Sinopsis

Siguiendo una costumbre sarda cuyos orígenes se pierden en el tiempo, una anciana y una niña se unen a través del sagrado vínculo de la «adopción del alma». Estamos en Soreni, un pequeño pueblo de Cerdeña, en los años cincuenta. Bonaria Urrai, la modista del lugar, mujer de antigua belleza y perenne soledad, ha adoptado a María, cuarta hija de una familia humilde que la descuida. Así pues, la vida de la niña, ahora fill’e anima, hija de alma, de la tía Bonaria, se transforma por completo, y a su fina percepción no escapa el aura de misterio que envuelve a su nueva madre, los largos silencios, las extrañas salidas nocturnas y la sombra de temor que enciende los ojos de quienes se cruzan en su camino. Y aunque María crece feliz y amada junto a Bonaria, en realidad ignora una verdad que todos conocen, además de coser vestidos, su madre de alma es la mujer que reconforta a quienes se acercan al final del camino.

¿Por qué me decidí a leerlo?

Siempre me ha interesado el tema de la eutanasia y sabía que los sardos sí que lo afrontaban sin pudores ni tabús desde la antigüedad. Así que, al ver este libro galardonado con el premio Campiello, un premio muy importante en Italia, me apeteció mucho leerlo.

¿Mereció la pena?

En sardo la palabra «acabadora» define a una mujer que ayuda a otros a terminar lo que empezó al nacer, o sea, le ayuda a morir. Para los sardos no es una asesina, muy al contrario, representa el amor y la piedad hacia el prójimo. Tenemos que pensar que eran una sociedad dedicada al campo, que cuando alguien enfermaba era una carga para toda la familia porque no podían trabajar los que se dedicaban a su cuidado. Era el mismo anciano o enfermo el que pedía que se le liberara de la carga de la vida en ese estado, y la acabadora le ayudaba. Hay que decir que no existen textos escritos que prueben que existían acabadoras porque era una tradición que se transmitía de forma oral.

La acabadora es una novela cortita y muy sencilla, ambientada en los años 50 en Cerdeña que aborda un tema muy espinoso, como lo es la eutanasia, pero lo hace con mucha delicadeza y sutilidad. No pretende en ningún momento adoctrinar o ponerse de parte de ninguna postura moral, se pueden extraer tanto lecturas a favor como en contra, es bastante objetivo. Y lo mejor de todo es que nos hace meditar sobre cuál es nuestra postura.

Maravillosa la ambientación rural del pueblecito de Cerdeña, una comunidad muy cerrada con un carácter muy austero, que se niega a avanzar hacia la modernidad como otros pueblos vecinos y solo quiere quedarse con las viejas costumbres. Nos cuenta sus chismorreos, sus riñas vecinales, sus supersticiones, sus costumbres ancestrales que siguen en nuestros días, sus tabús, y todo esto lo hace con mucho encanto, incluso haciendo muchas veces mención de recetas de dulces italianos.

Es una novela que sobre todo habla de la vida y la muerte, en una comunidad que vive el tema de la muerte de una manera muy natural, que nos debería hacer pensar sobre cómo lo vemos nosotros y cómo queremos que sea nuestra vida y nuestra muerte. Y también nos conduce a pensar que no debemos juzgar a los demás y debemos escuchar formas diferentes de opinar.

¿A quién se lo recomiendo?

A los que os gusten los libros sencillos y cortos

A todos aquellos que os gusten los libros en los que se habla de la vida rural. Aquí se cuenta cómo es la vida en un pueblo bastante atrasado de los años 50 en Cerdeña.

A los que os gusten las novelas en las que se hable de vida y muerte, pero también de amor y odio, despecho y generosidad, egoísmo y altivez.

Ritmo de lectura

Ha sido muy rápido, porque me ha gustado mucho y, además, era muy cortito.

¿Leerías algo más de la autora?

Claro que sí.