Sinopsis

¿Es la ambición el motor de la existencia? Para Adriana, una profesional de éxito, lo ha sido sin duda durante toda su juventud. Pero la desaparición durante unos meses de Eduardo, su marido, hace tres años, y el pacto por el que deciden no darse ni pedirse explicaciones, abren una fisura en una relación aparentemente perfecta. La única pista que Adriana posee es una postal de Eduardo desde Lanzarote. Y a ella se ve impulsada a viajar cuando el incidente parece definitivamente cerrado. Su encuentro con las personas que conocieron a su marido, en medio de un paisaje primigenio dominado por los volcanes, las palmeras y el mar, le ofrecerá una imagen desconocida del hombre con el que ha convivido durante quince años. El ritmo pausado de la existencia de los nativos, en el que la protagonista se sumergirá por primera vez en su vida, le ofrecerá la ocasión de poner en duda sus principios. Y el encuentro con la pasión amorosa derrumbará sus más firmes creencias.

¿Por qué me decidí a leerlo?

Por la portada, con esa imagen tan delicada, y esos colores. Y también por el título y porque no había leído nada de esta autora.

¿Mereció la pena?

Sí, me gustó mucho. Esta historia la autora la cuenta de una forma muy peculiar, que me ha gustado, a pesar de que siempre me atraen las historias que van directas al meollo, sin interrupciones constantes. En este caso, en el que la protagonista quiere saber, pero a su propio ritmo y parece como que se frena a sí misma, no me importó, me dejé llevar por la historia sin más. Es más, se me hizo demasiado corto el libro. Creo que la autora transmite muy bien el ritmo de vida de las islas, sobre todo de las pequeñas. En la sinopsis hablan de Lanzarote, pero las referencias en el libro son siempre de una isla Mayor y otra isla más pequeña. También se refiere a África y a los volcanes, y te hace pensar en Lanzarote, pero también podría ser cualquier otra isla volcánica.

Mientras Adriana intenta seguir los pasos de su marido por la isla, va conociendo a una variedad de personajes, que le cuentan sus experiencias con él y también un poco de su visión de la vida. Cuando la que narra es Adriana me parece una narración muy delicada (como la imagen de portada), y de repente se interrumpe porque la gente le cuenta cosas de su marido. Pero los momentos en los que habla con esas personas me resultaban muy curiosos, porque se trata de un extraño diálogo, como si fuera más bien un monólogo, sin casi dejarla hablar a ella. El o la que está hablando contesta incorporando la pregunta a su relato o continúa la conversación haciendo referencia a lo que ha dicho su interlocutor, pero no sabes exactamente qué ha preguntado o dicho Adriana. Ahí puede surgir un problema, cuando no te aclara desde el principio quién está hablando.

De todos los personajes el que más me ha gustado ha sido Soledad, por las ideas que transmite. En general los personajes femeninos me han parecido que acaban haciendo lo que quiere el hombre de turno, y viven por y para ellos o sus hijos. Pero me parece más que está reflejando cómo era la sociedad (el libro es de 1988), y no tanto lo que piensa la autora, ni que espere que se tome esa situación como algo normal. Muy revelador que una de ellas comente que las mujeres pobres y sin estudios todo lo que tienen son los hijos, es como decir que esa es su finalidad en la vida.

¿A quién se lo recomiendo?

A los que les gusten las historias sobre conocernos a nosotros mismos y la influencia que tienen los demás sobre nosotros, cómo nos ven… Y a los que les gusten las historias sencillas, pero con un poco de intriga.

Ritmo de lectura

Bastante rápido, a pesar de que parecía que me acabaría meciendo con el ritmo suave de las islas e iría mucho más lenta.

¿Leerías algo más de la autora?

Sí, tengo que leer algo más de ella, aunque todavía no he decidido el qué.