Sinopsis
Un hombre mayor está encerrado en una habitación, sentado en la cama. No recuerda quién es ni qué está haciendo allí. Los pocos objetos que hay tienen una etiqueta con su nombre. Sobre un escritorio ve una pila de fotografías y otras de papeles cuya importancia no es capaz de descifrar. Ignora que está siendo vigilado: lo que leemos es el informe de los movimientos de este amnésico personaje al que llaman Mr. Blank y de las sucesivas visitas que irá recibiendo a lo largo del día. Una serie de enigmáticos personajes relacionados de algún modo con su pasado pretenden ajustar cuentas con él. Se sienten agraviados y ahora reclaman justicia.
A pesar de todo, otros le muestran su gratitud, como la mujer que se encarga de cuidarle, Anna (a quien está especialmente unido pese a haberle hecho algo terrible que no logra recordar). Cada visita proporcionará nuevas pistas sobre la identidad y el oscuro pasado de Mr. Blank. Aunque le resultan vagamente familiares, no recuerda exactamente qué le liga a esas criaturas resentidas, pero sí se intuye responsable, o directamente culpable, de su destino: “Piensa que son los agentes a quienes ha enviado de misión a lo largo de los años, y tal como ocurrió con Anna, quizá algunos, muchos de ellos, o todos en general no salieron muy bien parados”.
¿Quién es realmente Mr. Blank? ¿Cuál es su relación con esos personajes que lo tienen encerrado? ¿De qué lo acusan? Uno de los misteriosos manuscritos que hay entre los papeles encierra la clave de su situación actual. La novela deviene entonces en una inquietante mise en abyme en la que resuenan ecos de las principales obras de Paul Auster y pasa a ser una pieza central e imprescindible en el complejo puzle metaliterario del escritor neoyorquino. Viajes por el Scriptorium es, en definitiva, una enigmática y fascinante reflexión puramente austeriana sobre las inextricables relaciones entre lenguaje, memoria e identidad.
¿Por qué me decidí a leerlo?
Porque mirando en la biblioteca me fijé en los libros que tenían de este autor, del que no había leído nada, y me llamó la atención la trama y que no me sonara el título. Tengo que reconocer que si me hubiera leído toda la contraportada, igual hubiera probado con otro libro, en parte porque parece que si te has leído otros libros anteriores entenderás mejor la historia.
¿Mereció la pena?
Lo que me ha hecho sentir este libro al terminarlo se puede resumir en una palabra: perplejidad. La historia me ha parecido muy extraña, parecía que cualquier cosa podía pasar, sobre todo al principio. Luego ya empecé a intuir qué podía estar pasando y en cierta forma acerté. Eso sí, el final me pareció un poco decepcionante, porque me esperaba alguna explicación más, pero es un buen final, acorde con el resto del libro.
Aunque yo no soy de las firmes defensoras de leer libros en versión original, a no ser que domines el idioma, porque creo que hay excelentes traductores, este libro es una demostración de que a veces se pierden cosas por leer el libro traducido. En este caso solo se trata de un pequeño detalle: que el hombre se llame Mr. Blank, que en inglés significa “en blanco”, y que probablemente es en referencia a que está amnésico.
¿A quién se lo recomiendo?
A los que les gusten historias que no son lo que parece y te hagan reflexionar. Y supongo que a los seguidores de Auster, pero no puedo comparar con otros libros.
Ritmo de lectura
Bastante rápido. A mí los enigmas me suelen llamar mucho la atención y quiero que dejen de ser un misterio.
¿Leerías algo más del autor?
Probablemente, sí, aunque no sabría ni por cuál empezar, con tantos libros que ha escrito y muchos tan famosos.