Mientras algunos dan por perdido al libro, otros creen que hay que cambiar la forma de promocionarlos u ofrecer otros servicios. Aquí reunimos varias ideas que hemos encontrado (sobre todo Concha), aunque a mí (Sandra) no me terminan de convencer las últimas innovaciones. Sí que me gusta más la idea de combinar otros productos con libros, para que los ávidos lectores se interesen por lo que venden o incluso que los compradores de esos productos se acerquen a los libros.

Empezamos por Plains Stone de Violeta Mackialo, en el que se interactúa con la historia colocando una tablet encima del libro. Algunas de las ilustraciones que se ven en el libro impreso se complementan través de imágenes en realidad aumentada (que se ven en la pantalla). Lo mejor es verlo en este vídeo, porque igual así explicado no se entiende muy bien. Además, el efecto de las imágenes cambiando es muy llamativo, me gusta.

También está la moda de dejar que te sorprendan. Pero no se trata de esperar que alguien de tu entorno te regale un libro, sino de apuntarte a Bookish, o empresa similar, para que cada mes te manden a casa uno o dos libros sorpresa dentro de una caja. En algunas hace falta suscribirte, pero en otras puedes pedirlas individualmente e incluso sabiendo lo que lleva dentro (porque la empresa ya ha dado a conocer de qué libro se trata). Te prometen que puedes confiar en su elección, que normalmente es alguna novedad editorial. Y casi siempre lo acompañan de algo más: información sobre el libro, alguna taza personalizada, marcapáginas…

El tema de la biblioterapia también puede dar beneficios. Esta técnica de autoayuda o terapia se basa en que «al abrir un libro nos sumergimos en diferentes historias que nos hacen olvidarnos de la nuestra». El Manual de remedios literarios. Cómo curarnos con libros de Ella Berthoud y Susan Elderkin es un buen ejemplo de esto. Organizado alfabéticamente, para cada dolencia recomiendan un libro, por el poder curativo de la palabra escrita. Aquí podéis leer un fragmento.

Si quieres diferenciarte de otras bodegas puedes incluir relatos (cortos) en la etiqueta de las botellas. Esta es la idea que tuvieron en Reserve Innovation, una agencia de diseño que se asoció con la bodega Matteo Correggia para crear Librottiglia, una línea de vinos con toque literario. Son dos tintos y un blanco, y cada texto «marida» con el vino. Estos vinos se pueden comprar en su página web, pero las historias están en italiano.

Y luego está el auge de los audiolibros. Para los que no pueden leer o no quieren, para los que no tienen tiempo, para los que les guste hacer ejercicio y variar escuchando un libro… Como si fuera Netflix o Spotify, ha surgido una nueva aplicación para el móvil llamada Storytel (y no sería de extrañar que luego aparezcan más si tiene éxito) con tarifa plana: todos los audiolibros que quieras por una cantidad al mes, y también e-books. Además, existe Audible, de Amazon, que para audiolibros románticos (o más bien eróticos) tiene un algoritmo que te permite ir directamente a las escenas de sexo, y así te saltas las partes «aburridas».

Como decía al principio a mí no me convence mucho ninguno. Bueno, lo del vino me parece curioso, pero como algo puntual (y espero que se pueda quitar bien de la botella, porque me lo quedaría de recuerdo y no me gustaría que se manchara de vino). Pero entiendo que no todo el mundo es igual que yo, que hay gente que puede necesitar un extra o una forma diferente de acercarse a los libros, así que bienvenidas sean todas estas iniciativas si permiten seguir contando historias.