Sinopsis

Escrita en 1974, dos años después de haber recibido su autor el Premio Nobel de Literatura, y llevada a la pantalla por Schlöndorff, El honor perdido de Katharina Blum es una novela que no ha perdido en nada la actualidad que en su momento la convirtió en un éxito espectacular: ese mismo año se vendieron doscientos mil ejemplares, siendo traducida en poco tiempo a dieciocho lenguas distintas. En ella, el escritor alemán Heinrich Böll, nacido en Colonia en 1917 y fallecido en 1985, muestra las consecuencias que los manejos y el eco de la prensa sensacionalista pueden tener en la vida del individuo. Katharina, acosada por un público ávido de sensaciones y dispuesto a creerse cualquier titular, cuanto más truculento mejor, llega hasta el extremo de cometer un crimen con impresionante sangre fría […]. Mentiras, difamaciones y calumnias se extienden en un caso como este con mucha mayor facilidad que la verdad.

¿Por qué me decidí a leerlo?

Hace tiempo que conocía el libro, pero no me decidía a leerlo. Primero, porque me interesaban más otro tipo de historias, y, después, porque lo del «honor» me sonaba demasiado anticuado. Pero haciendo un repaso de los libros que tenía sin leer me fijé en la sinopsis y me di cuenta de que ahora sí me podría interesar.

Y me ha servido para mis dos retos de lectura. En el reto Todos los clásicos grandes y pequeños de Las inquilinas de Netherfield como «clásico en el que el personaje principal sea una mujer», del Nivel 1, y en el #Reto20Pecera de La Pecera de Raquel, para la categoría o premisa de “un libro con un título de más de veinte letras” (en castellano son 29 letras, y en alemán, 32).

¿Mereció la pena?

Sí, mucho. A pesar de que la historia me agobiaba, la forma de narrar de Heinrich Böll hizo que fuera más soportable, y que incluso me pareciera amena en algunos momentos. La historia nos la cuenta un narrador en tercera persona, relatando, de forma resumida, lo que ha pasado, siempre según las declaraciones de los que se ven involucrados. No parece un narrador moralista, ni que se dedique a juzgar lo que está bien o mal, ni trata de justificar unas u otras acciones, pero de vez en cuando sí que dirige nuestra atención hacia determinados comentarios o afirmaciones, para que nos demos cuenta de que todo lo que ocurre es una injusticia detrás de otra. En algunos momentos tuve que releer, porque el autor, tratando de que la narración no se haga pesada, resume mucho, y no hace grandes presentaciones de los personajes o de la situación, y eso a veces hacía que me perdiera un poco. Me hubiera venido bien que el libro tuviera un dramatis personae, para poder recurrir a él y recordar qué puesto tienen en la policía o en la fiscalía algunos personajes.

Toda la trama gira en torno a Katharina Blum, una mujer joven, muy atractiva para los hombres, independiente, con las ideas muy claras sobre cómo llevar su vida… Y un día, por cruzarse y enamorarse de un hombre buscado por la justicia, su existencia se ve totalmente alterada. Pero también la de sus allegados, que no saben qué es peor: hablar con la prensa o no, porque el periodista que lleva el caso al final cuenta lo que le parece a él mejor, es decir, lo que da más morbo y puede escandalizar más. En determinados momentos me desconcertaba Katharina, porque parece que se toma las cosas de forma muy fría. Al final pensé que más bien es una pose, porque cuando explica por qué comete el crimen me pareció bastante comprensible y nada frío. Pero también creo que no se la debe juzgar por su forma de ser. Da igual que sea una mojigata o que tenga un pésimo gusto con los hombres, o que sea fría y distante, o que no se arrepienta de lo que ha hecho o sí que lo haga. Lo fundamental de esta historia es que nadie merece ser tratado así, inundando su vida de mentiras y medias verdades, y exponiéndola a la opinión pública. Ni por vender más periódicos ni por cerrar un caso o dar la impresión de que se está haciendo algo para que la gente se sienta más segura.

Lo de “no dejes que la verdad te estropee un buen titular” (o también un “buen caso” que haga creer a la población que tienes controlado el peligro que sea) en este libro está muy claro. En toda la novela se van dando las noticias y exclusivas de “el PERIÓDICO” (así, en mayúsculas, para dejar claro que tienen que darse importancia, porque ellos lo valen), que “casualmente” se parece muchísimo al periódico Bild, que sigue existiendo y probablemente dando las noticias de la misma forma. La dirección del periódico espera que sus periodistas traigan ese tipo de noticias, así que es normal que al final acaben seleccionando y pagando muy bien a seres despreciables, como es el caso del periodista Werner Tötges. Como periodista me pareció de lo peor, pero cuando se descubre algo más de su personalidad me pareció el ser más despreciable de toda la novela, y de muchas otras que haya podido leer.

La novela es de 1974 y está basada en hechos reales, o en un hecho real, pero no he sido capaz de encontrar alguna alusión a ese hecho concreto. Aunque tampoco es que sea necesario saber en qué se basa, probablemente se pueden encontrar muchos ejemplos en los que el amarillismo ha causado un daño similar. Me pareció una historia bastante actual, excepto en el tema del honor. Hoy en día creo que por suerte casi no usamos esa palabra para referirnos a las mujeres y su vida sexual, aunque probablemente a muchas se las censura igualmente. En este caso, Katharina moralmente es irreprochable (hasta podrían llamarla monja o puritana) hasta que encuentra el amor y se deja llevar. Lo de dejarse llevar me pareció comprensible, luego ya su actitud hacia su enamorado no tanto, más que nada porque no parecía ser realmente correspondido, pero el amor consigue que se hagan tantas tonterías…

Lo que más me ha llamado la atención es que también es un buen ejemplo del machismo que existía en la época, porque siempre se destaca que el libro es una denuncia del amarillismo. Katharina parece que tiene que soportar que casi todos los hombres que se le acercan crean tener algún derecho sobre ella. Y esa situación me agobió más que los excesos de la prensa, y más todavía porque es algo que, según cuenta la propia Katharina, ha estado sufriendo desde que tenía catorce años y empezó a atender mesas. Acercamientos indeseados, hombres que no aceptan un no y siguen intentándolo, amenazas e insultos por no ceder a sus exigencias… Y siempre pensando que, si se acostó con uno o si recibía visitas masculinas, se acostaría con cualquiera.

¿A quién se lo recomiendo?

A quien quiera ver cómo la prensa, queriendo vender más y dedicándose a mentir descaradamente, puede destrozar la vida de una persona. O de más de una. Igual que las ganas de acusar o cerrar un caso por parte de las autoridades. Y lo duro que puede ser para las mujeres tener que soportar una moralidad que a los hombres no se les aplica.

Ritmo de lectura

Medio, tirando a lento. No sé por qué no lo he leído más rápidamente, porque me parecía muy interesante y ameno, pero lo he leído poco a poco. Puede que no me apeteciera llegar al final porque desde el principio sabemos qué crimen comete Katharina, y que ese es el final de la historia. Y no quería llegar a esa parte.

¿Leerías algo más del autor?

Creo que sí, porque me ha gustado su estilo de narración. Aunque no sé si en otros libros será igual, así que también tengo curiosidad por descubrirlo.