Sinopsis
En los últimos años de la era victoriana, la opinión pública británica estaba fascinada —¡y preocupada! — por esa sospechosa figura conocida como la nueva mujer. Montaba en bicicleta, conducía esos peligrosos automóviles y no le gustaba en absoluto que le dijeran lo que tenía que hacer. También en la novela policiaca, estas mujeres rompían todas las reglas: en lugar de asistir a recepciones para tomar el té y conversar sobre las últimas tendencias de la moda, estas detectives pioneras preferían perseguir a un sospechoso bajo la espesa niebla de Londres, tomar ellas mismas las huellas dactilares a un cadáver o, incluso, cometer algún delito menor para así resolver un caso especialmente difícil.
Esta antología reúne por primera vez a las más grandes luchadoras contra el crimen de la época —y también a algunas selectas delincuentes—, como Loveday Brooke, Dorcas Dene o Lady Molly, predecesoras de las modernas damas del crimen. Relatos inteligentes, dinámicos y extremadamente divertidos, de mujeres que, por fortuna, se negaron a ocupar el estrecho lugar que la sociedad les tenía reservado.
¿Por qué me decidí a leerlo?
Por el título, ni me fijé en la sinopsis. Una combinación de mujeres detectives y en la época victoriana sonaba muy bien.
¿Mereció la pena?
Sí, mucho, me ha parecido un libro más interesante de lo que esperaba (y ya era difícil). Para empezar, la introducción de Michael Sims, que es el que ha reunido todos estos relatos, me gustó mucho. Hace un excelente repaso de la aparición de las primeras mujeres detectives, que aparecieron mucho antes en los libros que en la realidad. Me sorprendió que varios de los autores sean hombres y eligieran personajes femeninos. Además, cada relato viene precedido por una explicación de quién fue su autor, otras historias que escribió y un poco de la historia de la detective que inventó.
En la introducción también aparecen temas que no tienen nada que ver con la labor detectivesca. Como la libertad que consiguieron las mujeres gracias a la bicicleta. Por un lado, por poder desplazarse, y por otro, porque se redujeron sus incómodas vestimentas, ya que era difícil de usar una bicicleta con tanta ropa. Así que la bicicleta se convirtió en un símbolo del sufragismo por la libertad de movimiento que daba. También explica por qué para algunos trabajos es mucho mejor que participe una mujer y no solo hombres, que tendrían el acceso más restringido.
Y a continuación cada relato con lo que me ha parecido (aunque en general me han gustado todos):
La condesa misteriosa de W. S. Hayward. Me gustó, aunque no es un verdadero misterio. Se trata más bien de confirmar que alguien se ha enriquecido o tiene una fuente de dinero ilícita. Es una historia bastante curiosa y demuestra que, en algunos puestos, es mejor que la “espía” sea una mujer.
El arma desconocida de Andrew Forrester, hijo. Me gustó el misterio, y en general toda la historia, que es relativamente larga (comparada con las demás). Se nota que cuanto más corto es un relato, menos misterio suele tener. Me resultó muy llamativo que se ofrecieran recompensas para descubrir al asesino, cien libras el estado y los familiares lo que pudieran (o quisieran).
Dagas dibujadas de C. L. Pirkis. Un enigma sencillo, pero interesante. Muy interesante la relación de la detective con su jefe, casi de igual a igual.
El brazo largo de Mary E. Wilkins. Me gustó mucho cómo escribe esta autora, y me pareció bastante original el planteamiento: una acusada buscando probar su inocencia.
El asunto de la puerta de al lado de Anna Katherine Green. En este caso no es un relato corto, es el primer capítulo de una novela, que sirve de presentación de la detective. Aunque me ha dejado con ganas de saber qué pasaría después, ha sido menos frustrante de lo que pensaba no poder seguir leyendo.
El hombre de los ojos feroces de George R. Sims. Cuando leí el apellido pensé que tendría que ver con Michael Sims, pero parece ser que no, es solo una coincidencia. Su detective parece un Holmes en femenino, pero el caso creo que no era digno de una mente tan brillante.
La aventura de la anciana quisquillosa de Grant Allen. Muy divertida, me ha gustado mucho, aunque no fuera lo que yo considero un auténtico misterio. Lo que más me ha gustado ha sido la protagonista, tan moderna y una pionera de la bicicleta.
Las muescas del bastón de M. MacDonnell Bodkin. El que menos me ha gustado. Demasiado corto y con poca explicación.
El hombre que me cortó el pelo de Richard Marsh. Otra divertida. Más que un misterio, se puede considerar la explicación de cómo una niña acaba siendo detective. Y también introduce algo que supongo que sería bastante novedoso en esa época: leer los labios.
El hombre que tenía nueve vidas de Hugh C. Weir. Muy original que no solo tenga una detective, además tiene su propia Watson femenina. La solución del caso me pareció un poco precipitada y demasiado exagerado que la detective profesional continuamente buscara la soledad para investigar (como si haciéndolo con compañía fuera a parecer menos inteligente).
La segunda bala de Anna Katherine Green. Muy rocambolesco, pero interesante, y un poco cruel. Y para mi curiosidad, un final un poco decepcionante.
¿A quién se lo recomiendo?
A los que les gusten las historias de detectives y también a los interesados en cómo vivían las mujeres en esa época.
Ritmo de lectura
Rápido, porque son historias cortas y amenas. He disfrutado mucho del libro.
¿Leerías algo más de los autores?
Pues sí, en general me han gustado todos los relatos, así que leería más de ellos. Pero sobre todo tengo ganas de leer algo de Grant Allen, Anna Katherine Green y Mary E. Wilkins. También me gustaría leer alguna antología más de Michael Sims, me parece que se explica y se documenta muy bien, y además tiene buen gusto seleccionando.