Sinopsis
Es difícil empezar a leer las historias en principio modestas, de una engañosa sencillez de Los peces de la amargura, y no sentirse conmovido, sacudido –a veces, indignado– por la verdad humana de que están hechas, una materia extremadamente dolorosa para tantas y tantas víctimas del crimen basado en la excusa política, pero que sólo un narrador excepcional como Aramburu logra contar de manera verídica y creíble.
Un padre se aferra a sus rutinas y aficiones, como cuidar los peces, para sobrellevar el trastorno de una hija hospitalizada e inválida; un matrimonio, fastidiado por el hostigamiento de los fanáticos contra un vecino, esperan y desean que este se vaya de una vez; un joven recuerda a su compañero de juegos, que luego lo será de atentados; una mujer resiste cuanto puede los asedios y amenazas antes que marcharse… A manera de crónicas o reportajes, de testimonios en primera persona, de cartas o relatos contados a los hijos, Los peces de la amargura recoge fragmentos de vidas en las que, sin dramatismo aparente, de manera indirecta o inesperada –es decir eficaz–, asoma la emoción y, con ella, la denuncia y el homenaje.
¿Por qué me decidí a leerlo?
Cuando hice la reseña de Patria una de los seguidoras de la página me lo recomendó.
¿Mereció la pena?
Lo primero que tengo que confesaros es que no me gustan los libros de cuentos o de relatos. Es una manía mía, lo sé, pero siempre quiero más de ellos, quiero que sean más largos si me gustan. Con este libro me ha pasado lo mismo, me han gustado tanto algunos relatos que se me han quedado cortos y quería más historia.
Son diez relatos cortos sobre la violencia en el País Vasco y con protagonistas de los dos bandos: la víctima, el preso, el herido, la viuda, la madre del terrorista, etc. No se habla de política, ni se victimiza o culpabiliza a nadie, pero todos los relatos llevan una historia horrible que habrá pasado muchas veces en el País Vasco, durante muchos años.
Lo importante no son los atentados, no hay detalles truculentos ni escabrosos, sino lo que afecta a los personajes y cómo queda marcada en ellos la amargura, ya para siempre. Víctimas son todos, los muertos y los heridos, los familiares y los amigos, y esa amargura lleva al silencio, porque de lo que no se habla no existe.
Me gusta mucho cómo escribe Aramburu, lo que cuenta es creíble, verídico; sus personajes nos cuentan sus vivencias y al final resulta una novela coral sin adornos, que remueve por dentro. Me gusta mucho su prosa, muy precisa, y con un vocabulario muy llano, lleno de palabras muy nuestras. Y también cómo orquesta todos los relatos con monólogos, diálogos, narrando en tercera persona o con la concatenación de recuerdos.
Jamás pensé que después de leer Patria, un libro sobre la misma temática me fuera a gustar tanto. El relato que más me ha gustado es el primero, así que me pasó lo que me pasa siempre con las historias cortas: quería mucho más.
¿A quién se lo recomiendo?
A todos los que tengáis interés en ese tramo de historia en el País Vasco. A los que les gusten los libros de relatos. A quien le gusten los libros sencillos, pero crudos y terribles, porque así son las historias que cuenta. Y a los que nos les importe leer libros tristes porque a mí este me ha parecido muy, pero que muy triste.
Ritmo de lectura
Cuando vi que era un libro de relatos pensé que tardaría en leerlo, porque normalmente no me gustan, pero empecé y no pude parar, lo he leído en dos sentadas.
¿Leerías algo más del autor?
Rotundamente sí.