Sinopsis
En plena crisis de pareja, un retratista de cierto prestigio abandona Tokio en dirección al norte de Japón. Confuso, sumido en sus recuerdos, deambula por el país hasta que, finalmente, un amigo le ofrece instalarse en una pequeña casa aislada, rodeada de bosques, que pertenece a su padre, un pintor famoso. En suma, un lugar donde retirarse durante un tiempo. En esa casa de paredes vacías, tras oír extraños ruidos, el protagonista descubre en un desván lo que parece un cuadro, envuelto y con una etiqueta en la que se lee: «La muerte del comendador». Cuando se decida a desenvolverlo se abrirá ante él un extraño mundo donde la ópera Don Giovanni de Mozart, el encargo de un retrato, una tímida adolescente y, por supuesto, un comendador, sembrarán de incógnitas su vida, hasta hace poco anodina y rutinaria.
¿Por qué me decidí a leerlo?
Me encanta este autor, es uno de mis autores favoritos, así que en cuanto se han publicado estos dos libros me fui a por ellos a la librería.
¿Mereció la pena?
Me ha encantado, es Murakami en estado puro. Escribe en primera persona y él dice que ha hecho un homenaje a Gatsby, aunque luego su Gatsby no se parezca demasiado al original. Como siempre, nos mete de lleno en un mundo muy real, con la vida cotidiana del protagonista, pero también en un mundo sobrenatural que tanto le gusta al autor. Murakami es capaz de planchar camisas o hacer la compra durante un montón de páginas, pero también nos lleva de repente a un mundo irreal durante buena parte del libro. Pues estas dos cosas las ha vuelto a hacer en estos dos libros y a mí me ha parecido que de una forma maravillosa.
El autor dice que cuando escribe improvisa y eso me ha quedado claro viendo cómo te cuenta mil cosas antes de meterse en el centro de la novela. Otra de sus cosas habituales es que el protagonista sea un hombre en crisis, cansado de su vida y de su trabajo, sin deseos de nada y en medio de esa vacilación busca un sentido a su vida. Tema importante el amor y el matrimonio, nos dice que hay que ser muy responsables para elegir a nuestra pareja. Y desde aquí parte para seguir enseñándonos sus temas recurrentes: la soledad, la pérdida, la violencia, la locura, el reencuentro con uno mismo, el paso del tiempo que no perdona… Y como dice Murakami, la risa y el llanto que para él son muy importantes.
En todas sus novelas, y por supuesto en esta también, se citan todos los sentidos, hay mucha comida y también bebida. A mí que me gusta mucho la comida japonesa y me han dado muchas ganas de degustar con el protagonista las comidas que prepara o que come por la calle. También hay deseo y sexo. Y arte, mucho arte, en este caso referido a la pintura. Y, como siempre, la música es importantísima en sus libros, aunque en esta nos habla más de música clásica y ópera que de jazz, como en otras ocasiones.
Cuando leo a Murakami no me gusta buscar explicación a sus historias sobrenaturales, pero en este libro sí me ha parecido entrever que nos indica que necesitamos creer en algo, para justificar lo que hacemos y así encontrar la excusa perfecta para poder seguir viviendo.
En esta novela Murakami da más peso a los personajes masculinos, pero los femeninos son tan importantes que sin ellos no habría libro. Y todos, como siempre, con unas personalidades muy características, ninguno pasa desapercibido.
¿A quién se lo recomiendo?
A los seguidores de Murakami os encantará.
A los que os guste la cultura japonesa.
A los que os gusten las novelas donde se pasa de lo real a lo irreal.
Ritmo de lectura
A pesar de ser dos libros y sus casi 1000 páginas, ha sido un ritmo rapidísimo.
¿Leerías algo más del autor?
Todo lo que publique.