Sinopsis
Miembro, junto a Dorothy L. Sayers o Agatha Christie, del selecto club de escritores de misterio de los años treinta, Anthony Berkeley aportó al género hondura y refinamiento psicológicos y creó un detective atípico e inolvidable: Roger Sheringham, novelista de éxito y detective amateur a sus horas libres.
En esta ocasión, Sheringham se ve envuelto en un estremecedor y complejo caso que une el suicidio de la hija de una corista, la desaparición de la hija de un párroco de pueblo y la muerte de tres chicas que aparecen ahorcadas con medias de seda.
Con su sagacidad psicológica y su original método deductivo, Sheringham acabará desvelando el mapa de los asesinatos que se esconden tras el misterio.
¿Por qué me decidí a leerlo?
Es una historia un poco complicada cómo he acabado leyendo este libro. Todo empezó en el paseo marítimo de Estepona, pasando al lado de dos casetas de libros de oportunidades. No quería pararme mucho (porque me conozco y no quería comprar más libros por el momento), pero de soslayo me fijé que tenían libros de Dorothy L. Sayer. Me paré y vi que justo encima de esos había varios de este autor, que se notaba que también eran de misterio, y me puse a buscar el primero de la saga Sheringham (hasta busqué en Wikipedia cuál podía ser el primero), pero no lo tenían y no compré ninguno.
Unos días después me puse a buscar en eBiblio libros de Dorothy L. Sayer y me salió este libro, al que no me pude resistir, aunque sea el segundo de la saga y me tuviera que saltar la regla de empezar siempre por el primero.
¿Mereció la pena?
Sí, menos mal que después de caer en la tentación ha merecido la pena. Aunque es verdad que eché un poco en falta el primero, porque hacen referencia a la vez anterior en que Sheringham y el detective Moresby colaboraron, en la que pasó algo que avergonzó mucho a Sheringham y que le hizo quedar mal como detective (aficionado), pero no queda claro qué fue exactamente…
Me llamó la atención que el narrador, que no interviene en la historia más que para contarla, se mete con Sheringham como detective y como novelista, y en general en todas las facetas de su vida. No es nada neutral, aunque tiene razón, sobre todo al principio, porque como detective es un poco desastre hasta que empieza a tener las cosas claras y entonces se vuelve muy brillante.
También es llamativo que, aunque están en presencia de un asesino en serie, y las chicas corren mucho peligro, se lo toman casi como un juego. Pero claro, eran los años 30… En novelas más actuales seguro que hubiera sido mucho más dramático, y mucho antes hubieran descubierto que se trataba de una serie de asesinatos y no de suicidios. El título en castellano debería ser: Los crímenes de la media de seda…
¿A quién se lo recomiendo?
A los que les gusten las novelas de misterio clásicas, con algo de humor, en la que los personajes se dedican a disfrutar de la vida cuando no están resolviendo crímenes.
Ritmo de lectura
Bastante rápido, engancha bastante.
¿Leerías algo más del autor?
Sí, quiero más.