Sinopsis
Mi madre me quería tanto, que tuvo que tirarme de un coche en marcha para que huyera. – Mi padre me quería tanto, que cuando paseaba conmigo lo hacía por la vereda de enfrente, sin mirarme. – Mi padre era suizo, muy blanco. – Mi madre era xhosa, muy negra. – Y, según las leyes del apartheid, por ser de razas distintas tenían prohibido hacer el amor. – Pero al parecer lo hicieron… porque nací yo. – Lo peor que podía haber hecho.
Trevor Noah (Johannesburgo, 1984) nació en una familia pobre en la violenta Sudáfrica del apartheid. Dos décadas después, es la nueva estrella de la comedia política en EE. UU. y el principal azote de Donald Trump.
¿Por qué nos decidimos a leerlo?
Para esta segunda lectura del club La Gata NBB (en Facebook) hubo más propuestas, pero después de votar salió este libro elegido. Algo influyó que tuviera menos páginas que el primero que leímos, La desaparición de Stephanie Mailer, y que alguna de las integrantes ya se hubiera leído los otros dos libros candidatos (Ordesa, de Manuel Vilas y 4321, de Paul Auster). En total nos lo hemos leído y hemos comentado cinco personas, todas mujeres.
¿Mereció la pena?
En general a todas nos ha gustado el libro. Nos ha parecido una historia dura, pero contada con mucha ironía y mucho humor. Y también tenemos claro que se trata de un bonito homenaje a la madre del autor, Patricia Nombuyiselo Noah. Un merecido homenaje a una mujer inteligente, fuerte y con carácter, que supo desenvolverse en un mundo machista, inestable y violento, y que luchó por su familia. Tanto ella como su hijo Trevor son unos supervivientes, que lograron salir adelante en situaciones nada fáciles, por su color de piel, sobre todo, pero también por otras discriminaciones. Cada capítulo viene precedido por una introducción donde explica algunas situaciones del país, como el sofisticado sistema de discriminación por color de piel en el apartheid, que consiguió que se enfrentaran todos contra todos. O sobre el sistema educativo, el pasado de Sudáfrica, la religión…
La narración incluye situaciones muy dramáticas, con mucho racismo, machismo, palizas, hambre, o pobreza. Pero la forma de contarlo ha hecho que la mayoría no sintiera tanta pena, excepto alguna lagrimilla ocasional. Por ese humor que destila todo el libro (se nota que el autor es humorista), en muchas ocasiones hemos sonreído o directamente reído. Las partes más divertidas nos parecieron las de Trevor de niño, porque a pesar de ser cándido e inocente, se mete en muchos líos por su lógica infantil, muy distinta a la de su madre. Su madre trató de educarle para que pudiera elegir, haciendo que aprendiera los distintos idiomas del país o enseñándole cómo se vivía en las distintas zonas. También es más llevadera por ser una historia de superación, donde los dos luchan para que su vida merezca la pena, aunque cometan errores. No hemos sentido que se estuvieran haciendo las víctimas, sino que son dos supervivientes.
El libro le ha gustado a una apasionada de las biografías y autobiografías, por la crítica que hace al apartheid y también por la autocrítica que hace el autor de sí mismo. Y también les ha gustado a dos que no se interesan mucho por las biografías, por el humor de la narración y porque se puede considerar una colección de vivencias, más que una ordenada biografía. A parte de contar parte de su vida y ayudar a conocer cómo era la Sudáfrica al final del apartheid, es toda una lección de vida. Por un lado, porque en el fondo es una historia optimista. Y por otro, porque es un libro que nos hace ver otra realidad, distinta a la nuestra. O incluso descubrir que ciertas situaciones, como la discriminación por raza o por pobreza, o el machismo, son universales: se repiten continuamente y aparecen en casi cualquier época o sociedad.
¿A quién se lo recomendamos?
Se trata de un libro muy recomendable, que interesará a los que les gusten las biografías, y a los quieran conocer mejor la época del apartheid en Sudáfrica. Y también a los que quieran reflexionar sobre temas como la discriminación, el racismo, el machismo, la maternidad, la libertad, la violencia de género…
Ritmo de lectura
Tuvimos casi dos meses para leerlo, y cada una se lo leyó a un ritmo diferente. Alguna lo devoró, y a otra le iba a dar pena terminarlo y tardó más o menos un mes. Otra se tomó bastante tiempo en leerlo, porque, aunque es un libro divertido, lo que cuenta a veces es muy duro.
¿Leeremos algo más del autor?
Siendo un cómico y presentador de televisión no se sabe si sacará algún libro más, o si será tan interesante. Pero si es tan divertido como este, probablemente merecerá la pena.