Este 2018 es un año muy «especial» para los Premios Nobel de Literatura, porque no se concederá ninguno. Aunque sí que se espera que en 2019 se concedan dos, el que correspondería a 2018 y el de 2019. ¿Y por qué pasa esto? Con esta entrada de Cajón de sastre repasamos la historia del Premio Nobel de Literatura y por qué se ha llegado a esta situación.

El origen de los premios

Alfred Nobel fue un químico, ingeniero e inventor sueco. De sus 355 inventos, el que más fama le dio fue la dinamita. Además de inventar, también se convirtió en un fabricante de armamento. En 1888 leyó la noticia de su propio deceso (en realidad era el de su hermano Ludvig), y al parecer eso le hizo reflexionar sobre cómo sería recordado en el futuro. Se sentía culpable por el mal que podían hacer sus inventos, y en eso influyó también su amistad con la escritora y pacifista Bertha von Suttner. Poco antes de morir cambió su testamento, y especificó que gran parte de su fortuna (el 94 %) tenía que emplearse en crear una serie de premios, que recibirían las personas que llevasen a cabo «el mayor beneficio a la humanidad».

El dinero tenía que invertirse en un fondo de valores y el interés se dividiría en cinco partes. Cada parte sería para una categoría: Física, Química, Fisiología o Medicina, Literatura y Paz. El premio literario sería para «la persona que haya producido la obra más sobresaliente de tendencia idealista dentro del campo de la literatura». También dejó decidido qué entidad tenía que decidir el ganador o ganadora, y que no se tuviera en cuenta la nacionalidad a la hora de decidir los premiados. En el caso de la literatura, se encarga la Academia Sueca.

Falleció el 10 de diciembre de 1896. Sus albaceas crearon la Fundación Nobel en 1900, para gestionar la fortuna, instituir los premios, entregarlos, promocionarlos internacionalmente y supervisar la administración, pero sin involucrarse en la elección de los premiados. En 1901 empezaron a entregar los primeros galardones. El primer Premio Nobel de Literatura fue para Sully Prudhomme, que causó cierta polémica porque muchos esperaban que fuera para Tolstói. La Fundación Nobel no paga impuestos en Suecia desde 1946 y ha generado muchos beneficios gracias a sus inversiones.

La Academia Sueca

Fundada el 20 de marzo de 1786 por Gustavo III, para fomentar el uso del idioma sueco y velar por la literatura sueca, consta de 18 miembros. Según sus estatutos son cargos vitalicios. Por lo tanto, si alguno renuncia, su puesto no puede ser ocupado por otra persona. Y si son muchos los que renuncian, se pierde el cuórum y no podría salir adelante ninguna votación. Desde 2016 una ley estatal sueca impide que se obligue a permanecer en la institución, por lo que se podrían cubrir las vacantes.

Elección del Premio Nobel de Literatura

En septiembre del año anterior el Comité (o Comisión) Nobel, formado por cuatro académicos, envía las invitaciones para proponer candidatos. Las personas con derecho a proponer candidatos son los miembros de la Academia Sueca, miembros de otras academias y colectivos con tareas similares, catedráticos de materias lingüísticas y literarias, personas a las que anteriormente les ha sido otorgado el Premio Nobel de Literatura, y los presidentes de organizaciones de escritores representativas de cada país. Nadie puede solicitar el Premio Nobel para sí mismo.

El Comité Nobel debe tener el 31 de enero todas las propuestas de candidatos al premio de ese mismo año, que suelen rondar las 350. Y aunque no es indispensable, la propuesta debería ir acompañada de las razones por las que se propone. El Comité examina las propuestas y en el mes de abril presenta una lista preliminar de entre quince y veinte candidatos a la Academia. Antes del verano los académicos reducen la lista a cinco. Entre junio y septiembre leen y debaten la obra de los candidatos. La Academia toma la decisión en octubre y se anuncia oficialmente, para luego entregar el galardón en diciembre. Para que la elección sea considerada válida, el ganador o ganadora debe haber recibido más de la mitad de los votos.

El premio consiste en una medalla de oro con la imagen de Alfred Nobel, un diploma acreditativo y una suma de dinero que varía según los ingresos de la Fundación Nobel. El premio no puede ser póstumo, excepto si la elección se hizo antes de la muerte del ganador. Puede haber hasta tres ganadores y el dinero se reparte entre ellos. Después de 50 años se puede acceder a las deliberaciones. Antes de eso tienen que permanecer secretas, incluidos los procesos de nominación y selección. Y por supuesto el nombre no puede ser filtrado antes de que se anuncie oficialmente.

El escándalo

No es la primera vez que no se entrega un Premio Nobel, generalmente por causas bélicas, pero sí la primera vez que sucede por la pérdida de «confianza» del mundo exterior en la institución y por su propio «debilitamiento». Y el escándalo de abusos sexuales ha sido la causa de que se destaparan ciertas irregularidades y que se comprobara la parálisis de la Academia por las numerosas renuncias. Actualmente solo quedan once académicos para votar, los otros siete han renunciado. Cinco lo han hecho por el escándalo, pero dos ya lo hicieron por desavenencias anteriores.

En noviembre de 2017 se publicaron las denuncias de 18 mujeres que acusan a Jean-Claude Arnault por abusos y vejaciones sexuales. Arnault, casado con una de las académicas, Katarina Frostenson. Junto a su mujer formó una sociedad, que a su vez es propietaria de un centro cultural, Forum, muy vinculado a la Academia Sueca. Además de los abusos sexuales se le acusa de haber filtrado los nombres de algunos ganadores, y esa información se la habría proporcionado su mujer o algún otro académico.

La Academia rompió su vinculación con Forum, encargó una auditoría sobre las relaciones de Arnault con la institución, y empezaron los desacuerdos internos por las medidas que había que adoptar. La secretaria encargada de anunciar los premios, Sara Danius, propuso que Frostenson fuera expulsada, pero no logró los suficientes apoyos. Por ese apoyo a Frostenson, renunciaron tres académicos. Y al final, tanto Danius como Frostenson dimitieron para intentar desbloquear la situación.

La auditoría descartó que Arnault influyera en decisiones de la Academia, pero, por un lado, el apoyo económico que recibía Forum era incompatible con que su esposa fuera copropietaria, y por otro, queda claro que no se respetó la confidencialidad de los premios en siete ocasiones. Por todo ello, los auditores aconsejaron interponer una denuncia. La Academia entregó este informe a las autoridades para que continúen la investigación y ha prometido reformas para subsanar todos los problemas.

Futuro

El año que viene tendremos (como mínimo) dos premiados, a no ser que sean incapaces de arreglar sus problemas y modernizarse. Aunque tampoco parece tan complicado. Gracias a la ley de 2016, pueden cubrir las plazas vacantes, así que muy pronto podrían volver a tener cuórum. Y en el tema de las incompatibilidades y filtraciones, tendrían que mejorar la vigilancia, o tal vez ser más estrictos. Sobre los abusos sexuales, al no ser académico el acusado, en teoría no sería su problema. Pero igual convendría hacer un esfuerzo más y prestar atención a cómo algunos se aprovechan de sus influencias para abusar o sacar beneficio, para así poder evitarlo.