Sinopsis

Un lugar: Enfield, Massachusetts. A cien millas de la Gran Concavidad, un yermo radiactivo lleno de bebés mutantes del tamaño de aviones, criaturas sin cráneo y hordas de hámsters salvajes.

Una época: el año de la Ropa Interior para Adultos Depend, en el Tiempo Subsidiado, en una América regida por el totalitarismo ecológico de la ONAN, gobernada a su vez por la oscura Oficina de Servicios No Especificados, en guerra perpetua contra el ultraviolento antiONANismo de Quebec.

Una institución: la Academia Enfield de Tenis, ultraelitista y donde impera una disciplina destinada a abolir todo placer.

Una familia: los Incandenza. James Incandenza, óptico militar convertido en cineasta de après-garde, y su mujer, la promiscua Avril, que alimenta oscuras conexiones con la guerrilla de Quebec. Y sus tres hijos: Orin, genial pateador de fútbol americano y seductor transnacional; Mario, enano y deforme, cineasta como su padre y poseedor de una sensibilidad prodigiosa; y Hal, promesa del tenis juvenil y atormentado por un secreto terrible.

Y una película: El samizdat. El Entretenimiento. La broma infinita. Con el poder de enloquecer a todo el que la vea y destruir así la civilización. El arma perfecta por la que todos se enzarzarán en la Guerra Final por el control de América.

¿Por qué me decidí a leerlo?

Hacía años que le tenía muchas ganas a este libro de David Foster Wallace, pero no me había lanzado a leerlo por varias razones. La primera, porque es muy largo, más de mil páginas, y la segunda, porque sabía que era complicadito, y las dos cosas juntas me asustaban un poco. A principio de verano mi hijo mayor lo había terminado de leer y me animó a hacerlo, ya que le había gustado mucho y me pareció que había llegado el momento. Y así no me quedaba con las ganas y podía comentar la lectura con mi hijo.

¿Mereció la pena?

Me ha merecido la pena, pero me ha costado. Es un libro difícil, complicado, del que existen hasta esquemas en internet para poder entender algunas cosas, y también por si te pierdes, que, dicho sea de paso, es lo que me pasó a mí constantemente. Son tal número de personajes, tal número de descripciones, tantas historias y sin orden, que lo mejor es seguir leyendo y no pararte a pensarlo. Con el paso de las hojas algunos personajes desaparecen y si se te ha olvidado alguna historia tampoco importa, porque si es importante ya te la vuelve a recordar el autor. Es una novela con un montón de historias entrelazadas, donde la película La broma infinita es la excusa para hacer una tremenda crítica sobre la sociedad norteamericana y sus adicciones, pero que podría extrapolarse a cualquier sociedad occidental. Y todo ello contándonos unas historias tremendas, crudas y oscuras.

Lo grande del autor es que te mantiene casi todo el libro muy perdido, incluso cuando llegas al final (en donde os recomiendo que volváis a leer el principio y así cerraréis el círculo y lo entenderéis todo mucho mejor). A pesar de encontrarme perdida muchas veces, la lectura es entendible y ves claramente su temática: nos habla de política en un mundo distópico o por lo menos un mundo donde todos han declarado la guerra a todos. También trata, y mucho, el tema de la drogadicción a base de drogas de diseño; del cine de vanguardia muy absurdo; del deporte dentro de una escuela elitista de tenis, donde más que disfrutar del deporte los alienan; de la juventud; de los procesos de desintoxicación; y mil cosas más.

A lo largo de la lectura del libro, durante varios meses, he pensado que el escritor es magnífico. Lo bien que escribe, dando detalles de todo, y haciendo que desarrolles esos detalles en tu mente como si fuera una película. Qué imaginación tiene, cómo describe detalladamente a los personajes, y la sociedad futurista, que tiene hasta un calendario con nombres de marcas comerciales; cómo cuenta de bien el totalitarismo ecológico que se ha instaurado en esa sociedad y cómo los grupos terroristas campan a sus anchas. Todo de forma muy satírica, criticando a la familia o la identidad personal, y siempre con la espada de la droga colgando sobre sus cabezas.

Una gran crítica social, porque en el fondo a quién no le gustaría que existiera esa película que, a pesar de que nos haga dependientes, nos produzca mucha satisfacción. Algo parecido a lo que hacen las drogas, ya que en el fondo todos somos un poco adictos y estamos cada día más insatisfechos. Que esta película nos estimule los centros de placer y nos haga ser capaces de cualquier cosa por lograr seguir viéndola una y otra vez, olvidándonos incluso de vivir mientras la consumimos. Esto es La broma infinita.

¿A quién se lo recomiendo?

A los que no os importe leer libros largos, muy largos, demasiado largos.

A los que os gusten los libros difíciles, donde el principio es el final del libro y hay que tener mucha memoria para recordarlo o volver a leerlo.

A los que os gusten las historias futuristas, un poco distópicas y muy oscuras.

A los que busquéis siempre la crítica a la sociedad actual.

Ritmo de lectura

Muy despacio. Es un libro difícil y no he podido leerlo de una tacada, así que he leído todos los días un rato, pero lo he alternado con otros tres de más fácil lectura. Por eso he tardado dos meses y medio en leerlo, que no es lo habitual en mí. Hay tantas historias tan truculentas que tenía que parar y ponerme a leer otra cosa.

¿Leerías algo más del autor?

Nunca me cierro a volver a leer a ningún autor, pero con este esperaré un tiempo prudencial, ya que me ha parecido complicadillo el libro y no sé si tendrá otros de lectura más llevadera.