya ni sabía qué se suponía que quería decir. Además, demuestra sus conocimientos en casi cualquier terreno, como literatura o cine, e incluso da su opinión sobre temas sociales o políticos, aunque son más bien generalidades, sin meterse con partidos políticos concretos. Quizás con algo más de ironía o sarcasmo hubiera llevado mejor todos sus discursos (o disertaciones, peroratas…).

Estoy acostumbrada a que en una historia de misterio (casi) todo lo que pasa tenga algo que ver con la trama principal, y, si no es así, a veces hasta me puede aburrir. Y en este caso pasan muchas cosas que no tienen nada que ver y desvían la atención. Está claro que los investigadores son personas, con problemas laborales, sentimentales, familiares… Pero es que Manuela parece que tiene que resolverlos todos al mismo tiempo que investiga. Su situación sentimental parece un culebrón, con su exmarido, el amante que se suicidó y el nuevo novio (que parece demasiado perfecto). A su vez se pone un poco celosa por una ex del novio, y también trata de resolver un problema económico con su hermana Candela. Tal y como habla de sus problemas personales parece que la superan, pero a mí siempre me parecía que no era para tanto, ni siquiera sus problemas por envidias y similares en su «empresa» (¿de verdad los policías usan esa palabra para hablar del cuerpo de policía?). Ni su nuevo jefe es un horror, ni pasa casi nada con la que parece su archienemiga, ni hay tantas zancadillas como se esperaba ella…

Guadalupe Larbi es el personaje que más me ha gustado, aunque es bastante secundaria. Es la que convence a Manuela para que vuelva a trabajar, y me pareció una buena mezcla de policía que sigue las normas y al mismo tiempo con una gran empatía. Para ella el caso es muy importante, porque la mujer asesinada es negra como ella, y puede imaginarse perfectamente qué problemas habrá sufrido por el color de su piel y por ser mujer. Personalmente me molestó que enseguida llegaran a la conclusión de que la mujer asesinada tenía que ser prostituta. El resto de los subordinados de Manuela son hombres, y reconozco que casi no era capaz de distinguir a Miguel, Sergio y Rafael. Rafael tenía una historia personal que le distinguía de los otros dos, pero yo era incapaz de acordarme quién era quién cuando estaban trabajando, me parecían perfectamente intercambiables. Y no ayudaba que a veces los nombrara por el apellido, porque no me acordaba que Rafael se apellidaba Gutiérrez y Sergio era Gallardo. De Miguel creo que no dice el apellido, pero sí sabemos que escribe novelas policiacas.

A medida que avanza la investigación van apareciendo más personajes, pero también los que tienen que ver con la vida personal de Manuela. Mamem es la psicóloga que acepta que ya está preparada para trabajar, y que, además, es amiga de Alberto, la pareja actual de Manuela (me pareció raro que eso no supusiese un conflicto). Martina es una expolicía que parece más informada que los que están en activo, y es amiga de Manuela. Y sin su ayuda no hubiera encaminado bien la investigación. Hay un pequeño cameo del subteniente Bevilacqua de la guardia civil (que aparece en muchas novelas de Lorenzo Silva), que ayuda a que el capitán Bermejo, experto en trata de mujeres y prostitución, colabore en la investigación. Roberto Martín es un periodista que cubre el apasionante tema de la basura en los vertederos de Madrid, y parecía que tendría más importancia, pero se queda en un papel muy secundario. También aparecen mujeres que intentan ayudar a las mujeres prostituidas, como Antonia Torres, una funcionaria del ayuntamiento, o unas monjas. Y, por supuesto, los culpables de la muerte…

¿A quién se lo recomiendo?

A quien quiera leer una novela negra protagonizada por una inspectora de policía, que tiene que lidiar con una investigación algo complicada y una vida bastante compleja.

Ritmo de lectura

Bastante rápido.

¿Leerías algo más de los autores?

De Lorenzo Silva de vez en cuando leo algo, así que sí, seguiré leyendo obras suyas. Noemí Trujillo suele escribir poesía, relatos y literatura infantil y juvenil, que no suelo leer, así que depende de qué más publique. Si siguen colaborando y escribiendo novelas sobre la inspectora Manuela Mauri, dependerá de si la trama me interesa o no.

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