Sinopsis
Manuel acuchilla a un policía antidisturbios que quería pegarle. Huye. Se esconde en una aldea abandonada. Sobrevive de libros Austral, vegetales de los alrededores, una pequeña compra en el Lidl que le envía su tío. Y se da cuenta de que cuanto menos tiene, menos necesita. Un thriller estático, una versión de Robinson Crusoe ambientada en la España vacía, una redefinición del concepto «austeridad». Una historia que nos hace plantearnos si los únicos sanos son los que saben que esta sociedad está enferma. Santiago Lorenzo ha escrito su novela más rabiosamente política, lírica y hermosa.
¿Por qué me decidí a leerlo?
Había leído de este autor Los huerfanitos y me había parecido un libro muy crítico y divertido, así que quería leer más libros de él. Además, le han dado bastantes premios, y uno en particular que siempre me gusta bastante: el Premio de Los Libreros Recomiendan.
¿Mereció la pena?
Me ha gustado mucho esta historia brutal, irónica, mordaz y muy original, muy bien escrita con un montón de palabras muy rebuscadas y que no utilizamos actualmente.
Un libro que habla de muchas cosas. La primera que entreveo, entre sus preguntas irónicas y humorísticas, es ¿qué es la normalidad? En la vida, o en las personas, lo que a unos les puede parecer normal para otros no lo es, y eso es lo que pasa con nuestro protagonista. ¿Cuándo es normal, antes de su vida en la aldea o cuando ya vive allí? ¿Son normales sus vecinos los «mochuflas» o son ellos los anormales?
Otro tema muy bien tratado es el de la soledad. En esta sociedad actual Manuel estaba mucho más solo cuando estaba rodeado de gente, porque sentía su rechazo, que cuando se encontraba sin nadie alrededor en la aldea. Y, es más, cuando llegan los vecinos no los puede aguantar.
El siguiente tema es el de la sociedad de consumo. Cuanto más consumimos más queremos, y Manuel cuanto menos consume, menos necesita, y prescinde de muchas cosas superfluas, y otras no tan superfluas sino esenciales. Seguro que todos podríamos vivir con muchas menos cosas y no tendríamos tantas necesidades como tenemos.
Otra de las críticas del autor es para esta sociedad actual tan absurda, que necesita irse los fines de semana al campo para salir de la ciudad, pero acaba llevándose el ordenador y conectándose con el móvil constantemente. Nos hemos convertido todos en unos «mochuflas», aunque seguramente cuando leamos el libro estos nos parecerán unos impresentables.
Entre sátira y caricatura, el autor también denuncia el bestial ruido del que nos rodeamos los humanos y que somos incapaces de pensar que puede estar molestando a los que tenemos al lado. En este tramo del libro yo me sentía muy identificada con el protagonista cuando los vecinos hacen tanto ruido, sin pensar en nadie más que en ellos.
Lo cierto es que Santiago Lorenzo no deja títere con cabeza, le pega por todos los lados a esta sociedad en la que vivimos, rodeados de una variada fauna, en el trabajo, en las amistades, en la vecindad, y ¿son ellos los normales o lo es Manuel que ya pasa de toda esta fauna?
La originalidad del libro, aparte de la sátira y el humor negro que tiene, está en que no hay diálogos, es el tío de Manuel el que nos cuenta la historia y nos cuenta todo lo que vive Manuel y todo lo que hacen los asquerosos que al final… bueno eso mejor os lo leéis vosotros.
Por último, comentar lo mucho que me ha gustado la portada del libro, con ese campo tan verde y el bonito detalle de una tarjeta postal dentro del libro, con la misma portada y con el agradecimiento del autor por la compra del libro.
¿A quién se lo recomiendo?
A los que os gusten las novelas muy críticas y salvajes sobre nuestra sociedad actual.
A los que busquéis libros con mucho humor negro.
A los que vuestras novelas favoritas sean aquellas en las que se tratan muchos temas, como la soledad, la sociedad de consumo…
A los que os preguntéis cada día dónde se encuentra la normalidad, y quién es o no normal.
Ritmo de lectura
Cuando algo me gusta voy muy rápido, y quiero leer más y más y más.
¿Leerías algo más del autor?
Ya no puedo parar de leer a Santiago Lorenzo.